Ajenos | 1

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Advertencias para esta historia:

Contenido para adultos (recurrente) !!!
Consentimiento dudoso !!!
¡¡¡Ficción!!!
⚠ NSFW 

Los sonidos procedentes de la boca de la mujer inundan la habitación, haciendo que el aliento caliente salga de su boca y por consecuencia el aire empañe los vidrios

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Los sonidos procedentes de la boca de la mujer inundan la habitación, haciendo que el aliento caliente salga de su boca y por consecuencia el aire empañe los vidrios.

La mujer arquea la espalda aferrando sus uñas en los brazos de ese hombre alto, que por alguna razón no logran hacerle daño alguno. Pero ella ni siquiera lo nota, pues está inmersa en el placer que se le está dando.

El hombre empuja a un ritmo constante para chocar con el otro cuerpo mientras le sostiene la cintura y hace que se quede en el mismo lugar para él poder seguir.

Una y otra y otra y otra vez. Repite sin dudar, solo disfrutando su momento sin importarle nada. Ni siquiera la mira, no le importa. Esto se ha vuelto una rutina.

Siempre que llega de viaje, llama a cualquier mujer en sus contactos, y son bastantes. Tantas mujeres lo han detenido para pedirle su número y él las evalúa atentamente para ver si está a la altura de su belleza y si lo hacen comparte su número. No le importa, sabe que son material para una noche, todas buscan eso de él.

Dejo de importarle, cuando para él el placer es primordial.

Le causa gracia cuando algunas mujeres en sus contactos lloran después de que él les dice la verdad, "Solo me interesa el sexo, no me importan tus sentimientos". Claro, lo hace después del acto, primero debe tener su dosis. Alguien debe quitarle el estrés del avión. Que claro, si tiene ganas cualquier azafata lo hace también.

Todas están a sus pies. Si quiere algo, lo consigue. Así de fácil.

Y después de más movimientos dentro del cuerpo de esa mujer (quién ya ha tendido dos orgasmos en lo que va de la noche) por fin siente que está llegando a su clímax.

Cierra los ojos para concentrarse y aumenta su velocidad provocando que ahora ella grite. "No está mal" piensa Satoru constantemente hasta que vuelve a sentir como ella llega a su tercer orgasmo, y es ahí cuando él consigue el primero.

La liberación espectacular. La estuvo necesitando, pero supongo que está vez la obtuvo antes de lo regular. Punto para ella.

Se baja de la cama para sacarse el condón y hacerle un nudo. Se pone sus pantalones y camina hacia el baño. Levanta la tapa y lo deja caer para después tirar de la cadena. Se lava las manos y vuelve a la habitación.

El pecho de la mujer sube y baja constantemente, su rostro está enrojecido y las palmas de su mano acarician sus senos. Gojo la observa y se ríe de ella.

—Me parece que fue un 5— dice Gojo en tono de burla moviendo sus dos dedos índices en el aire.

La mujer apoya sus palmas en la cama y arrastra su cuerpo hacia la cabecera de la cama. Se recarga y mira a Gojo. Esta confundida, es evidente, ¿Por qué el está hablando de números? ¿Es acaso el número de la habitación?

No lo sabe, no lo recuerda. Ni si quiera sabe que hotel es este, pero evidentemente es uno caro. Lo delata la consistencia tan cómoda de la cama, la textura de las sábanas, las cortinas que rodean ese cristal enorme con vistas a una terraza que te deja ver una gran parte de Tokio y por supuesto, lo delata el hecho de que tan solo la habitación esté más amplia que muchas casas en la ciudad. También huele muy bien.

De hecho, es el lugar favorito de Gojo para tener sexo por el buen servicio que les dan apenas llega y que las cosas se vean de una calidad excepcional. Sabe que aquí no escatiman en gastos para nada. Pero, sobre todo, es su favorito porque si cualquier mujer que traiga aquí no lo satisface, llamará a la gerente del hotel que, a su parecer es muy atractiva y sabe moverse bien. Lástima que esté casada (para ella).

—¿Cinco qué? — pregunta la mujer confundida acomodándose la sábana para cubrir su cuerpo.

—Tú.

La mujer se queja y Gojo se ríe buscando su camisa entre los sillones negros que están frente a la cama.

