Prólogo

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"Mi dolor se convirtió en tristeza y mi tristeza en ira. Mi enojo se convirtió en odio y olvide como sonreír"
Capítulo dedicado a ittsheart

Frío, tenía tanto frío que si fuera capaz de controlar su cuerpo estaría temblando. Sin embargo, él que dictaba sus movimientos, vestía una camisa roja sin mangas, bañándose en la calidez de la habitación, incluso se quejaba del clima tan asfixiante que traía consigo el verano.

¿Por qué era él quien tenía que estar a punto de congelarse? No importaba la estación, ni a que temperatura estuvieran, en la habitación oscura que habitaba su esencia, siempre hacia frío, y no había cobijas ni colchas que lo abrigaran.

Sus hermanos daban vueltas por toda la casa, parecían felices, extasiados de poder disfrutar de las vacaciones, y lo peor, era ver a su cuerpo participar en dicho circo, notar como le decía "Mamá" a su peor verdugo lo hacía querer gritar de repulsión.

—¿No hay más pastel, mamá? Solo quiero un poco más.

—Por supuesto cariño, hay más que suficiente.

Quiso vomitar, odiaba la comida más que nada en el mundo, ver la mirada de "amor" de Molly fija en él mientras comía lo que ella había preparado, hacia que sus sentidos se pusieran alerta.

Su actitud no era la mejor. ¿Qué pasaría si un día lograba funcionarse con su otra personalidad? ¿Moriría de hambre? No, el era más fuerte que eso, había pasado muchos años aguantando, a la espera, no dejaría que un simple capricho lo sacara del juego.

Sólo había una cosa que odiaba más que comer y era la voz de su madre pronunciando él nombre de Ronald.

—Ronald, tu padre necesita que vayas está noche al despacho, quiere que lo ayudes con algo. ¿Eso estaría bien?

¿Qué si estaría bien? Por supuesto que no, no estaría bien. Su cuerpo tembló, pero su otro yo, lo tomó como un simple calambre y respondió con bastante tranquilidad la petición de su madre.

—Claro mamá, no hay problema.

Y Ronald se estremeció, hacia tres noches que sus padres no solicitaban su presencia en el despacho. Quizás había sido mucho tiempo para ellos, pero demasido poco para él. Quería tanto volver a Hogwarts, salir de aquella prisión. Incluso extrañaba a los amigos de su personalidad original, siempre le habían parecido un poco tontos, pero en el fondo les tenía aprecio.

Y la noche llegó demasiado pronto, el tiempo parecía acelerarse cada vez que el momento de ejecutar el castigo llegaba. Su cuerpo tomó asiento en el sillón viejo de su padre, y espero pacientemente a que este hiciera acto de presencia, tardó alrededor de treinta minutos en entrar. Sus padres siempre se aseguraban que todos sus hermanos estuvieran dormidos antes de comenzar.

Arthur lo miraba indeciso, parecía dudar entre esperar a su madre o liberar el mismo el hechizo que suprimia sus recuerdos. Su otra personalidad estaba confundida por la intensa mirada de su progenitor, aunque no hubo tiempo de hacer preguntas, el señor Weasley, no pudo aguantar más, y pronunció el conjuro que lo sacaría temporalmente de su prisión.

—Has oblivionis caligne liberate.

Ronald cerró los ojos por un momento, volvió a vivir cada golpe, cada abuso manifestado en su cuerpo, reviviendo cada uno de los recuerdos que lo confirmaban. Le gustaría decir que estaba acostumbrado, pero aún dolía. ¿Por qué sus padres no podían amarlo lo suficiente como para no lastimarlo? Malditos monstruos que lo hacían sentir como uno.

No quería abrir los ojos, pero tuvo que hacerlo, no podía seguir escondido en la oscuridad, la odiaba, así que tomó ese coraje del que presumían todos los Gryffindors e hizo contacto visual con su padre. Lo que notó lo hizo temblar. Su padre lo miraba con deseo, esta noche no se conformaron con solo golpes, el quería más y Ronald quería gritar, pero no lo hizo, simplemente retrocedió, lo hizo por instinto, quizás sólo miedo ante lo conocido, ante lo que vendría a por él.

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⏰ Last updated: Oct 02, 2023 ⏰

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