Uno.

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Salí de la ducha con una toalla envuelta a mi cuerpo y con mi cabello derramando agua tibia en el suelo. Me miré al espejo y empecé a colocarme mis cremas corporales sin nada de prisa. Había puesto mi playlist de The Weeknd, bailaba con él sobre la punta de mis pies, sacudiendo mi cabeza, moviendo mis brazos y cerrando los ojos, dejándome envolver por el aura de diva que yo misma estaba generando.

Luego de minutos, mi estómago gruñó con exigencia, por ende me tiré boca arriba sobre la cama matrimonial de aquel hotel en Nueva York.

Zane Bennett estaba del otro lado de la cama afinando las cuerdas de su guitarra con un diapasón. Él sonrió al ver como casi lo tiro del colchón al revotar en la cama.

-Estás deslumbrante, chica-. Dijo él.

-No estoy para bromas, Zane. Lo que menos soy es "deslumbrante"-. Respondí sentándome. Tomé mi teléfono con cierta desesperación, estaba esperando que me transfirieran dinero, y como era de esperarse, aún se tardaban. Lo revoleé gruñendo.

-¿Siguen sin respuestas?- Negué con la cabeza. -No te angusties...- Pude sentir como su brazo se dirigió a mi espalda para acariciarme, pero me levanté de golpe. No podía soportar la lástima con la que la gente se dirigía hacia mí.

-No estoy angustiada-. Mentí. -Solo quiero enfriar un poco este infierno. La pesadilla se está volviendo demasiado real-. Revolví mi cabello. -Iré a tomar aire-.

-Espera-. Dijo él. -¿Por qué no vendemos las últimas cosas que nos quedan, esas que ya no usamos? Hay tiendas de segunda mano cerca, y todos morirían por usar algo que fue tuyo-. Ay, Zane, dulce y tierno Zane. Zane era ese tipo de personas que realmente me daban paz, actualmente, la única.

-¿Si sabes que no soy una estrella, verdad? Todo eso es un cuento para la estúpida prensa-. Exclamé con seriedad.

-Pues hagamos el cuento realidad, conmigo serás una estrella-. Respondió alzando los hombros, pretencioso. Yo sonreí de lado y crucé mis brazos.

-¿Una estrella en un hotel de mala muerte?- Pregunté con sarcasmo.

-Sí-. Reímos. -Tengo una caja llena de alhajas y accesorios, vende lo que tú creas correcto-.

-Pero...- Objetó.

-¿Qué?-

-Esto es lo más valioso que posees, venderlo sería una perdida importante para ti, Jade-. De repente me costó mantener la compostura. Apreté los labios. Él tenía razón, cada joya en esa caja era valiosa, no solo por lo económico, sino por el valor emocional que llevaban, recuerdos, sentimientos profundos.

-Nada es más importante que la familia, Zane. Y tú eres parte de ella. Punto final-. Dije lo más concreta y rápidamente que pude para luego ir a vestirme e ir a tomar aire fresco.

POV Omnisciente:

Jadelyn West fue a tomar aire tal y como le dijo a su amigo, pero también se escondió entre los arbustos a llorar silenciosamente. Tomó dos pastillas, esas que su médico le recetó para lidiar con los ataques de pánico. Le dolía tanto sentirse viva, le ardía el pecho, ya estaba cansada.

De repente, vio un grupo de paparazzis invadir el lugar, un montón de luces apuntándole a su rostro lloroso y transpirado. Se acercaron a ella sin respetar su espacio personal como usualmente acostumbraban a hacer.

-Jadelyn, Jadelyn, ¿es cierto lo de tu padre?-

-Jade, responda, ¿cómo está su pequeña hermana?-

Miss you.Where stories live. Discover now