0: Necesidad

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La realidad es injusta.

Pues, a quienes no se esfuerzan les da más, pero quienes lo hacen, muchas veces se tienen que conformar con lo poco que la suerte sobra para ellos.

Esto ha sido así y siempre lo será, de niños, todos creen estar en igualdad de condiciones, la dulce inocencia de los infantes los protege del cruel mundo que los rodea, permitiéndoles soñar en grande. Pero todo cambia cuando llegan a la pubertad y experimentan su primer celo, descubriendo así la casta a la que pertenecen.

Si eres un alfa, bien por ti, esos sueños se convertirán en realidad.

Si eres un beta, nada mal, pero confórmate con pasar la vida sin pena ni gloria.

Si eres un omega… olvídate de todo, someterse a la voluntad de otros es la mejor opción para evitar sufrimiento innecesario

Sin embargo, Tomioka Giyuu no estaba dispuesto a hacer lo último. Había pasado por muchas cosas, tanta sangre derramada por su culpa, no podía simplemente tirar todo a la basura solo por el hecho de ser un omega, así que haría lo que fuera necesario para escalar lo más alto posible y que nadie se atreviera a despreciarlo nunca más, para que nadie tuviera que sufrir nunca más.

Después de todo, ¿Por qué se dejaría de alfas, cuando tiene la capacidad para seguir adelante?

Tomioka estaba decidido y así luchó durante años hasta que consiguió convertirse en pilar, el pilar del agua, todo el mundo creía que era un alfa puesto que había conseguido ocultarlo muy bien, ni siquiera su amigo más cercano, el chico que le hacía sentir mariposas en el estómago, lo sabía.

Eso estaba bien, realmente no tenía deseos de volver a ser un omega ante los ojos de los demás, aunque esto significara estar solo, lo único que siempre le jodía la existencia era el mensual recordatorio de lo débil que podría llegar a ser.

— Kyojuro... ugh ¡Ah! Kyojuro — El omega, Tomioka Giyuu, tenía los ojos cerrados con fuerza mientras intentaba suprimir los gemidos desesperados que se le escapaban a medida que el calor invadía su cuerpo.

El chico temblaba en el futón, mientras abrazaba las sábanas y sudaba profusamente.

— Kyojuro uhg... —

Pensó que lo solucionaría tomando algún supresor, pero se dio cuenta demasiado tarde de que ya no le quedaban pastillas.

Hace un tiempo no había experimentado un celo y las fuertes emociones lo estaban volviendo loco, intentaba aliviarse tocándose él mismo y frotando su entre pierna contra las cobijas, moviendo sus caderas y cerrando sus piernas para crear más fricción.

Pero era inútil, solo se trataba de un omega más que no tenía un alfa para cuidarlo.

Giyuu sintió un nudo en la garganta que le impedía respirar correctamente, la sensación de querer calmar su dolor siendo tocado y abrazado por una persona que, bien sabia, nunca iba a llegar, lo estaba abrumando hasta el punto de que comenzó a derramar lágrimas como si fuera de nuevo un niño.

Entonces escuchó a algo moverse y entrar a la habitación, sus sentidos estaban nublados e intentó ocultarse entre las sábanas pero, al ver que solo se trataba del viejo cuervo, lo que hizo fue romper en llanto.

— Kansaboro, ya no... ya no puedo más. — sollozó.

El cuervo no pudo evitar preocuparse al ver a su dueño en ese estado, tan fuera de si por culpa de las feromonas, asi que rápidamente intentó pensar en una solucion.

— Pequeño Tomioka ¿y si traigo al pilar de la flama? — dijo el animal con su voz aguda.

El omega negó con la cabeza cuando escucho la propuesta.

— Pero pequeño Tomioka, usted lo estaba llamando y—

— No, por favor...— decir estas simples palabras requirió mucha fuerza de voluntad de parte de Giyuu.

Realmente deseaba que el alfa estuviera con él, su cuerpo necesitaba de su presencia más que nunca antes, por desgracia, tenía que mantener su fachada, nadie debia saber que en realidad era un omega.

Entonces, Kansaboro salió volando y Giyuu se quedó ahí, retorciendose mientras sentía como el lubricante natural mojaba sus muslos.

Pasaron algunos minutos y entonces pudo detectar una fragancia muy familiar, como una mezcla de miel màs un olor parecido al sol.

Tomioka se estremeció de inmediato y abrió sus ojos esperando ver a la persona que bien podría ayudarlo pero con un gran riesgo de cambiar su vida para siempre.

Sin embargo, cuando miró por la habitacion, lo unico que encontró fue al cuervo sosteniendo en su pico la capa blanca con un diseño de llamas en el filo. Kansanboro le dio la capa de Rengoku a Giyuu, y este se quedó perplejo por unos segundos viendo la tela y luego regresando a ver al animal.

— ¿Lo robaste? — preguntó Giyuu entre jadeos

El cuervo se dio la vuelta y respondió —No, lo tome prestado sin que él lo supiera.—

El chico suspiró y con un poco de culpa, no tuvo más remedio que utilizar la capa para aliviar el dolor que le traía su celo, frotó un poco la tela alrededor de su cuello y luego la juntó a su nariz para poder inhalar lo maximo posible de la fragancia de su amor platónico.

El sufrimiento de TomiokaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin