✯𝑭𝒂𝒏𝒇𝒊𝒄𝒔 𝑪𝒉𝒓𝒊𝒔𝒄𝒉𝒆𝒍✯

MM 🐄🚗

Primer día en la academia.

Rachel

Pestañeo con lentitud aún con los ojos fijos en el techo de la habitación.

«Llegó el día»

La alarma no tarda en sonar y el brazo que se encuentra por debajo de mis pechos, se alza.

—¿Con qué estás despierta, eh? —dice una voz ronca en mi oído.

—No pude dormir, no quiero que vayan —murmuro melancólica.

—Lo sé pero ya es tiempo —acaricia mi hombro desnudo.

—No quiero —mi corazón se aprieta—. Están pequeños aún...

—Tienen 4 años, nena. No están tan pequeños, vamos.

Suspiro con pesadez.

Tomo mi bata cubriéndome y no me suelto del abrazo de Chris aún estando frente a su alcoba.

Duermen plácidamente sobre sus camas, las cabelleras oscuras en todas las direcciones posibles y mientras que uno duerme de forma tranquila y ordenada, la otra tiene las sábanas tiradas sobre el suelo, las piernas flexionadas en una posición extraña de lograr y el cuello arqueado hacia atrás.

«Dios...»

Me acerco a la cama de Mile. Pequeños ronquidos salen de su boca y mis labios se curvan hacia arriba. Su forma de dormir es similar a la de Emma. Tienen más en común de lo que parece.

—Oye... —acaricio su cabello mientras la despierto—. Cielo despierta.

No lo hace.

Repito la acción de nuevo y tampoco.

—Nada —digo simple y me giro hacia Christopher.—. No se despierta, otro día los llevamos. ¿Amor...?

Me giro hacia él, dispuesta a salir de la habitación y llevármelo conmigo pero no percibí el momento en que abandonó la estancia.

Frunzo el entrecejo, desconcertada. «Estaba aquí hace un momento»

Estoy por poner un pie fuera cuando regresa. La sonrisa ladina en sus labios se lleva mi atención y eso no es bueno, no es ese tipo de sonrisas que me gustan sino de las que promete hacer una canallada. Me hace un gesto para que mire sus manos y lo hago.

Abro los ojos cómo platos. «Mierda»

Trae.Un.Maldito.Megafono.

—¡Christopher no...!

Muy tarde.

—¡A levantarse carajo!

Su voz penetra el pacífico silencio que reinaba hasta hace nada en la habitación, despertando de forma inmediata y abrupta a los mellizos.

No puede ser más bruto.

—¿Cabezota...? —murmura Milenka—. ¿Pero qué...?

—¿Estás ebrio papá? Si es así andate a dormir —masculla Owen malhumorado.

—¡Esa boca!

—Arriba, ahora —demanda sacándolos casi a rastras.

—¡Mamá has algo! —Milenka lucha contra él.

—Tú madre no hará una mierda, serán soldados en unos años, es hora de que empiecen a actuar cómo tal —espeta. El espíritu del Coronel lo poseyó—. ¡Si no salen ya, traigo el agua helada!

Eso fue suficiente para que salieran disparados.

—Ves, así se hace —me demuestra complacido.

—Eres un cabrón.