00ㅤ┆︎ prólogo.

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〔 ★ 〕

Bajos deseos que hacen que pierda la razón. KyungSoo sabe que está mal, que debería parar... pero todas esas dudas quedan en un "debí" cuando ese chico pelinegro pasa por delante de sus ojos, hechizados por tanta belleza.

Erróneo, tal vez muy equivocado. Y aunque las personas vieran con malos ojos ese tipo de relación desastrosa y exclusivamente carnal, no le importaba quedar con el cuerpo destruido si es a causa de él.

Es algo atrapante, casi inexplicable; un sentimiento fugaz que pasa una vez en la vida, y hace volar su cordura con facilidad. Tomando la apariencia de alguien necesitado por su toque hirviente, tan desesperado... haciendo que pida por más.

Adicto a su cuerpo podría ser una buena definición.

KyungSoo creía fervientemente que sin su polla no viviría ni dos días.

― ¿Tierra llamando a KyungSoo, hola...? ― JongDae hace un par de señas ante su cara, agitando sus manos con rapidez ―. ¿Acaso me estás escuchando, idiota?

― Si estuviera prestando atención a lo que dices, ¿crees que me quedaría disociando?

― Gracias por ser un buen amigo, Soo. ― Rueda los ojos, cansado de su actitud petulante.

― Está bien, perdona Dae. ¿Qué me decías?

― ¡Es sobre Aomi! Creo que se trae algo entre manos con SeHun, y no creo que sea nada bueno.

― ¿La chica que te gusta? No me sorprendería que incendie el colegio en unos de estos días...

― No se trata de eso, piensa un poco más. Hace unas semanas parecían perros rabiosos a punto de sacarse los ojos, y ahora andan de la mano. ¿No es sospechoso?

KyungSoo finge pensarlo, acariciando con sus dedos su barbilla. Termina por elevar sus hombros, con una expresión desinteresada.

― No lo sé, todos hablaban mal del otro y luego andan a los besos. Hay mucha falsedad aquí, Dae. No seas tan ingenuo.

― ¿Y acaso tú no eres falso? ― La pregunta le toma por sorpresa. Eleva sus ojos hasta encontrarse con los de ChanYeol, que está sentado a un par de mesas lejos de ellos. Muerde su labio de forma inconsciente ―. Siempre hablas mal de Park y luego están ahí de amigos.

Un breve silencio marca su disperso hilo de pensamientos, haciendo cortocircuito con la realidad. Piensa un poco más, pero solo se remueve incómodo en su asiento.

Sus ojos negros no paraban de mirarle tan fijamente, a profundidad...

― Si vamos a hablar de nuestro grupo de amigos, Judas quedaría pequeño al lado de nosotros. ― Desvía la mirada a la vez que sus mejillas toman un poco de color. Opta por cambiar de tema ―. ¿Te enteraste lo de HyunKi y MoonByul? Al parecer se cogieron al profesor de química.

JongDae abre el doble los ojos, a la par que su mandíbula cae al suelo.

― ¡No me jodas! ¡¿Al profesor Eun?! ― Toma la manzana de su lonche, masticando con rapidez ―. Parecía una ovejita... qué fuerte.

― Ya ves amigo, todos fingen. ― Se levanta de su lugar, yendo hasta los baños. Su señal secreta, un guiño disimulado ―. Incluido los que parecen inocentes cabritas.

JongDae enarca una ceja al ver que su amigo se aleja.

― ¿A dónde vas? El almuerzo aún no termina.

― Voy al baño, nos vemos en la siguiente clase.

― Está bien, ¡después cuéntame todos los detalles!

Con una amplia sonrisa se dirige a los cubículos, sintiendo la adrenalina correr por sus venas al acercarse aún más a su destino. Siente una presencia detrás suyo, y de forma inevitable un suspiro necesitado escapa de sus rojizos labios.

Tiene tan presenta la forma de su cuerpo, que aunque se quedara ciego lo reconocería en un par de segundos.

Grabado a fuego en su memoria, ¿cómo podría olvidarse de ese hombre tan maravilloso que lo lleva al cielo con su simple mirada? Como si fuera un ángel caído, le recuerda que al acabar desciende al temido inframundo, pero poco le importa si es a causa de un buen orgasmo.

Al entrar al lugar acordado y cerciorarse de que no hay ningún alma, no tiene que hablar para ser acorralado contra una de las paredes llenas de azulejos blancos; una pureza viendo la maldad reencarnar ante sus cuerpos unidos.

ChanYeol lo besa apasionadamente mientras lleva sus manos hasta su cuello, acercándolo aún más con ese gesto.

Haciendo que olvide el más mínimo problema y vuelva a perderse en el sabor prohibido de sus besos, el pelinegro sabe el poder que tiene sobre él.

― Ya te extrañaba, bebé... ― Presiona su pelvis, frotando sus partes bajas mientras una de sus manos escapa y se escabulle en la extensión de su cintura ―. Besar estos labios hace que me vuelva loco.

Calientes al igual que las aguas del inferno, KyungSoo cree que aquel sauna no está tan mal.

― ¿Tu pene ya me anda necesitando? Creí que aguantabas más, Park.

El más alto ríe, bajando su cabeza hasta su altura y dejando un pequeño beso sobre la punta de su nariz.

― Y no sabes cuánto.

Satisfecho por sus palabras, KyungSoo cree que es demasiada tortura y decide avanzar más rápido para apaciguar su agitación. Cae de rodillas ante él, abriendo con agilidad el cierre de su pantalón.

ChanYeol jadea mientras presiona con fuerza la puerta del baño para impedir que alguien entre por sorpresa. Lo que más odia son las interrupciones.

― Más te vale no gritar, no quiero que llamen al rector como la última vez. ― Le aclara, mientras baja su bóxer y eleva su vista, examinando cada una de sus expresiones.

Le encantaba verlo desde abajo.

― ¿Qué puedo hacer si la mamas tan bi...? ¡Oh dios, bebé! A-Así, sigue por favor.

Gustoso y con la boca ocupada, KyungSoo gime encantado al disgustar su gran pene luego de días sin verse, luego de tratar que nadie los descubra in fraganti.

Algunos curiosos casi lo logran, extrañados por los ruidos extraños provenientes del baño de varones, pero la inteligencia de ChanYeol es tan grande como su polla, que logra que ambos salgan ilesos.

Lame todo el pene venoso, ejerciendo especial atención a su sensible grande. Sus manos acompañan mientras sube y baja su cabeza, haciendo que el chapuceo de su saliva y sus leves arcadas llenen el lugar. Si es sincero, le encanta atragantarse con su pedazo de carne.

Y ChanYeol se deja hacer, porque las mamadas del rubio son la gloria descrita.

Como las 7 trompetas de la apocalipsis, KyungSoo hace estragos con su boca.

― Así bebé... sigue chupando como lo sabes hacer. ― ChanYeol lo toma por sus cabellos castaños, mirándolo con una coqueta sonrisa y mejillas sonrojadas ―. Ahueca esas mejillas bonito, voy a penetrar esa profunda garganta.

Es una conexión única la que tienen, unidos por un fuerte deseo de profanar sus cuerpos, dejar una marca visible para que los demás vean su obra maestra más preciada.

Escultores del sexo moderno, ChanYeol y KyungSoo tienen una larga historia por delante.

... 💭

¡Me moría de ganas por subirlo!

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⏰ Última actualización: Jan 19 ⏰

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