Jamil Viper, un estudiante serio, encuentra en la cafetería su único refugio durante el tumultuoso día escolar. Gracias a la indulgencia de Kalim Al-Asim, Jamil ha obtenido un breve respiro durante la hora del almuerzo para relajarse y alejarse del...
Jamil, recostado en su cama, sintió la vibración de su celular indicando que había recibido un mensaje. Al revisarlo, descubrió que era de Leona Kingscholar. La mezcla de emociones que surgieron en ese momento hizo que su corazón latiera con fuerza.
El primer mensaje de Leona fue claro y directo: "La mesa ya es tuya. Puedes comer tranquilo sin preocuparte por si la ensucio o no. Ya no serás mi sirviente." Jamil sonrió ante estas palabras. Era la libertad que había deseado y por fin, el problema que lo había llevado a todo eso, estaba resuelto. Sin embargo, una sombra de melancolía se asomó en sus pensamientos. A pesar de todo, Leona había sido una presencia constante en los últimos días, y el cambio lo afectaba de una manera que no esperaba.
Apenas había tenido tiempo de procesar el primer mensaje cuando llegó otro, "Ah, y una cosa más. Aunque no seas mi sirviente, ¿podemos seguir almorzando juntos? Me resulta cómodo." La sorpresa se reflejó en el rostro de Jamil. No esperaba esa petición.
Con una mezcla de felicidad y ansiedad, Jamil respondió rápidamente, "¡Sí, por supuesto! Me encantaría seguir almorzando contigo."
La respuesta de Leona no se hizo esperar, "¿Tan emocionado estás por eso? ¿Acaso extrañabas tanto mi compañía?" Leona, a pesar de su tono burlón, dejó entrever una nota de diversión en sus palabras.
Jamil, intentando disimular su entusiasmo, respondió, "No te emociones, Kingscholar. Solo me pareció una buena idea seguir almorzando juntos."
Leona, continuando con su juego, agregó, "Bueno, si eso es lo que crees. Nos vemos en la hora del almuerzo entonces, Jam."
Jamil sonrió ante el intercambio, agradecido por esta nueva dinámica que se estaba formando entre ellos. Por un momento olvidó todas las dudas que tenía sobre Leona.
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"¿Tú y Leona ya son amigos? ¡Que bien, Jamil!" Kalim hablaba con entusiasmo. No había nada más que le pusiera feliz que ver a su amigo feliz. Se sentía un poco culpable al no haber sido de gran ayuda, pero rápidamente se despreocupaba al ver a su sirviente tan relajado.
Jamil caminaba con una sonrisa. Su mesa es algo preciado para él, al igual que todo lo que le pertenece. Creo que dejó bastante en claro esto desde un inicio.
Leona le dijo que dejara de ser su sirviente, por lo que ya no tendría que soportar tantos cambios de humor y ordenes absurdas, pero al parecer el único cambio que hubo fue que ya no le daría ordenes. Jamil no sabe porque decidió seguir almorzando con Leona, pero se mete la idea de que se acostumbró tanto que ahora probablemente se sienta solo.
Jamil miró a Kalim con incredulidad, "No somos amigos, Kalim. Solo compañeros de almuerzo"
"... ¿No es lo mismo?"
"No. No es lo mismo"
Kalim le lanzó una mirada fugaz a Jamil mostrando desconcierto, "Pero... Si vas a almorzar con alguien, son amigos, ¿no?"
