Compañeros de cuarto

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Hace 15 años, academia.

Hace quince años, en una tranquila madrugada, el mundo estaba envuelto en sombras. Las estrellas se destellaban en el cielo nocturno como diamantes incrustados en terciopelo negro. Dentro de la majestuosa Biblioteca Real, una estancia de mármol y madera oscura que parecía resistirse al paso del tiempo, Ballister se sentaba en silencio. A su alrededor, las altas estanterías repletas de antiguos volúmenes se alzaban como guardianes silenciosos del conocimiento. Había algunas computadoras encendidas con acceso a cualquier cosa pero ballister prefería algo por sobre todo ello.

El joven, de cabello oscuro y ojos curiosos, estaba inmerso en un mundo de palabras y cuentos. La Reina, una figura regia con su vestimenta real y una sonrisa gentil con su tez morena y el pelo aún suelto, le hablaba con una voz que resonaba como el eco de tiempos olvidados.

—Ballister, debes comprender que el mundo que conocemos hoy no siempre fue así, — susurró la Reina, con un tomo antiguo en sus manos que parecía tener siglos de historia en sus páginas. A medida que hablaba, hojeaba el libro ilustrado, y las imágenes cobraban vida en la tenue luz de la sala. — Y entonces el dragón soplo fuego y derrotó al vulgar príncipe y salvo a la princesa del eterno matrimonio. Fin.

— jaja pero así no dice...— Río Ballister.

— Pero es una linda verdad. Para mí lo es. — Respondió la Reina.

Los rayos de la luna se filtraban por las altas ventanas arqueadas, pintando patrones de luz y sombra en el suelo de mármol pulido. El aire estaba cargado con el perfume de los libros, un aroma que evocaba conocimiento y misterio, un olor que se había impregnado en cada rincón de la sala a lo largo de los años.

— Pero es muy tarde, casi son las 5 de la mañana. — Dijo la reina con preocupación.

—Comprendo, Su Majestad —respondió Ballister con sinceridad—. Pero a veces no puedo dormir, y pasan muchas noches en las que me siento solo, creo que el aun esta molesto y vendrá por mi...—La Reina, con empata en sus ojos, entendía la soledad que atormentaba a su pequeño, que llevaba cuatro años en el castillo sin hacer amigos.

— Te hacen falta amigos — Respondió con cierta ironía.

— Pero no quiero!  —exclamó Ballister, dejando escapar su naturaleza directa—. No sé si eso es posible con la Directora dando vueltas por aquí, pero bueno, lo intentaré.La Reina soltó una risa suave ante la respuesta sincera y ligeramente grosera de Ballister.—Debo pedirte que descanses, Ballister. Son las cinco de la mañana, ya las once tienes entrenamiento. Prometo hablar con la Directora para que no interfiera. Quiero que encuentres amigos y te sientas más a gusto aquí.

El joven Ballister, con la pesadez de la madrugada en sus pasos, atravesó los corredores del castillo en dirección a su habitación. Pasó junto a las puertas de los cuartos de los jóvenes aspirantes a caballeros, donde los futuros defensores del reino descansaban en sus camas. Los susurros de sus sueños llenaban el pasillo, recordándose que todos allí eran hijos de respetados caballeros. Todos, excepto él. Al llegar a su propia habitación se topo con la puerta abierta, la oscuridad y el silencio lo recibieron. No había familia ni linaje noble que respaldara su presencia en ese lugar. Era el único entre todos los jóvenes que no pertenecía a esa casta selecta. Al encender la lámpara de aceite en su mesa, una nota escrita con plumón negro captó su atención. La carcajada burlona de una carita dibujada a un lado de las palabras le indicó que el contenido no sería amable.

"Fuera aquel que no es descendiente de Gloriana", rezaba el mensaje con un tono despreciativo. La crudeza de esas palabras era un recordatorio constante de su diferencia, de su falta de pertenencias en ese lugar. Ballister sintió un nudo en la garganta, pero ya tenia casi 5 años aprendiendo a controlar sus emocionas y eso no iba a tirar todo a la borda. La luz reveló algo que los demás no podían ver: desde el día en que había llegado al castillo, nadie había logrado derrotarlo en combate. Sus habilidades con la espada y su destreza en el entrenamiento eran notables. Tal vez, solo tal vez, los mensajes despectivos eran producto de la envidia. Tal vez esa época de su vida no fue tan mala como parecía.

Bad Ending (Nimona 2023)Kde žijí příběhy. Začni objevovat