VIII -Volubles, crueles y celosos (Parte 5)

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Entrada la noche, Selene observaba la luna menguante desde la terraza de su casa, desde allí podía sentirla más cerca y como su conexión se fortalecía. Subió con intenciones de meditar después de su cruce de palabras con Lhiver, sin éxito, por lo que se encontraba con las piernas cruzadas, cuando una presencia irrumpió en la noche. Era una mezcla entre oscuridad y tranquilidad, algo que había aprendido en sus años de experiencias, es que muchas veces ambas van de la mano.

Esperó pacientemente que aquel ser llegara a su techo, saltando de terraza en terraza. Una mujer vestida completamente de negro, con un vestido antiguo, de los que ya no se usan, tapada hasta los pies con un velo. Se acercó a ella con la mirada baja y pasos lentos. Selene ni siquiera se voltio a mirarla, solo cerro sus ojos, manteniendo la postura y una respiración profunda.

Aquella señora que parecía estar en duelo eterno comenzó a transformar su cuerpo. Podía escucharse claramente como sus huesos se achicaban y se acomodaban en una nueva postura. Su cuerpo se volvió un poco más pequeño, y se irguió considerablemente, aunque aún era de una estatura baja. Su piel se aliso y se aclaró cualquier mancha. Sus manos engarfiadas se moldearon en dedos finos y delicados, sus piernas se volvieron fuertes y musculosas. Su traje pronto le quedo demasiado grande, por lo que se le asomaba un hombro descubierto de manera provocativa. Sus ojos negros se volvieron de un verde esmeralda brillante, junto con una mirada afilada que dejaría helado a cualquier mortal que ose observarla. Sacó de su bolsillo unos aros que coloco en su nariz, orejas y lengua, y un cigarrillo que se apresuró por encender. Finalmente se paró cerca de Selene, quien tuvo el tiempo suficiente para terminar una meditación rápida.

-no te das una idea de la impresión que da escucharte transformar, no entiendo porque solamente no te quedas con la forma original y ya -le dijo a la joven muchacha que se presentaba ante sí.

-por la misma razón que tú te rehúsas a que tu cabello se oscurezca. Debemos mantener nuestra identidad reservada, por nuestra seguridad -se colocó de cuclillas a su lado, mientras despedía humo por la boca- Selene -la saludó.

-Hécate- le respondió.

Se mantuvieron en silencio unos instantes. Escuchaban los ruidos de la ciudad en plena madrugada, cubiertas por las luces de las estrellas. Cada destello parecía ser una bendición para una exhausta Selene y cada calada al cigarrillo era un momento de paz para Hécate.

-pareciera que cada vez se te complica más mantener un perfil bajo.

Del rostro de Hécate no se desprendía ninguna clase de emoción, solo se quedaba allí observando un punto fijo en el horizonte, como si se encontrara en algún tipo de transe.

-no tengo pensado ser descubierta, al menos no aún.

-se acerca un eclipse solar.

Selene suspiro con fuerza, y permitió que su cabeza cayera hacia adelante, encorvándose.

-así es -sus manos comenzaron a temblar nuevamente al mismo tiempo que sentía un retorcijón en el estómago.

-después de tanto tiempo aun te pone nerviosa.

-como si fuera una quinceañera.

-patética.

Broto una risa ansiosa desde el interior de Selene, lo que agradeció, no podía soportar más críticas, mucho menos de aquella muchacha.

-lo sé.

-te pones en peligro, sabes que cada eclipse él comienza su búsqueda.

-pues, como siempre, solo tiene un par de horas. No importa que tan poderoso sea, no puede escanear todo el planeta al mismo tiempo.

-entonces ¿apostarás su vida? -la voz fría de Hécate mientras pronunciaba aquellas palabras se sintió como agua helada recorriendo su columna vertebral- después de todo, ahora es posible que primero la encuentre a ella.

-no si le enseño a protegerse primero.

-cualquiera de ustedes es buen botín para él.

-no permitiré que le ponga una mano encima a Lhiver -Selene volvió a vista hacia la luna, estaba casi completamente oscura, sin embargo, sentía su presencia- la protegeré a como dé lugar, no importa que deba sacrificar.

Apretó sus rodillas con ambas manos, clavando las uñas en el jean. Ya no sentía dolor, no le importaba sentirlo tampoco. Desde que conoció a Lhiver su vida cambio por completo. Si cerraba los ojos podía sentir su aroma y escuchar su dulce voz. El amor que sentía por aquella joven no tenía sentido para ella, pero aun así allí estaba aquel sentimiento. Se había permitido ser cautivada por su risa y su mirada de sorpresa con la que era examinaba cada vez que abría la boca. Su curiosidad, su tenacidad, su manera desafiante de ser. Todo era encantador para Selene que siempre se rodeó por mujeres que la subestimaron o le temieron.

-entonces necesitaras ayuda.

-no llames a Artemisa, ella tiene una misión más importante.

-¿Qué puede ser más importante que tu seguridad? Si a ti te ocurre algo...

-es aún más importante que yo.

-¿más que Lhiver?

-tanto como ella.

Hécate solo asintió con la cabeza entendiendo al fin a lo que se refería. Su cabello oscuro danzaba con el viento mientras su mirada ausente caía sobre la ciudad.

-ya no tengo tiempo -dijo acercándose al borde del techo- nos veremos en alguna otra ocasión.

-haz bien tu trabajo... y consigue otro recipiente para la próxima.

-no puedo... esta mujer se aferró a mi alma.

Habiendo terminado la frase se lanzó al vacío, perdiéndose en la oscuridad de la noche. Selene se mantuvo unos momentos más sobre aquel techo antes de volver a la seguridad de su hogar. Faltaba menos de una semana, tenía tanto que enseñarle a Lhiver antes del eclipse, de lo contrario, sería su final... o el de todos.

Lágrima de Luna (Versión Wattpad) #PGP2024Where stories live. Discover now