—¿A qué te refieres? — ella se levanta de la cama y se acerca a él.

—Mmm... — hace sonar Gojo mientras piensa —Me recuerdas tu nombre — le dice con su voz juguetona.

Ella se indigna ante lo que dijo y da un paso para acercarse más a él. La diferencia de altura no es tan grande, pero aun así basta para que él la vea para abajo.

—No me jodas, ¿Acabamos de tener sexo y ni si quiera sabes mi nombre?

—¡Ups! — dice para luego reírse —¿Importa?

—Primero me dices que soy un cinco y después ni si quiera sabes mi nombre, es una broma.

Ella lo mira enojada, pero él solo mantiene su expresión juguetona y la observa detenidamente.

Ella suspira —Kato Ayumi — responde decepcionada.

—El cinco fue en general, por tu apariencia y por la noche, no estuvo mal, lo hiciste bien y no eres fea, así que está bien. Aunque podría bajarlo a 4 si te pones así — dice acercándose más a ella y agarrándole la barbilla.

Ayumi pasa sus manos por la nuca de Gojo y deja caer la sábana dejándola desnuda de nuevo, pega sus pechos al torso de Gojo y mueve sus caderas para provocarlo.

—Pero a mí me gustas mucho — dice en un susurro coqueto —¿Qué tal si tenemos una cita? — pasa las llamas de sus dedos por las mejillas de Satoru.

—No tengo citas, las relaciones no me interesan — dice metiendo la mano a su bolsillo y sacando su cartera.

—Vamos, déjame seguir complaciéndote, no te arrepentirás — insiste moviendo su mano hacia los pantalones de Gojo.

Él le quita la mano y se aleja de ella. Saca algunos billetes y los deja en la cama.

—Por cualquier cosa — dice alejándose hacia la puerta.

—¿Qué? ¿Acaso soy tu prostituta? — dice lanzando el dinero al piso.

Gojo voltea a verla y se ríe —Para mí lo eres — dice sacando su lengua y saliendo de la habitación.

—Oh, no lo soy, ya verás — dice Ayumi con una sonrisa.

Gojo baja en el asesor hasta la recepción en donde lo espera un puñado de mujeres de pie. El sigue caminando hasta acercarse a ellas y ahí es cuando la gerente se asoma entre todas. Hoy está muy bonita.

—¿Todo bien allá arriba? — pregunta la gerente. Realmente todas las mujeres siempre esperan escuchar un NO, porque les encanta subir a otra habitación y complacer a Gojo. Y mucho más la gerente, que ha tenido el gusto de estar más de tres veces sola con él.

—Sí, todo bien — dice acomodándose las gafas de sol y caminado entre ellas sin importarle nada.

Una cara de decepción es evidente en ellas y solo lo ven salirse del hotel.


•     •     •

—¿Cómo está mi cliente favorito? — dice una mujer acercándose a la mesa para dos y recargándose en la silla vacía.

—Nada bien — dice Satoru con una leve sonrisa en sus labios —Me parece que estaría mejor si tú me acompañas a un hotel.

Ella ríe levemente, pero se sonroja ante las palabras, y obviamente, siente el peso de las palabras en su parte baja. Claro que desea hacerle caso.

—Sabes que debo respetar mi horario de trabajo, ¿Te parece en la noche? — dice con una sonrisa.

Gojo se queja, pero él tampoco puede ahora, después de todo tiene clases que dar.

—Entonces paso por aquí a la hora de salida — dice sacando su teléfono.

—Claro, pero que sea puntual por favor — le ruega la mujer —¿Te traigo algo dulce? — le pregunta y él asiente.

Cuando la camarera se quita, es cuando Gojo puede ver a una mujer dormida sobre la mesa a unos metros de distancia.

Siempre se ha preguntado por qué vienen a dormirse a una cafetería cuando pueden irse a su casa. Ni si quiera le gusta ver esto, ¿Por qué su bonita camarera lo permite?

Pero bueno, él no vino para poner atención a eso, solo quiere despejarse de las responsabilidades un rato antes de ir a hacer su trabajo.

Levanta un poco la vista de sus lentes de sol cuando percibe movimiento en la mesa donde está la mujer dormida y ve como su cabeza se levanta de la mesa, aún sin dejar ver su rostro.

