━━━━ Un contrato que uniría dos vidas que no se conocen en lo absoluto. Una parte lo hace por su imagen y carrera, y la otra para que su empresa no se vaya a la ruina y mantener a salvo a una persona que ama.
Ella solo quiere, por lo menos, llevarse...
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📍 París, Francia
Solté un grito emocionado y Selena soltó uno igual, me tiré sobre ella para abrazarla haciendo que caigamos al suelo. Nuestras piernas se enredaron cuando quisimos aferrarnos con ellas a nuestras cinturas y reímos.
-¡Madrina! -gritó mi ahijado.
Sentí unos pesos encima nuestro, por lo que alcé la cabeza como pude para mirar a mis sobrinos, Vicky y Gio me sonreían ampliamente al igual que yo.
-¿Por qué gritamos? Díganme así grito con ustedes -escuché a mi primo exclamar desde su mini gimnasio. Salió y al vernos soltó una carcajada mientras se acercaba-. ¿Qué haces acá, loca?
Leo nos ayudó a levantarnos y nos abrazamos fuertemente, cerré los ojos disfrutando esto. No sabía cuánto necesitaba un abrazo de él hasta este momento, lo había extrañado una banda. Desde chicos, él, sus hermanas y yo fuimos muy unidos, sobretodo nosotros dos al ser los más chicos, ellos son los hermanos que nunca tuve.
-Vine porque tenía que arreglar unas cosas en mi tienda y porque en unos días es tu cumpleaños, bobo.
Nos separamos y me miró a los ojos, me está analizando, lo conozco.
-¿Segura que eso nomas?
Esquive la mirada de los dos, sintiendo mis ojos cristalizarse, y la bajé a mis manos.
-¿Emi? -me llamó Sele preocupada.
-Necesito de su ayuda con algo importante y muy, pero muy, confidencial. Nadie se puede enterar de esto, nadie.
Ellos compartieron una mirada preocupada y después volvieron a mirarme.
-¿Por qué no tomamos unos mates y nos contas? -Selena me sonrió de forma cálida.
La amo, basta.
Si Leandro no se apura se la voy a terminar robando.
Asentí en su dirección, alcé en mis brazos a Gio que me estiraba sus manitos y agarré la mano de Vicky con mi mano libre. Seguí a mi primo hasta el comedor, nos sentamos en la mesa y nos pusimos a hablar de nuestra familia. Minutos después Sele volvió con el termo y las cosas del mate en una bandejita de madera.
-¿Qué es lo que te afecta tanto? -cuestionó Leo, mirándome fijamente.
-Me voy a casar -solté sin más.
Los dos me miraron con sorpresa, los ojos y las bocas abiertas.
-¿Qué? -exclamaron al unísono.
Procedí a contarles todo lo del infumable de Paulo y el como me tenían que ayudar.
-No, estás loca si pensas que te vamos a dejar hacer eso -negó Selena con un poco de enojo.
Hice una mueca-. Lamentablemente ya es tarde, Sele. La semana pasada firmamos el contrato y si no lo hacía mi papá... -me callé con cierto miedo.
