Prologo.

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La guerra fue devastadora

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La guerra fue devastadora.
Las muertes son incontables.
Héroes son muchos.

Pero la victoria fue amarga.
Y aun así, la historia se vuelve a repetir.

Naruto miraba fijamente a su amigo, su hermano, aquel que lo entendía, más su oscuridad lo llevó a un camino distinto.

Naruto no entendía la mentalidad del Heredero del clan Uchiha.

Su venganza, una vez con sentido, ahora era absurda, su ideal, absurdo, su sueño, absurdo.

Deseaba hacer lo que hundió su mundo en la guerra, deseaba seguir haciendo, a su modo, lo que sus antepasados hicieron.

Opresión, miedo, guerra, poder.
Ingredientes de una receta con un sabor dulce al principio, más cual veneno, traeria la muerte del consumidor al final.

Sus ojos azules observaban el negro asabache.

Sangre cayendo de su mano izquierda, su rasengan en su derecha.

Su ojo derecho incluido, sangre goteando de su boca.

Su pecho inflando y desinflando en cada respiro.

Su aliento visible por el frío clima.

Apretó los dientes.
No lo entendía, no podía, como se suponía que debía entenderlo.

Como el acabo en la oscuridad y el aún en la luz.

Donde estaba aquello por lo que luchaba.

De que servía ser un héroe, si al final no podía salvar lo que de verdad importaba, no lo entendía, no podía.

Sasuke, fue lo que su boca susurro.
Una leve lágrima callando de su sano ojo.

Como un espejo, su ojo brillante, algo opaco, pero aun azul como el cielo, reflejaba a su amigo asabache, su chidori en toda potencia, igual de herido que el.

El amaterazu haciéndolo más letal, una hoja caía del cielo, el suelo temblando por sus poderes.

Dos deidades dando todo de ellos, para imponer su ideal al otro, para demostrar tener razón, para demostrar que su propósito era el correcto, que su sufrimiento mutuo no fue en vano.

Que la sangre derramada, que las lagrimas derramadas, las noche de desvelo, que los entrenamientos arduos, que sus objetivos logrados.

No fueron en vano.

La hoja que bailaba en el cielo, danzante, paciente, alegre, una pequeña verdad, un mensaje que transmitía.

Que apesar de todo el caos, habría algo de orden, que apesar de todo el sufrimiento, habría algo de paz, y así como empezó a caer, así tocara el suelo, y así su final, daría un nuevo comienzo.

Al tocar el agua del riachuelo, de lo que alguna vez fue un gran y poderoso río, en un lugar histórico para ellos.

Salieron disparados hacia el otro, con la velocidad traspasando el sonido, gritaron sus técnicas, gritando sus emociones, gritando su soledad, gritando en una ayuda sangrienta.

Frenesí Monstruoso.Where stories live. Discover now