2 • Una pastilla para el dolor.

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Corrió con un sonrojo adornando sus cachetes, sólo esperaba que nadie lo viera

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Corrió con un sonrojo adornando sus cachetes, sólo esperaba que nadie lo viera. Pero, para su mala suerte, sus amigos lo conocían demasiado bien y sabían que su vista estaba posada en el nuevo profesor de educación física, por lo que lo primero que le preguntaron es de donde conocía al nuevo maestro. Ya de por sí, estaba muy raro desde la mañana (por sexo, pero estaba raro) y ahora que vió al maestro está mucho más raro que antes.

— Y, Tanjiro, ¿de donde conoces al nuevo profesor? Me parece que sí lo conoces, o uyy, que alguien se enamoró. — Dijó Zenitsu en cuanto paso ya su turno de presentarse, pues esto sí le había causado curiosidad. Ver a Tanjiro sonrojado por ver a una persona no era algo de todos los días, que digamos.

— Pues, ay, sólo me apené y ya, no fue nada más que eso. Uh, mi espalda me duele mucho... — Le respondió Tanjiro a la pregunta que Zenitsu le había hecho, sumando lo que ya había dicho. No soportaba el dolor punzante en su espalda y era menos intenso (un poco, un cacho) en la cadera, pero seguía ahí y necesitaba con urgencia un paracetamol o una pastilla para ayudar a que su dolor se alivie.

— Tanjiro, aguanta un poco, faltan...bueno, cuarenta y cinco minutos para que acabe la clase y Akaza te dará tu pastilla para aliviar tu dolor... en esas partes. — Aclaró un poco incómodo Zenitsu, aunque si era un pervertido total y esas cosas, saber que tu amigo lo había hecho con alguien no era, pues, emocionante.

A lo lejos, el pelinegro que andaba supervisando del otro lado a sus alumnos, no pudo evitar echar un vistazo al chico que había encontrado ayer. Viendo que el otro se removía incómodo (Tanjiro) pudo imaginar que era lo que pasaba. Pues, aunque al principio lo había hecho suave, no duró mucho para que se desesperará y cayerá en el abismo de la lujuria. Así que, se acercó a los dos estudiantes que estaban juntos en ese momento en las gradas de la cancha.

— Disculpa, joven Kamado, ¿usted se encuentra bien? Si le duele algo, puede faltar a esta clase por hoy. No tendrá ninguna falta, se lo prometo. — estaba nervioso, algo que hacia de notar por el sonido de sus cuerdas vocales, y su olor que transmitía esa misma emoción. Eso inusualmente lo notaron Zenitsu y Tanjiro, pues tenían una hiperhabilidad en ello, Zenitsu tenía un gran oído, y dice que si se acerca mucho puede escuchar los pensamientos de los demás. Por otro lado, está Tanjiro, quien tiene el sentido del olfato muy desarrollado y puede oler los sentimientos y las emociones de los demás. Así como igual puede prevenir algunas cosas por su olor.

— Oh, perdona, pero mí amigo no se siente muy bien hoy y realmente le duelen, pues, las piernas, así que si podría faltar a está clase almenos, sería excelente. Perdona por las molestias, de verdad. — se interpuso Zenitsu en medio de los dos al estar ellos un tanto cerca. Él, al haber sido el único amigo con Tanjiro tenía que protegerlo.

— Ah, era eso, sí, claro, él puede faltar a la clase hoy y puede quedarse en su salón a descansar. Y no se preocupen, no me causan molestias.

Tanjiro sólo dejaba que su amigo se encargará de esta situación, sus latidos iban acelerándose cada vez más que el pelinegro se acercaba a él mismo. Aparte, le daba pena, pues no le gustaba llamar la atención en cualquier tipo de situación. Algo, que es inevitable para el tal vez mejor alumno de la escuela.

Corazón Roto│ Giyutan. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora