𝐑𝐄𝟒:𝐑 → 𝐕𝐈𝐈𝐈

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𝟑 - 𝐡𝐫𝐬 𝐃𝐞𝐬𝐩𝐮é𝐬
𝐄𝐥 𝐥𝐚𝐠𝐨.


Cordero del sacrificio. Recibirás nuestro más sagrado cuerpo. 

Esto es solo el comienzo.

Al alba, te unirás a nuestro culto.
Compartirás mi sagrada bendición...

Por siempre.

Al despertar repentinamente en la barca, Leon examinó desesperadamente sus brazos con una mirada de pánico inconfundible. La pesadilla que había experimentado no había sido agradable en absoluto, necesitaba asegurarse de que no hubiera habido ningún cambio en su cuerpo. 

Sin embargo, al no detectar nada inusual en él, optó por cerrar los ojos y frotar suavemente sus ojos con la zona dorsal de sus dedos. Al lado de Leon, Hasley yacía completamente desmayada, empapada de agua y con una expresión de calma y paz. Su rostro estaba apoyado suavemente en el borde de la barca y los mechones de cabello húmedos se adherían a sus mejillas.

—Hasley-  —Susurró Leon mientras se acercaba de rodillas a ella, acomodando su cuerpo con cuidado, moviéndola con sutiles empujoncitos y limpiando un poco el sangrado de su nariz— Mierda...

La pelinegra que había caído inconsciente después del estrés que había experimentado, no dio ninguna reacción y Leon preocupado, se aseguró de dejarla en una posición cómoda para cuando se despertara.

Con un suspiro, se sentó a su lado y comenzó a intentar prender el motor de la barca varias veces, el enojo se presentó en cuando no éste respondía, continuó tratando de prenderlo hasta que finalmente reaccionó.

—Al fin...

Con la barca del otro lado del pueblo desconocido, Leon detuvo el motor y miró a Hasley con preocupación. Ella, que seguía inconsciente, no había dado ninguna reacción por lo que se tomó unos minutos para procesar la situación.

« ¿Por qué no se despierta? ¿Se habrá ahogado?
No creo... Sería imposible-  » 

Después de revisar los signos vitales de Hasley por si las dudas, entrecerró sus ojos con confusión. Cuando pasó su brazo bajo su piernas y el otro brazo por su espalda, sin tener que hacer fuerza la levantó y con cuidado la acomodó. Su cabeza estaba reclinada sobre su hombro... Parecía tranquila, lo que hizo que Leon sintiera un nudo en la garganta. 

Bufando, la acomodó sobre la madera y se subió antes de que la barca se hundiera. La confusión lo estaba perturbando, primero el cráneo gigante y las menciones de otras personas por el sector, después el pez del lago y ahora las pesadillas con el supuesto hombre de las pinturas... algo no andaba bien, eso estaba más que claro.

Leon despacio, colocó su brazo alrededor del torso de Hasley y, con un movimiento firme la levantó, colocándola en su espalda. Luego, presionó fuertemente sus muslos para evitar que se caiga o se tambalee durante el transcurso.

—Cóndor Uno a Nido. ¿Me recibes? —Dijo él comenzando a caminar por unos escalones hacia una casa.

—¡¿Cóndor Uno?! ... ¡llevo tres horas intentando comunicarme con ustedes! ¿están bien? —La voz de Hunnigan se escuchaba preocupada.

𝐒𝐓𝐎𝐑𝐌  |  𝖫𝖾𝗈𝗇 𝖪𝖾𝗇𝗇𝖾𝖽𝗒Where stories live. Discover now