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(capítulo especial narrado a seis voces)

Zack

—¿Por qué yo no tengo mote? —pregunta Lara.

Me ha seguido hasta el dormitorio del apartamento y me observa mientras cuelgo la chaqueta en el perchero de la pared. Hemos dejado a los demás poniendo la mesa para cenar. Dylan se hace dueño de los altavoces y pone Nirvana. Natalia se queja porque quiere escuchar a Harry Styles. Aron canta la canción que suena y Cat dice recordarle a sus años de adolescencia. Lara mueve la mano de un lado a otro por delante de mi cara. Me he quedado embobado.

¿Qué respondo?

—A Natalia la llamas enana, a Dylan le llamas Dy o Macarra de pacotilla, a Cat Paris Hilton y a Aron no le llamas de ninguna forma especial porque no le gusta. ¿Por qué a mí no me llamas... así?

—¿Así cómo?

—Como si fuera única.

Porque no... no sé si lo eres.

—No lo sé. Supongo que en este tiempo, no he tenido la ocasión de pensarlo. Pero ahora que nos hemos desvirtualizado... podría pensar algo.

—Ya... —murmura, autoconvenciéndose de algo que no sé muy bien qué es. Parece decepcionada. Baja la cabeza y camina hasta la puerta.

No puedo dejar que se vaya así. La sujeto por la muñeca y la atraigo hacia mí. Sus manos quedan pegadas a mi pecho y me mira fijamente. Nunca la he tenido tan cerca. La última persona que tuve a milímetros de mis labios fue a Lily y me rompió el corazón. ¿Hará ella lo mismo? No lo pienso. Hundo la mano bajo su pelo y la dejo pegada a su nuca. Ella resopla sobre mis labios y yo cierro los ojos. Nuestros labios entran en contacto. Hundo la lengua en su boca. Me recibe con deseo.

Llevaba esperando este momento meses. O eso creo.

—¿Quién te ha enseñado a besar así? —le pregunto, con una sonrisa.

—No puedo desvelarte todos mis secretos.

—¿Por si me encuentro con ese misterioso chico y le beso la boca?

—¿Y por qué iba a haber sido un chico?

Abro la boca para contestar, pero no me lo permite. Pone su dedo en mis labios y me manda callar.

—Podría haber sido una chica ¿No crees?

—Puede ser.

Lara ríe de forma nerviosa.

—¿No lo sabe nadie, verdad? —me arriesgo a preguntar. Ella niega con la cabeza—. ¿Ni Natalia? —vuelve a negar—. ¿No has tenido tiempo en diecinueve años de decirle que también te gustan las chicas?

—¿Y tú Zack? ¿Has tenido tiempo en estos meses de contarle a tus amigos que la primera chica que te rompió el corazón fue un chico?

Me quedo sin hablar. Si lo hubiera gritado un poco más, se hubieran enterado todos.

—Será nuestro pequeño secreto a voces —digo finalmente.

—No debería de ser un secreto ¿no? —inquiere ella. Yo niego con la cabeza—. Pero tampoco deberíamos de vernos en la obligación de gritar a los cuatro vientos nuestra orientación sexual ¿No crees?

—Me gustas tú —respondo, con seguridad.

—Zack...

—No, quiero que lo sepas. De verdad.

—Desde que me lo dijiste por primera vez, no he dudado. Que te sientas atraído por chicos y chicas no me hace dudar de tus sentimientos hacia mí. O es que... ¿Tú dudas de lo que yo siento por ti?

Nosotros Nunca [YA A LA VENTA]Where stories live. Discover now