001 - la estrella y el sol

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Las estrellas esa noche brillaban más de lo normal, ambos niños esa noche estaban siendo acostados por su madre con una canción especial, algunos pensarían que las estrellas brillaban porque el reino estaba en paz pero en la mente de un niño pequeño las estrellas brillaban porque él estaba feliz, eso pensaba San mientras que su madre le daba un beso de buenas noches a él, tenía ocho años, su imaginación volaba y para él las estrellas brillaban porque él estaba muy feliz mientras que para Seonghwa, las estrellas brillaban porque ya el sol las había dejado de opacar y podían brillar con tranquilidad sin miedo a ser interrumpidas. Así pensó Seonghwa por un gran tiempo de su vida y siempre se sintió reflejado en las estrellas, él era una estrella pequeña al lado de la estrella que era su hermano San, San era una estrella gigante que disfrutaba de su brillo todos los días, San era el sol.

Toda su vida fue una competencia de egos contra su hermano, San era perfecto, San era brillante, atractivo, muy valiente aunque un poco torpe y sordo a lo que le convenía, y Seonghwa solo lo seguía a todos lados siendo la voz de la razón tratando de proteger al imbécil que siempre decía que iba a protegerlo en todas sus aventuras y lo abandonaba sentado en una piedra pidiéndole que vigile que no venga nadie mientras ellos se divertían cazando bestias y mostrando su fortaleza a todos contando con falso heroísmo como habían derrotado criaturas fantásticas, cuando le preguntaban a él que hacía sólo respondía con mentiras que minutos después eran opacadas por el sol. A lo lejos hasta un ciego podría darse cuenta de lo diferentes que era los dos.

Usualmente para no meterse en problemas se quedaba en la biblioteca del palacio leyendo libros de brujería porque al igual que su madre él era un hechicero y aunque era bastante bueno quería estudiar para mejorar y demostrarle a su padre que era capaz de hacer algo como su hermano y escuchar aunque sea una vez que era tan valiente como San y no un cobarde como su egocéntrico hermano lo hacía ver. Que se quedara en las bibliotecas del palacio no le gustaba a su madre, ella quería que salga y conozca personas pero eso lo hacía entender que ella no sabía nada.

Ella fue con él esa tarde y se paró a su lado mirándolo con todo su cariño, ella esperaba que en algún momento también logre tener tantos amigos y tantos amantes como su hermano mayor.

—Cariño, tu hermano está afuera con sus amigos ¿Por qué no te juntas con ellos? Siempre están juntos—le dijo con voz dulce agarrando uno de sus hombros con una mano y con la otra cerrando el libro.

—Me gusta más estar aquí—respondió sin mirarla sintiendo como acariciaba su mejilla, amaba cuando su madre hacía eso con él y solo con él.

—No quiero que estés solo, hazlo por mí—pidió mirándolo con tristeza.

No tuvo de otra que buscar a su hermano y a sus amigos, no quería hacer sentir mal a su madre que era la única persona que lo hacía sentir seguro, ella era la única persona que no lo hacía sentir indefenso. Caminó por los pasillos buscando a su hermano, podía escuchar su voz y las risas de sus amigos, eso significaba que estaban cerca pero las voces se hacían tan cercanas que se dió cuenta de que como él, ellos estaban caminando también por los pasillos y cuando se vieron cara a cara intentó hacer el amago de hablar pero ni siquiera eso pudo porque ellos lo interrumpieron.

—Miren, ahí viene Seonghwa—dijo el más grande de los cuatro amigos.

—¡Corran!—exclamó el que estaba al lado de San y los cinco huyeron corriendo dejando a Seonghwa con las palabras en la boca parado en medio del pasillo.

Trató de seguirlos y hablar con San para aunque sea explicarle que su madre estaba forzando sus interacciones pero San sólo huía con sus amigos y reía de la situación como si fueran niños pequeños y dieron tantas vueltas por el castillo que por la frustración que Seonghwa sentía terminó dejando todo y fue a su habitación para encerrarse y no salir más en el resto del día, no tenía ganas de ver la cara de San ese día o al menos lo que quedaba.

E.W.T.R.T.WDonde viven las historias. Descúbrelo ahora