𝐑𝐄𝟒:𝐑 → 𝐈

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𝐎𝐭𝐨ñ𝐨, 𝟤𝟢𝟢𝟦
𝐓𝐫𝐚𝐧𝐬𝐜𝐮𝐫𝐬𝐨 𝐡𝐚𝐜𝐢𝐚 𝐞𝐥 𝐩𝐮𝐞𝐛𝐥𝐨.

𝟢𝟩:𝟤4 - hrs.

—¿Qué los trae por aquí? —Preguntó el policía inclinándose para atrás mientras miraba a los dos muchachos cuya apariencia era extrañamente vista por estos alrededores. —¡Vamos!, ¿acaso te mordió la lengua el gato? —Insistió el policía refiriéndose al americano que se ubicaba a un lado de la puerta del coche.

Los policías rieron y esperaron alguna respuesta.

—Digamos que estamos en busca de alguien. —El hombre de cabellos rubios y profundos ojos azules respondió. Su voz era tranquila pero se le notaba incomodidad.

—Ese "alguien" debe ser muy... importante -Uno de los policías tomó una pausa y volvió a hablar.— El jefe lo dejó bien claro: ¡Ayudadle! —Bromeó al girarse para mirar el camino rocoso, los árboles y la niebla de baja intensidad.

—Bueno, podría decir que no vinimos a bailar Cumbayá alrededor de una fogata... ¿O quién sabe?, quizás sí.

La mujer que estaba al lado, tomó un respiro y ocultó sus ojos negros bajo sus largas pestañas.

—Parad el coche hombre...

Al bajar del auto, el hombre se vio rodeado de una fría brisa que rozaba sus mejillas, dejándolas erizadas. Con un respingo, cierra la puerta trasera y echa un último vistazo hacia el interior del coche donde el resto del grupo seguía esperándolo, giró hacia delante y se adentró por un camino que se desconectaba completamente de la ruta principal.

—Sí que se toma su tiempo, ¿Se habrá caído? —Retomo el policía mientras le daba una calada al cigarrillo que se encontraba atrapado en sus ásperos dedos— ¿Por qué no van a echar un vistazo?... No queremos multas de estacionamiento- Este los miró por el espejo retrovisor y sonrió.

La pelinegra al bajarse del coche policial, no pudo evitar remendar al policía.— Multas de estacionamiento... claro.

A pesar del patético comentario, ella tomó una bocanada de aire y se bajó, cerrando suavemente la puerta del coche.

—Disculpa... ¿Dijiste algo? —El policía parecía confundido mientras veía a los muchachos alejarse poco a poco.

—No, nada...


𝐄𝐥 𝐛𝐨𝐬𝐪𝐮𝐞, 𝐞𝐬𝐩𝐚ñ𝐚.

𝟢𝟩:𝟧𝟥 - hrs

Ambos adentraron más a la zona rural, avanzando por aquel camino desnivelado, con piedras de diferentes tamaños y charcos de lodo.

Leon había notado lo silenciosos que estaban, por lo que decidió romper el hielo de una vez por todas- Lo encontraremos, ¿entendido? -Ella asintió mientras continuaba caminando a su lado, observando cada detalle del lugar.

—Bien... —Retomó Leon tras descansar sus frías manos en los bolsillos de su chaqueta de cuero color café.

Leon y Hasley optaron por evitar hablar sobre lo sucedido hace seis años, lo que provocó una conducta gélida por ambas partes. Pese a ello, eran conscientes de que necesitaban hablar y que no era el momento adecuado para hacerlo.

—¿Cómo has estado? —Platico la pelinegra.

—Yo bien, gracias —Él la miró y sus labios se curvaron en una cálida sonrisa. Se sentía como si fueran paralelos completamente diferentes y la sensación que generaba era algo incómoda para ambos.

𝐒𝐓𝐎𝐑𝐌  |  𝖫𝖾𝗈𝗇 𝖪𝖾𝗇𝗇𝖾𝖽𝗒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora