Adiós

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Ariel contempla a su alrededor, la presencia de todos aquellos que lo rodean lo sofocan lo abruman. Solo quiere salir corriendo de aquel lugar que le recuerda el origen de su tristeza y el motivo de su soledad, una soledad abrumadora capaz de hundir a cualquier persona que carezca  de amor.
Con mirada sombría agacha la cabeza intentando aguantar las lágrimas que se forman una tras otra listas para salir, trata de permanecer en aquel lugar, trata de aferrarse a su asiento pues claro está que no debe huir, al menos por la memoria de esa persona debe de permanecer en tal sitió y guardarle luto, sabe que tiene que aguantar un poco más o al menos hasta que la misa este a punto de finiquitar. Se nota a leguas que todo esto lo destroza, lo quiebran.
Mientras su corazón amenaza con romperse dejando salir todas aquellas palabras llenas de temor y tristeza, todas esas palabras que desahogarian su alma, aunque sea solo por unos minutos, pero no quiere dar tal espectáculo enfrente de todos y decide callar un poco más.

Cierra sus ojos en un esfuerzo de controlar su llanto aunque una lágrima amarga escapa dejando un rastro salado hasta su barbilla es ahí cuando comienza murmurar para sí con palabras amargas expresando su dolor.

-¡Te extraño, ¿ahora qué hago?, ¿qué sigue para mí? Me siento perdido en este mundo inundado en mis propios sentimientos lamentando tu partida!
¿Por qué tuvo que ocurrir esto?
Este dolor me envuelve, me llena de tristeza y temor, ¡me hace sufrir! No puedo pensar con claridad, lo intento, pero es inútil; simplemente no lo logro!
¡Trato de pensar en ti sin derramar lágrimas, pero soy incapaz de hacerlo... Me siento frío, como si estuviera cubierto por un manto delgado y fino hecho de neblina igual a la que cae todas las mañanas cubriendo todo aquello que hay debajo de ella, ¡así me siento desde tu partida!!
¡Mi garganta está hecha pedazos de tanto gritar en silencio pidiendo tu compañía, rogando tu regreso... Incluso me he vuelto incapaz de hablar con claridad pues en esta misma hay un nudo enorme que me sofoca y niega el paso de aire a mis pulmones produciéndome colapsos mentales!
Mi mirada poco a poco, lentamente se llena de soledad mientras mis ojos pasan de un color azul cálido a uno gris, un color realmente fúnebre y monstruoso, invocador del sufrimiento.
¡Podría tratar de explicar con claridad el como me siento realmente, pero todas mis ideas son subjetivas y no sé cuál de todas es la verdadera, ya que el mar de emociones que fluye dentro de mí revuelve todo constantemente, haciéndome creer ideas erróneas que atormentan mi corazón! -Ariel se encuentra frustrado y realmente afligido, dudo que pueda controlar su sollozo por mucho tiempo más, de le notan las ganas de querer llorar y el como poco a poco su fuerza de voluntad empieza a caer en pedazos al igual que su entusiasmo por la vida.

Alguien toca su hombro; una chica de tez clara, sonrisa brillante y presencia fuerte se ha acercado a él aparentemente con la intención de solo conversar.

-Ariel, te agradeceria si salimos de este lugar y me regalas un paseo por el jardín, la noche y la luna que se postra en lo más alto es hermosa al igual que tus ojos -Él acepta con un gesto de alivio y sin darle importancia a la persona que le ha hecho tal petición o a lo que le a dicho, puesto que para Ariel es el pretexto perfecto para irse de ese lugar que alberga el cuerpo y los recuerdos de su ser amado.
Caminando por el pasto y ya con la oscuridad de la noche Ariel tropieza y cae de rodillas, tal acción detona una sensación de euforia y rompe en llanto, un llanto desgarrador y exuberante.

—¿Por qué? ¿Por qué? Me la quitaron de mi lado. Soy un estúpido si tan solo hubiera hecho lo que ella dijo, si tan siquiera no me hubiera enfrentado a Asmodeo y me hubiera quedado con ella, todo estaría bien, fui un estúpido, ella me lo dijo me lo grito en la cara que aquella pelea solo era una distracción, que los verdaderos motivos de Asmodeo y de Lilith eran otros y yo cegado por mi estúpida hombría no la escuché y ahora por mi culpa ella a partido, por mi estúpida, estúpida culpa la he perdido y me he quedado sin el amor de mi vida —sus sollosos aumentan y su llanto poco controlado da paso a uno estuenante y desgarrador.

—Vamosñ hombre, tranquilo. Estoy segura de que ella no desearía que te hablaras así.

—¿Y tu que sabes mujer de alta alcurnia disfrazada de campesina? Tú no sabes nada, no sabes nada acerca de mi dolor y mucho menos, nada de ella — le grita furioso desbordando irá en su mirar.

—En eso te equivocas hombrecito estúpido, yo sé más que nadie hacerca de ella; yo se lo que pensaba, como actuaba, su estúpida forma infantil de hablar y lo mucho que te amaba —afirma con fervor. —Y al comportarte de esta manera tan infantil le estás faltando el respeto al gran amor que ella siente por ti, acaso no recuerdas su forma de ser, ¡por dios has memoria Ariel! Ella no dudaría en callarte y echarte en cara lo contrario. Te diría que nada de esto es tu culpa, que mereces ser feliz.

—¡¿Cómo te atreves a venir aquí a decir tales mentiras?! Ella jamás te menciono, así que para lo que mi respecta no eres más que una extraña que se coló a una ceremonia de entierro.

—Claro que lo hizo, ella te habló mucho de mí —Ariel hace un gesto de confusión —, si no me recuerdas permíteme presentarme; yo soy kaleya, hermana mayor y única de Clarir es todo un gusto poder verte en persona aunque lamento que haya sido antes de lo previsto.

—Ella dijo que tú estabas muerta así que no puedes ser tú —responde asombrado.

—Ella dijo que yo no me encontraba en este mundo más no que yo estuviera muerta. Pero tranquilo no me temas, no soy mala. Clarir al partir de este mundo fue a buscarme y me contó lo sucedido, motivo por el cual le hago este favor.

—¿De qué favor hablas Kaleya?

—Solo espera…

La hermosa mujer se despidió de él asintiendo con la cabeza y desapareciendo de su vista al terminar de hablar, mientras tanto Ariel confundido por no haber recibido respuesta y quedándose con más interrogantes rompe en llanto derrotado y con un hueco en su frágil corazón.

—¡Clarir… amada mía, si me escuchas, perdóname, perdóname por no haber sido un buen hombre para tí, perdóname por no haberte protegidonenserio no sabes cuanto lo lamento y cuanto me arrepiento de que ahora no adornes mis días con tu carismática sonrisa, que tu aroma no ronde por toda la casa y tu caricias no alimenten todo este amor ¿Ahora que ahogó con todo esto que siento amor ? Mi amada, corazón mío…, ¿ahora que hago?

—Eh, tranquilo —pronuncia una voz suave —Mírame —la mujer limpia las lágrimas de Ariel con ambas manos prostrandándolas en sus mejillas  —No pasa nada cariño, todo está bien. Mira que hermosa luna.

Ariel calla y mira el cielo con atención.

-No te preocupes, yo estaré cuidándote desde ahí arriba.

Se queda estupefacto al ver quien se encuentra a su lado.

-Siempre que quieras platicar conmigo yo te escucharé amor mio.

-Clarir -pronuncia Ariel con un tono de voz apenas notorio y sonríe.

-Mi amor, quisiera tener las palabras adecuadas para calmar el dolor que sientes y llenar ese vacío que te he provocado, pero no las tengo. Lamento el dejarte solo, lamento el no poder compartir esta vida juntos, lo lamento Ariel.

Y como si de un reflejo se tratara él la abraza para comprobar que realmente es su amada y con esta acción las lágrimas de ambos se desbordan.

Ambos se sonríen y con único movimiento juntan sus labios creando un momento mágico, el volver a fundirse con un beso romántico y perpetuo mientras ambos se juran amor eterno y se prometen encontrarse de nuevo, ya sea en esta vida o en la siguiente sin importar el tiempo o el espacio, todo con tal de volver para disfrutar su amor eterno ¡Es hermoso!
Es amor romántico y apasionado que rompe todo tipo de reglas, un amor sin derecho ni revés, una amor sincero y duradero.
Ese amor, es el que esos dos se han prometido, sin importar el tiempo o la distancia ambos se buscarán y su llama volverá a avivarse el día en que se vuelvan a mirar.

Clarir se separa haciendo que Ariel caiga al suelo y con una gran sonrisa en rostro y el corazón cálido expresa;

—Mi tiempo se ha acabado, tengo que partir pero no temas nos volveremos a vernos.

Ella se despide formando un corazón con sus dedos y al cabo de tal gesto se transforma en millones de luces que se elevan a la luna, su nuevo hogar, mientras que Ariel con lo sentimos más calmados y la actitud renovada se despide con una mano en pecho y diciendo;

—Nos volveremos a encontrar corazón mío…

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Adiós corazón mío... (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora