Un día cansado y lleno de trabajo le haría recordar a aquel amor adolescente que lo abandonó y marcó de por vida, pero que cambió esa parte inocente de su alma qué necesitaba despertar.
E incluso si han pasado años y pasen mil más, él seguiría amánd...
El reloj en su pared marca las 9:28 pm, estuvo a nada de volverse loco, era demasiado trabajo. El pobre hombre de cabellos negros siente que lo que necesita es un trago o una cama cómoda para descansar.
Park Min Hyuk, es un oficinista ocupado, líder de equipo al que en su mismo impulso de ser consciente de otros, termina por llenarse de trabajo hasta el tope. Y eso es casi siempre.
Nuestros Min Hyuk prefiere hacer sobre esfuerzos, antes de dejar que otros lo hagan aún cuando tiene la posición para decidir.
Para Min Hyuk, la cosas son sencillas: "Todos tienen que hacer, yo no".
Es algo que suena irracional, pero es fácil pensar así cuando tu corazón y cuerpo no le hayan sentido a anda.
Está en sus treinta, no tiene pareja, no colecciona amigos, no tiene familia, solo padres que viven muy lejos y un hermano al que le gustaría hablarle, pero este es un hombre exitoso. Ni siquiera se acuerda de que algún día tuvo familia.
Es cansado y aburrido sobre todo.
Pero algo que tiene muy marcado, son recuerdos. Recuerdos vivos de un ayer que marcó el inicio y final de todo cuanto hizo y es de reflexionar.
Como mencioné, Min Hyuk tiene tanto trabajo que no ha podido descansar aún y peor, es saber justamente en final de año, este hombre está pegado a una computadora y no en casa disfrutando de la compañía de alguien.
Decidió que lo mejor que podría hacer era ir a buscar alguna cafetería o un bar, tomar algo para luchar contra el sueño y regresar a terminar todo para poderse ir. Después de todo, al día siguiente era día libre, podría descansar en grande y regresar sin tanto acumulado.
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Busca entre el frío y nieve por las calles algún local abierto a esas horas de la noche, piensa en ir a uno de esas cafeterias sin responsables, pero no hay nada mejor que una bebida hecha por hombres y no por máquinas.
Al final, no encuentra nada, más que una pequeña cafetería donde ciertas personas se observan a simple vista en su interior.
Decide entrar, toma asiento en una mesa y después de ver el menú, ordena un pequeño menú. En realidad, ya hasta aprovecha para conseguir algo de comer. En tantos apuros, olvidó almorzar.
Min Hyuk terco y despreocupado, ¿Hasta cuando vas a descansar? Era un hombre muy ensimismado.
Mientras espera por su comida, observa a su alrededor de aquel lugar, con luces tuenes y música ligera, relajante a los oídos. Mira a familia, incluso parejas cenando, riendo entre ellos sij importarle nada, mira la calle y solo ve automoviles pasar de un lado a otro entre medio de aquella calles llenas de nieve y tan animadas con las luces.
Pasa horas perdido en sus pensamientos y solo pueden pensar en cuando en sus años de juventud, tenía con quien pasar navidad y año nuevo, tenía a esa persona importante que desapareció un día y con él se llevó su corazón...
Lo llevaba del brazo y caminaban lentamente por las calles para no soltarse. El pelinegro iba feliz, rara vez, su pareja permitía aquellas demostraciones amorosas en público debido a las miradas de los demás, pero en ese momento no le importaba y feliz siguió su paso.
-¡Cariño, mira! - los copos de nieve aparecieron en el cielo de repente, uno por uno cayendo en las calles, llenando de alegría a Min Hyuk.
-Empezó a nevar, ¿Qué tiene de especial?
-¿Cómo que qué tiene? Es nuestra primera nevada juntos, es algo muy romántico e importante - dijo sin importarle aquella distante y mal dicha oración.
-Sí tú lo dices, entonces así es, lindo.
Sonrió y se colgó de su cuello para abrazarlo y besarlo, estaba feliz de tenerlo a él... De tenerlo a su lado....
