Capítulo 1: No me arrepiento de esto.

1.9K 24 5
                                    

No pude evitarlo, es que Sebastian era mi perdición. Con 1.80 de altura, un cuerpo perfectamente esculpido, brazos que me volvían loca y ahora que me envolvía entre ellos pude apreciarlos mejor. Unos ojos preciosos, verdes, un verde impresionante. Sus labios carnosos y de un tono rosado que los hacían muy atractivo.

Así es, ese hombre era mi mejor amigo. Y acababa de tener sexo con él.

Flashback.

― ¿Puedo ir a tu casa?―me mordí la uña del pulgar esperando su respuesta.

―Claro que sí―respondió con una sonrisa en la voz― he comprado helado―risas por parte de ambos― y también un par de películas.

― ¿Tus padres?

―Salieron a cenar con unos familiares―dijo casual― se quedaran allá, ya que es lejos. ¿Quince?

―En diez―sonreí y colgué el teléfono.

Me levanté de la cama, llevaba un par de días un poco triste, ¿La razón? Cuando creí que estaba enamorada, resulta ser que es de la persona incorrecta, de un embustero que no solo me engaño a mí sino a otro par de chicas.

A mis 18, puedo decir que he sido muy feliz. He hecho lo que quiero, con quien quiero. Confieso que he tenido muchos errores, pero no me arrepiento de nada. A pesar de ser toda una loquilla, conservo y atesoro algo con el corazón. Mi virginidad.

Creo que mi mamá hizo buen trabajo en meterme la idea en la cabeza de llegar pura al matrimonio. No voy a negar que no me den ganas de experimentar. Todas mis amigas ya no son, veo todo el tiempo que todos son activos.

En fin. Busqué unos vaqueros ajustados color negro. Una blusa color blanco, de botones. Tarareé mientras cepillaba un poco mi cabello, me calzaba en mis zapatos altos, soy muy bajita, no tanto, pero a comparación de Sebastian, sí que lo era.

Salí de mi habitación, me despedí de mi madre, quien me sonrío al saber que estaría con Sebastian. Me monté en mi auto y conduje rápidamente hacía la casa de mi mejor amigo.

Exactamente quince minutos después de que colgará el teléfono, me encontraba tocando el timbre. Me abrió Brad, un amigo cercano de ambos.

― ¿Tu qué?

― ¿Que de qué?

Me reí mientras me dejaba pasar, lo salude con un beso en la mejilla y corrí a abrazar a mi mejor amigo en cuanto lo vi en la cocina.

Me levantó haciéndome separar los pies del piso, besé su mejilla y cuando me bajó seguimos abrazándonos.

― ¿Por qué carajo no están juntos?―dijo Brad― A puesto a que ambos están sexualmente atraídos.

―Oh tú estás tan enamorado de mí que quieres verme con alguien para olvidarme―dijo Sebastian.

Me reí y Brad se puso su chaqueta.

―Es enserio chicos, los amo a los dos―reímos―pero debo admitir que se ven mejor juntos. Como pareja quiero decir.

― ¿A qué viene eso?

― ¡Joder! Ni yo lo sé―rodó los ojos y se despidió saliendo de la casa.

Bastian y yo nos miramos y luego reímos. Una risa apagada fue la mía.

― ¿Lista para comer helado hasta vomitar?

―Eso no suena lindo pero estoy lista.

―Por cierto, gané. Fueron quince minutos.

Always.Where stories live. Discover now