𝐑𝐄𝟒:𝐑 → 𝐈𝐈𝐈

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Leon y Hasley permanecían juntos mientras observaban el ritual que los ganados habían formado alrededor del cuerpo quemándose y del fuego.

—Por aquí —Dictó Leon tras escabullirse por un pequeño camino que conducía a las partes traseras de las casas.

—¿Qué diablos está pasando con la gente? —La mujer de cabello oscuro examinó el área con cautela.

Él agitó sus manos y rápidamente apretó sus puños con fuerza, provocando el débil sonido de sus guantes debido a la fricción del cuero.

Mientras continuaban avanzando juntos, Elise observó en la distancia a una mujer que ocupaba su tiempo en juntar paja acumulada en el piso con una horca. La tarea que estaba llevando a cabo parecía ser ardua y esta parecía estar agotada, con una sudoración considerable como resultado. Se notaba la fatiga en sus rasgos, aunque seguía intentando completar su trabajo de la manera más minuciosa¹ posible.

—El pueblo parece haber muerto hace muchos años —Agregó Hasley en un susurro, mientras sacaba el arma por cualquier enfrentamiento.

Leon miró con detenimiento los ojos almendrados de Hasley, apretando su mandíbula mientras reflexionaba su próximo movimiento. Entonces, sin que nadie lo notara, se acercó sigilosamente a la mujer tratando de no hacer ruido al sacar su cuchillo para hundirlo rápidamente en su cuello.

El hecho de ser sigiloso le permitió hacerlo de manera rápida y precisa, sin que nadie se percatara de lo que estaba ocurriendo.— Sigue adelante, luego te alcanzo —Ordenó luego de dejar cuidadosamente el cuerpo de la mujer sobre el suelo, provocando la pérdida de calor corporal en ella.

El cielo azulado de la mañana se fue transformando poco a poco en un tono dorado, mostrando un amanecer perfecto ante los ojos de los agentes.

En lo que Leon aceleraba el paso para seguir el ritmo de Hasley, ambos saltaron la valla, con la esperanza de pasar desapercibidos. Delante de ellos, había una torre alta, cuya altura hizo que Hasley se detuviera brevemente y observara la escala de la esta antes de seguir la ruta.

Continuaron su camino, dirigiéndose a las casas que se encontraban cerca de la salida.

—Por aquí —Señaló Leon la pequeña cabaña vacía.

Una vez dentro, Hasley dejó caer su mirada por todo el lugar, examinando cada detalle de la pequeña cabaña mientras que Leon la observaba con interés, haciendo un esfuerzo por no ser demasiado obvio, ya que algo en ella había captado su atención. Quizás fue la forma en que su cabello fluía mientras se movía o la forma en que ella se comportaba.

Antes de que pudieran continuar observando la cabaña, los auriculares de estos sonaron con la voz de Hunnigan uniéndose a la transmisión.

Nido a Cóndor Uno y Dos. Identifiqué la ruta al lago... Debería haber un gran molino, y también hay un camino que va por detrás.

—Un molino, recibido.

Bien les mandaré la ubicación. Por favor tengan cuidado... Hunnigan fuera.

La mujer de cabello sedoso que se encontraba con sus brazos bajo su pecho, analizó a Leon mientras estaban a solo unos pasos de la salida.

—Ashley no puede estar muy lejos —Ella pronunció, acercándose a la figura imponente de Leon para ver la ubicación que Hunnigan había enviado.

Mientras intercambiaban miradas rápidamente, ambos examinaron cuidadosamente el mapa para determinar la ubicación que debían explorar. De acuerdo con la teoría de Leon, la ubicación no debería encontrarse muy lejos.
Hasley señaló con la cabeza en señal de acuerdo y ambos se dirigieron discretamente hacia la salida, recorriendo pocos pasos antes de llegar a unas imponentes puertas de madera que se alzaban frente a ellos, parecidas a las anteriores puertas de metal.

𝐒𝐓𝐎𝐑𝐌  |  𝖫𝖾𝗈𝗇 𝖪𝖾𝗇𝗇𝖾𝖽𝗒Where stories live. Discover now