⚛ El inicio ⚛

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Alan POV:

Mi abuela decía que siempre debíamos ver el lado positivo de todo aquello que nos sucediera pero ¿cómo se yo cuál es el lado positivo de que me suspendan la matrícula de la universidad? ¿Qué tiene de positivo estancar mis estudios durante unos meses por las mentiras de alguien? Porque eso no tiene más nombre que ese: Mentiras. Viles mentiras.

—Ya le dije que eso no es cierto. —repetí como por quinta vez en lo que iba de hora. —No fuimos novios, sí, nos veíamos de vez en cuando pero nunca hubo un compromiso entre nosotros y disculpa si suena mal, pero yo siempre te deje claro que no quería una relación contigo y tú lo aceptaste,  por lo mismo nos cuidé; porque no fue solo a mí, aún cuando me dijiste que tomabas la pastilla quise cuidarme yo para no caer en esto precisamente. ¿Por qué justo cuando decidí terminar lo que sea que tuviésemos?

—Cuidado con lo que insinúa sobre mi hija, joven —el estruendo de la palma del rector chocando contra el escritorio nos sobresaltó tanto a la chica a mí lado como a mí —bajo ningún concepto pienso permitir que insinúe algo que afecte la imagen de ella.

—Es que no insinúo, afirmo que su hija está obsesionada. Y si no me cree pregunteselo a su compañera de residencia, pregúntele sobre lo que oyó una noche mientras su hija hablaba con una de sus amigas.

Esa era mi última carta a jugar, había negado de mil maneras las acusaciones de ella y él simplemente no se iba a poner imparcial, no tratándose de su hija. Aún cuando esta mentía.

El hombre frente a nosotros levantó el teléfono e hizo una llamada, casi veinte minutos después se oyó el golpeteo en la puerta del despacho y luego una cabellera cobriza se dejaba ver. La pobre Sussy entraba cohibida.

—Señorita Spencer ¿podría tomar asiento por favor?

La chica hizo lo pedido y se sentó en otra silla a mi lado derecho. Jugueteaba con sus dedos, rascando el esmalte granate de sus uñas. Estaba nerviosa y la entendía, jamás había tenido que estar en una situación así, pude comprobar que era alguien bastante asocial ese día que se acercó a mí para decirme lo que había oído. Y gracias a Dios lo hizo porque sino no sé que sería de mí en este momento.

—¿Podría decirme qué fue eso que dijo la señorita aquí presente y en qué beneficia al señor Johnson en esta situación? —preguntó el rector, dejándose caer en el respaldo de la silla y cruzándose de brazos.

La chica recién llegada vió de mí a Jess y soltando una exhalación empezó a hablar.

—Podría hablar más alto, es que no la escucho. —pidió el hombre frente a nosotros.

—...Le decía que un día que llegué a la residencia de mi ultima clase; sin querer oí como Jessica hablaba con alguien en su habitación, tenía la puerta medio ajustada y hablaban bastante alto, era imposible no oírla contándole a su amiga Corine lo que pretendía hacer. Cómo pretendia mentirle a Alan diciendole que estaba embarazada, incluso que ya había quedado de salir con alguien más y decir que no iba a cuidarse solo para asegurarse de que su plan no saliera mal...

Con cada palabra que Sussy decía; Jessica le lanzaba miradas cada vez peores.

»Hace dos noches la oí quejarse por teléfono, y no, no vivo pendiente de tu vida, Jess. —volteó a ver a la mencionada —Es solo que para ser secretos hablas como si quisieras que toda la residencia te oyera. Te quejabas con tu amiga porque el plan te había salido mal, mencionaste algo de una prueba y que esta había salido negativa...

—¡Eso es mentira!

Jess se levantó como si tuviese un resorte en el culo y por poco se le va encima a la cobriza. De no ser porque la sujeté le hubiese hecho aunque sea un rasguño.

La versión de AlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora