O5: 𝑁𝑜 𝑙𝑒 𝑑𝑖𝑔𝑎𝑠 𝑎 𝐴𝑐𝑒

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Como todos los sábados, Luffy se preparaba un tazón de palomitas y compraba unas cuantas golosinas más, mientras ponía alguna película de suspenso o un documental sobre casos criminales para sentarse sobre el sofá y ser perezoso todo el día.

Ace se iba al gimnasio todos los sábados, desde las 3:00 hasta las 7:00 de la noche. Luffy no entendía porque desaparecía casi todo el día, pero sinceramente tampoco le importaba, pues le agradaba tener la casa para él sólito, a pesar de que no hacía nada más que ver películas y comer hasta sentirse satisfecho.

Pero aquel sábado, algo realmente inusual sucedió.

El timbre de la casa sonó, Luffy dejó pausada la película que estaba viendo y caminó hasta la puerta para poder abrirla, no creía que fuera Ace ya que este traía sus llaves, o a lo mejor se le olvidaron.

Cuando la puerta se abrió, casi se ahoga con su misma saliva al ver a aquel pelinegro frente a él.

—Zoro... ¿qué haces aquí? —preguntó, tragó pesadamente y volvió a decir— Ace no está, puedes venir a buscarlo en otro momento.

Por supuesto, Ace no estaría contento si se enteraba que Zoro estaba ahí, probablemente había ido a buscarlo para que salieran, pues el mayor frente a él lucía demasiado atractivo.

—Oh, si venía a buscarlo, creí que estaría en casa —dijo de lo más normal, aunque Luffy pudo percibir un poco de falsedad en sus palabras.— supongo que lo voy a esperar.

Luffy frunció el ceño y asintió, antes de que pudiera decir algo más, Zoro ya había entrado en la casa, dejando a un conmocionado monito aún sosteniendo la puerta de la entrada.

Rápidamente reaccionó y cerró la puerta, camino hasta darle leve golpecitos en su hombro para llamar su atención.

—Zoro, no creo que deberías esperar adentro, tú sabes... —hizo un leve puchero, no quería sonar grosero pero la verdad tenía que serlo, si Ace llegaba y lo veía aquí, entonces estaría perdido.

—Ah pequeño, ya sé que tu hermano está obsesionado con cuidarte, pero no haré nada —le sonrió, el pequeño toque de burla se escabullía entre su mirada y Luffy supo que era momento de negarse y no dejarlo ganar, pero, sinceramente Zoro podía con él.— claro...a menos que tu quieras.

Se acercó, dando sólo cuantos pasos para estar más pegado al menor. Luffy retrocedió un poco, no era que tuviera miedo, bueno, tal vez temía que de pronto Ace abriera la puerta de la casa y los encontrara ahí.

Pero temía más de él mismo, siendo Roronoa Zoro la persona que tenía cerca de él, el tipo que le calentaba demasiado, viéndose tan atractivo ante sus ojos, con esa mirada que querer devorarlo. No sería capaz de resistir tanto tiempo si el mayor seguía ahí.

—Deberías irte. ¿No tienes miedo de que Ace te encuentre aquí? Sinceramente, me da un poco de pánico imaginar lo que podría hacerte.

Zoro le miró atentamente, con la punta de su lengua delineó sus labios mientras tragaba duro.

—¿Quieres que te diga un secreto? —Luffy negó, alejándose un poco del mayor, sin embargo, las manos del peliverde se aferraron a sus hombros, acariciando sobre ellos y bajando lentamente por sus omóplatos hasta su espalda, dando leves caricias que lograron descolocar a Luffy.— Ace estará demasiado ocupado, probablemente no pueda llegar hasta después de las 7.

Luffy tembló bajo sus palabras y por fin conectó su mirada con la del mayor.

—¿Por qué lo dices? —preguntó.

—Bueno, ¿en serio crees que tu hermano tarda tantas horas en el Gimnasio? —dijo de manera juguetona, evitando soltar una carcajada al ver la expresión en el rostro de Luffy.

El menor se lo había imaginado, pero nunca se ponía a pensar de más, respetaba la privacidad de su pecoso hermano, aunque a veces Ace no hiciera lo mismo con él.

—Entonces, ¿por qué Zoro está aquí? —volvió a preguntar, está vez estaba actuando un poco más confiado y no tan avergonzado.

—Sólo veía a dejarle esto —sacó una memoria USB del bolsillo de su pantalón.— me la presto para descargar unas cosas de la escuela, así que venía a devolverla.

Luffy frunció las cejas, para después soltar una risita.

—Zoro, es la excusa más tonta que he escuchado shishishi —rió el menor.

—Uh...tenía que intentarlo —se alzó de hombros.— debía encontrar una excusa para verte, cariño.

Luffy cesó su risa y sintió sus mejillas calientes ante ese apodo.

—Zoro... —murmuró, escuchando como el mayor hacía un sonido con su boca para indicarle que lo escuchaba.— primero déjame ponerle seguro a la puerta.

Dios, Luffy había jadeado eso último sobre su oído, como si pretendiera ser tan inocente para después alejarse de su lado y cerrar la puerta con seguro. Si Ace regresaba, al menos se darían cuenta al escucharlo batallar con las llaves.

Ni bien se alejó de la puerta, sintió esos fuertes brazos cargarlo de la cintura, lanzó un pequeño grito, el cual fue callado enseguida por esa boca.

Zoro se tragó sus gritos, con sus labios unidos en un encuentro un poco incómodo por el repentino ataque. Sintió la lengua del mayor chocar contra sus dientes, pidiendo acceso para explorar su boca, el menor abrió ligeramente esta para soltar un gemido entre besos.

Zoro besaba realmente bien, y aunque por lo regular Luffy prefería más los besos sutiles donde no había tanta morbosidad, ahora mismo se encontraba jadeando sobre la boca del peliverde, con su saliva resbalando de ésta y sus lenguas tan húmedas paseándose entre ellos.

El ambiente se tornó tan caliente, que podía sentir su cuerpo tan pegado al de Zoro, con las manos del mayor en su cintura, apretando aquella zona con fuerza, jurando que dejaría marcas en esa zona.

—E-espe-

—No cielo, no pidas que me detenga ahora mismo. —murmuró sobre sus labios, ambos con la respiración agitada, esperando por volver a besarse con la misma intensidad.

—Zoro, si Ace se entera de ésto, estamos muertos —le advirtió, sintiéndose un poco nervioso.

—Entonces, no le digas a Ace —susurró, su aliento caliente golpeando el rostro de Luffy—. Ace no tiene que saber que me voy a follar a su hermanito tan brutal que será la razón por la que no caminará cómodamente en días.

Luffy soltó una risita; la idea que Zoro tenía en mente le gustaba. Así que entré rezos y disculpas mentales hacia su hermano, ambos subieron a la habitación del menor.

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¡ᑎ𝖮 ᒪᗴ ᗪ𝖨𝖦ᗩ𝖲 ᗩ ᗩᑕᗴ! ✧ 𝖹𝖮𝖫𝖴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora