Prólogo

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-tienes que prometerme que nada le pasará.

Una mujer de cabello larguísimo y negro como la noche se aferraba a un pequeño bebé adormecido. Este se encontraba envuelto en una hermosa manta blanca, aunque, aun así, se podía apreciar claramente su piel blanquecina y los cabellos plateados que abundaban en su cabecita, aparentaba no tener más de una semana de nacido. Aquella señora estaba empapada y débil, apenas podía sostenerse ella misma de pie, sin embargo, su agarre era fuerte, daba cuenta que sostenía lo más importante de su vida en aquellos brazos tan delgados. Una capa negra la cubría de pies a cabeza, pero se lograba ver su diminuta figura debajo de ella, era evidente que no había probado bocado en muchísimo tiempo.

Transcurría una de esas noches donde parecía que el cielo iba a desmoronarse, el viento había azotado París durante todo el día, nubes grises habían cubierto por completo el firmamento, lo que era muy extraño en esa época del año, y al ocultarse el sol, comenzó a caer una incesante lluvia, lo que disimulaban las lágrimas de la misteriosa mujer, aunque no sus ojos grises, enrojecidos por el llanto.

-no debe encontrarla -repetía alterada, con desesperación-si lo hace todo terminará, debes cuidarla con tu vida.

La segunda mujer se encontraba con un rosario en una mano y la otra apoyada en su pecho, vestía el típico habito de monja, observando cómo, de la nada, en medio de la noche, apareció esta mujer en el umbral de la puerta del convento, que suplicaba tartamudeando, habiendo caminado bajo la tormenta, sin querer refugiarse dentro del edificio. Durante sus casi diez años de servicio en la casa hogar, había visto mucha clase de abandonos, desde situaciones extremas donde a los padres no se les era posible cuidar de los retoños de su amor, hasta lo peor, vio mujeres desesperadas por despegarse de la evidencia de sus errores, de las que no estaban listas para la vida maternal y preferían dejarlos en manos más preparadas. Sin embargo, jamás presenció tanto dolor, como si aquella mujer estuviera por arrebatarse su propio corazón al dejar a la niña allí. Tal vez había una manera de ayudarla, sin embargo, estaba decidida a hacerlo.

La hermana le había ofrecido resguardo y algo caliente para tomar, hasta ropas secas, pero se había negado rotundamente.

-yo no puedo entrar, pero la niña sí.

-¿entiendes que, si la dejas aquí, estarías dándola en adopción?

-es mejor esto que la vida que yo puedo ofrecerle... que ni siquiera puede considerarse vida.

La mujer temblaba de frío, o de tristeza, tal vez de miedo, como cuando se comete un acto imperdonable. ¿Qué podría ser tan terrible como para que las cosas estuvieran tan mal?

-si no deseas hacerlo, nosotras te podemos ayudar... -empezó a decir, pero fue interrumpida por aquella extraña.

-escúchame con atención... ella es especial, pero, no debes decírselo a nadie, ¿de acuerdo?, está destinada a grandes cosas, cambiará todo el universo. Es luz pura, por eso ÉL la está buscando con tanto esmero -la mujer protegía al bebe con su cuerpo para que no sea golpeada por el viento tormentoso-. Lo sabes, tú lo sabes... es ella... Al oír estas últimas palabras, la hermana de la casa hogar la miró con más detenimiento, como si una venda cayera de sus ojos, pudo ver con más claridad la situación.

-¿acaso tú eres una...?

-sé que va en contra de la ley, pero, por favor, cuídala bien. La mujer miró a la niña y le dio un último beso en la frente, tan largo y tierno que parecía que el tiempo se había detenido para aquella hermana, quien, abrumada, recibió aquella bebé tan amorosamente envuelta en mantas. -protégela por mí -Los brazos de la mujer cayeron del cansancio, y su mirada, que ya denotaba una profunda tristeza, quedó perdida, abatida- ma princesse -dijo y susurro algo, que la hermana tomó como el nombre de la niña, mientras se acercaba por última vez-. Siempre estaré contigo... esto te mantendrá a salvo.

Dejo sobre el pecho de la bebé un collar, una simple cadena plateada con una piedra negra que, al hacer contacto con la piel de la niña, el cabello de aquella esta se ennegreció. La hermana asombrada observó a la pequeña criatura sorprendida de lo que acababa de suceder, pero cuando levanto la mirada con el fin de preguntarle cómo había hecho, la extraña mujer había desaparecido sin dejar rastros. Se quedó en el umbral de la puerta unos momentos más, rezando unas palabras inteligibles, aprendidas de memoria, esperando a que sirvieran de algo, hasta que finalmente decidió entrar, sabiendo que aquella noche había ayudado a una bruja y recibido en su hogar a un ser celestial.

Lágrima de Luna (Versión Wattpad) #PGP2024Where stories live. Discover now