Lágrima de Luna (Versión Wattpad) #PGP2024

VIII - Volubles, crueles y celosos (Parte 2)

Corrí lo más rápido que pude a nuestra casa, Úrsula acostumbraba todas las mañanas a trabajar en su huerto, por lo que sabía con certeza que se encontraría allí cuando llegue. Pasé velozmente frente a la biblioteca, y atravesé entre empujones por el centro comercial de la ciudad, era una calle llena de tiendas de comida, de ropa, de pociones, y demás, que siempre se encontraban abarrotadas de brujas queriendo abastecerse, pero en ese momento no tenía tiempo para pensar siquiera en ello. Aun retumbaba en mi mente la voz de aquella Rubrum: "nunca existió una Úrsula" decía

"¿hermana de la Suma Sacerdotisa? ella es hija única, querida" repetía como un loro.

No podía ser.

Cuando llegué la puerta se encontraba sin llave como todos los días.

-¡Úrsula! -entré gritando su nombre, si se encontraba aquí me escucharía.

La casa se encontraba igual que cuando me fui la noche anterior, solo que faltaba el saco que Úrsula siempre colgaba en el perchero y su juego de llaves. Tampoco estaban las flores que siempre colocaba encima de la mesa del comedor y el mantel que tejió para la mesa ratona que había me había regalado una de las chicas de la biblioteca. Fuí directo a mi habitación que estaba intacta, tal como la deje, aun con la ropa del armario revuelta en mi desesperación por no tener nada que ponerme. Me apresure a la ventana, desde allí arriba tenia vista directa a la huerta de mi nodriza.

Me quede helada al ver a través del cristal. Ahogué un grito con mis manos y retrocedí unos pasos. Caí de rodillas sintiendo que la respiración me fallaba una vez más. La huerta no estaba. Ni siquiera había rastro de tierra removida, como si nunca la hubieran hecho.

Las lágrimas comenzaron a brotar mientras más dudas aparecían en mi mente. ¿Qué estaba ocurriendo?

Pronto recordé algo importante. Por lo que me propuse de inmediato a dirigirme a la Secretaria Central, el lugar donde registraron nuestro ingreso el día que llegamos. Recordaba claramente su nombre escrito con hermosa caligrafía.

Una vez allí pude encontrarme con Trix. Me alegre de verla, quizás ella podía ayudarme, había sido amiga de Úrsula antes de que ella se marchara de la ciudad hace más de veinticinco años, y ella nos había recibido e ingresado en el sistema. Pero una vez que le consulté por ella, fue la misma reacción que obtuve de la Rubrum.

no hay registro de una tal Úrsula.

Las piernas me temblaban, exigí que buscara en el libro su nombre. Sin embargo, por más que buscamos toda la tarde, no había rastros de ella. Busque también por la ciudad, consultando a las personas que sabía que se relacionaban con ella en el día a día, no obstante, fue la misma respuesta una y otra vez.

"no la conozco"

"no la recuerdo"

"no existe"

Llegada la noche me encontraba en una de las tantas plazas que había aquí dentro. Podía percibir que algo enorme ocurría, pero temía llegar a la conclusión de que la última opción que me quedaba era dirigirme directamente a la Suma Sacerdotisa. Tenía que haber otras opciones antes que esa.

Algo vibro en mi bolsillo mientras me secaba nuevamente las lágrimas que corrieron por mi rostro durante todo el día. Sorprendentemente, parecía que tenía una fuente infinita de llanto que no se secaba jamás.

Saque el teléfono celular que había pasado desapercibido, al que no preste atención, ya que me encontraba ocupada con otras cosas. Indicaba que había llegado un mensaje de texto de un número que no estaba agendado.

-Soy Chaud, llegue sin problemas.

Recordé en se instante que él había prometido avisar de alguna manera que había vuelto sano y salvo a su tribu. Me quede atónita unos instantes, observando anonadada aquel texto sin saber exactamente que responder. Debía contarle lo sucedido, aunque no sabía por dónde comenzar. Sin que me diera cuenta mis dedos habían enviado un mensaje corto y que, quizás, para él no tendría ninguna clase de sentido. "¿conoces a Úrsula?". El teléfono vibro nuevamente cuando obtuve una respuesta. Por alguna razón tenía miedo de leerla, temía que me dijera que no, que ella jamás existido como todos hacían.