Piloto

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Ha pasado mucho tiempo desde que escribí algo como esto, pero espero que sea dé su agrado.

Un día como estos, en una ciudad de Japón, alrededor de las tres de la tarde, en la Preparatoria Privada Itan, se encontraban varios estudiantes saliendo de la misma con dirección a sus respectivas casas. Para poder descansar un rato de haber estado por más de 7 horas sentados en el colegio, haciendo que un ligero dolor de cintura y espalda se hiciera presente por casi toda la semana.

El simple alivio de poder respirar el aire frío y fresco de las festividades cercanas, al igual que las frías gotas de agua cristalizadas en copos blancos de nieve, caían con cierta suavidad y elegancia que hacían presentar con más entusiasmo el espíritu alegre familiar. Sin importar la religión o el significado que se ha otorgado a estas datas, lo único que podían pensar la mayoría de los chicos era en un no tan grande o lujoso banquete familiar, a lo menos lo único que ellos querían era que su presencia fuese lo más apegado a ellos posible. Simplemente; el olor de la comida hecha con amor, los consejos sabios de los mayores, o los chiste que hacían para alegrar el ánimo de toda la casa, era el regalo que muchos quisiesen tener.

Aunque por más comportados que fuesen, por más educados y apacibles que fuesen en estas fechas festivas, simplemente no todos tenían ese privilegio de poder tener una familia estable, tanto emocional como financiera. A pesar de ser un país con una economía entre las mejores 10 del mundo, siempre se encontrarían algunos casos donde la tristeza de estas fechas era lo único que podía invadir el corazón de aquellas personas desdichadas y privadas de amor; era el sentimiento de sentirse afligido y roto a la vez.

Aunque algunos pudiesen darse una cena decente para las fechas, otras personas reflejadas al otro lado de la moneda simplemente no podían siquiera darse el lujo de comprarse un dulce para poder saciar ese sentimiento de felicidad que la glucosa otorgaba en un paladar tan sensible de un niño. Otros, para poder siquiera celebrar la fechas de amor y paz, hacían una mezcla de harina, agua y azúcar para poder consumirla y que el dolor de estómago no fuese la causa de su muerte, sin importar que las gotas de agua caída de sus parpados pudiesen poner un ligero toque salado a su comida.

Al igual que eso, unos, a pesar de la guerra del país donde viven y residen, sea completamente devastado por el agresor a su patria. A veces los hermanos y hermanas mayores no podían abandonar a su suerte a sus hermanos menores para poder aumentar sus chances de supervivencia, incluso si cuando el intento de salvación de ellos fuese en vano. Intentando siquiera levantarse el ánimo comiendo rocas con la imaginación de que fuesen dulces o con la desdicha que al momento de poder encontrar una fuente de consumo, como las rodajas de una sandia... el infante simplemente jamás despierte.

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Un chico llamado Hitohito Tadano, se encontraba saliendo de su escuela donde este no era alguien excepcional al momento de estudiar o practicar deportes, en todo su esplendor se podía notar que era un chico común y corriente como muchos de su misma escuela. Aunque incluso el mismo se limitaba a sí mismo al momento de destacar en las cosas, su única meta era pasar desapercibido con buenas notas. Empero, sin siquiera llegar a ser uno de los mejores, el chico se podría decir... no intentaba ser grande, no sabía si era por miedo, prejuicio o el simple hecho que podría volverse alguien arrogante a futuro, algo que su yo pasado tuvo que experimentar para ser la persona que es hoy en día.

El Bosque De Flores CenizasWhere stories live. Discover now