Hasta que ella se endereza en su silla y ve su perfil. Ella voltea ligeramente su cabeza y sus miradas chocan, tan solo basto un segundo para ella porque de inmediato voltea su cabeza para mirar a otro lado.

¿Por qué?

Gojo se ríe internamente, puso nerviosa a otra mujer. Una muy bonita, incluso más que la camarera.

Lástima que esté noche es para la camarera, aunque mañana podría ser para está belleza.

No la había visto antes en esta cafetería y no desaprovecha la oportunidad. Se levanta de su lugar, pero es interrumpido por la presencia de un hombre.

Él se acerca a la mesa de esa chica y le dan un beso discreto, en los labios.

Un simple "Ja" se escucha de la boca de Satoru y vuelve a sentarse en su silla. Solo observa ese panorama frente a él.

Pero... "¡Joder!" Piensa Satoru al ver como ella sonríe ante lo que ese hombre dice. Ella se ve tan bonita para él, tan perfecta. Definitivamente se la imagina en la cama con él. Sería una buena noche, aunque lo único bueno que tenga sea su cara.

Sus pensamientos son interrumpidos cuando la camarera llega con sus postres dulces y se los pone en la mesa.

—¿Quién es esa parejita desagradable? — le pregunta Satoru con burla.

—Bueno no lo sé, es la primera vez que los veo, aunque... — se queda pensando —Creo que ella ya había venido, recuerdo haberla visto otras dos veces, nunca preste atención a si venia con ese tipo, no lo creo, lo recordaría.

La camarera se retira porque esa misma mesa la llama y Satoru solo observa. Tan raro que esa mujer no haya volteado a verlo más veces. "¿Solo con ese segundo le basto? No lo creo" piensa Gojo para él, porque sabe que es un imán para las miradas, no importa de quién, todos lo mirarán más de dos veces si están en la misma habitación, incluso el tipo lo ha volteado a ver al menos tres veces.

Pero ella solo lo observa a él.

"Así que estás saliendo con un tóxico" se dice mientras come un bocado de su pastelillo. "¿No te deja mirarme más veces?"

Los dos se levantan y se dirigen a la salida, he incluso ella ni si quiera de reojo lo mira.

Pero claro que Satoru observa su cuerpo, ella lleva ropa holgada y de color oscuro, ¿Con este sol lleva eso? ¿Que está ocultando? ¿Su bonito cuerpo? "Que ganas de ver lo que hay debajo de esa ropa." Piensa y solo se imagina lo bien que se vería debajo de él. Con esa linda sonrisa, el cabello desaliñado y el sudor recorriendo su cuerpo. Tan bonita, adecuada para él.

Cuando están afuera Gojo aún puede verlos y escuchar como él le habla de cosas triviales, tan disgustante.

Ella saca un cigarro de su bolsillo y lo enciende con un encendedor.

—Oye (N) no puedes hacer eso aquí, apaga eso — le dice él mientras se acerca a ella.

—¡Agh! En ningún lugar se puede — ella se queja.

E incluso la voz de esa mujer es bonita, quiere escuchar esa voz débil en la habitación. Quiere tenerla y escucharla gritar su nombre mientras intenta arañar su espalda.

—Vamos, esposa, te buscaré un lugar para que puedas hacerlo — le dice dándole un beso en los labios.

—¡Ja! — se burla Gojo "Esto se sentirá mejor, haré llorar a ese pobre hombre cuando se entere de que su esposa me pide que la folle" —Ya lo verás (N)...

—¡Ja! — se burla Gojo "Esto se sentirá mejor, haré llorar a ese pobre hombre cuando se entere de que su esposa me pide que la folle" —Ya lo verás (N)

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bue... aquí estoy otra vez escribiendo. prometo que terminaré las que tengo pendientes :'/

realmente escribo esto por mero entretenimiento, para sacarme a gojo de la mente ^^

Recordar, que es mera ficción; que es una relación muy tóxica (demasiado) y que no estoy normalizando ni justificando ningún comportamiento.
No hay moral en la historia. Sea consciente de que está mal y pues adelante 

Insidia || Gojo SatoruWhere stories live. Discover now