| 1 |

260 37 5
                                    

Tema: Cementerio. 
Shipp: Kaisergram. 
Personajes: Duncan Vizla/Will Graham.


La tierra era removida con enojo, pequeña y poco profunda era la zanja que era cavada por aquel hombre de cabellos platinados, puede que las personas pensaran que el hombre estaba saqueando tumbas, pero no, ya no estábamos en el siglo XIX, y esto no es una obra escrita por Mary Shelly. Su mañana del 31 de octubre había iniciado tensa e inesperada, todo el día su perro estuvo quejándose, lo había llevado al veterinario, pero no encontraron nada, el doctor le dijo que posiblemente era algo emocional y que no se preocupara mucho, con una buena rutina de ejercicios, el pequeño Rusty volvería a la normalidad... pero no fue así, el cachorro decidió tomar una siesta esa misma tarde y nunca más despertó.

Duncan Vizla suspiró cansado, le dio un trago amargo a su bebida, y tomó al pequeño entre sus brazos, no pensaba enterrarlo en el patio de su casa, no era un lugar digno para el canino, y sabía que su pareja —con quien había adoptado el pequeño pitbull— no lo hubiera deseado, estaría muy enojado al saber que lo enterró ahí, pero la mínima idea de pisar el suelo infértil lo carcomía, se había prometido no volver al cementerio desde de su última visita.

Pero ahí estaba él, aireando la tierra. Sólo, sin la compañía de nadie —o por lo menos, eso pensó—. El crujir de las hojas secas fue lo que lo alertó, sabía que no se encontraba sólo después de todo. Discretamentesacó lo que parecía ser un cuchillo de caza, y prosiguió a cavar la zanja.

    — Te aconsejo cavar más profundo.

Duncan volteó con precisión apuntando en dirección a la voz, pero no había nadie. Miró a sus alrededores, hasta ver a un joven con los brazos cruzados, recargado en un viejo sauce, y con sólo verlo dejó caer su arma.

    — ¿Will...?

    El ojiazul sonrió ampliamente—. Hola cariño.

Su corazón volvió a latir fervientemente, ¿estaba viendo bien? O ¿Acaso el whisky de doble malta le estaba provocando alucinaciones? No pensó que lo volvería a ver. Su antigua pareja se encontraba parado frente a él. Sus ojos azules brillaban con intensidad, sus pómulos estaban bañados de un tenue color manzana, sus bellos rizos alborotados pero acomodados a la perfección, era como lo recordaba la última vez. Intentó acercarse, pero una manada de perros fue lo que lo detuvo, algunos le ladraron, otros sólo lo olieron.

    — Tss... Tsss... —chasqueó la lengua para que se detuvieran— Discúlpalos, tienden a ser algo sobreprotectores.

Duncan miró a detalle, cada perro era de diferente color, raza, tamaño, pero todos con la peculiar heterocromía en sus ojos.

    — Ha pasado un tiempo desde la última vez, ¿no? —dijo Will mientras acariciaba a uno de los perros.

    — Un año para ser exactos.

    — Dijiste que no volverías a pisar el cementerio, después de... ya sabes...

Duncan desvió la mirada.

    — ¿Puedo saber qué fue lo que te orilló a venir?

    — Rusty murió.

El semblante de Will se tensó, acaso ¿había oído bien? No. Debía de ser una broma. Buscó con la mirada alguna prueba de que aquellas palabras fueran una mentira, pero no hacía falta, la caja de cartón era lo único sobresaliente. Miró con tristeza la pequeña caja donde yacían los restos de su antigua mascota junto a Duncan.

We'll Meet Again [Kaisergram]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora