26

315 24 0
                                    

La mujer estaba impactada ¿Cómo se atrevía esa desgraciada en ofrecerle semejante bajeza? No, no lo aceptaba.

Pero todo era culpa de él, ella estaba influenciada por él, su esposo era quien puso a su hijastra en su contra.

Y no podía permitirlo, ella quería dinero y  de que lo conseguiría lo conseguiría.

Además su hija estaba fuera del país intentando estudiar una carrera o mejor dicho la tercera carrera ya que la primera, medicina no aguanto el primer semestre, muchos exámenes, muchos términos médicos y ella no entendía nada de eso, la segunda, leyes ni hablar por suerte aprobó el examen de admisión y tan solo un mes y ya había desistido no entendía ni la constitución así que ¿Para que insistir? Así que ahora estaba estudiando su tercera carrera,  periodismo. Y si que le estaba yendo bien, le gustaba.

No podía pedirle dinero a su hija puesto que ella trabajaba para ayudarse ya que ella no podía darle mucho, ya había vendido la casa de su difunto marido y ahora vivía en esa casa, no era como a ella le gustaba pero al menos era decente.

Y si quería tener de vuelta la vida de reina que ella merecía tenía que poner los puntos sobre las íes.

—¿Estas bromeando cierto?— pregunto ella después de escuchar la propuesta de Barbara, la miro detenidamente, estudiandola a ver si es que era una estúpida broma, pero no, ella estaba muy firme en lo que le dijo, así que dirigió su vista a Eros, ese miserable causante de todo. —Tu — lo señalo con el dedo— estás poniendo a mi hija en mi contra ¿Quien te creer? No tienes derecho sobre ella, yo soy su madre, le di todo desde que me case con su padre y la quise como una hija.

A Barbara se le puso amarga la boca de solo escucharla decir semejante estupidez, como no una madre, si solo era una interesada que quería casarla con un buen prospecto para ella o tener dinero y posición.

Barbara vio la taza de té a medias y asco le dió, tanto que quiso tirarle a la cara el contenido que quedaba.

¿Cómo se atrevía a compararse con su madre? Es que... No, tenía que calmarse, aún no podía tener emociones fuertes, su corazón estaba bien, más que bien, pero el doctor les dió órdenes estrictas de que lo cuidarán bien y eso haría, y esa mujer frente a ella no iba a arruinar lo que tanto estaba cuidando.

—Señora, no sea ridícula, ese es el trato lo toma o lo deja usted decide, no va a tener de nuestra parte un solo dólar, agradezcas que Barbara tiene un alma noble porque si por mi fuera ni siquiera estuviera aquí hablando con usted.

—No seas ridículo, si te casaste con mi hija estoy en todo mi derecho de exigirle como madre.

—Estas muy...— ¿Esta mujer quien se creía? No iba a permitir que le hablara así pero Barbara lo interrumpió cuando estaba apunto de decirle sus verdades.

— Y una mierda, tu no eres mi madre... Y que sea la última vez que vuelvas a decir eso ¿Me oíste? Me vale un quintal de mierda si estás en la ruina, quise ser benevolente con Tigo por ser una persona mayor, pero no voy a permitir que quieras venir a chantajearme con esa estupidez de ser mi madre, nunca lo fuiste y nunca lo serás, tuve una sola madre y ya no está, ahora tengo una suegra que la quiero como a una, y es hasta mejor madre que tú....— tomo una fuerte respiración para calmar la rabia que sentía, y el asco del té también, era el peor te que había tomado en su vida, por eso prefería el  café.— ahora sí no aceptas la propuesta es asunto tuyo, yo cumplí como hijastra en ayudarte.

—No me puedes hacer esto.

—Si que puedo y ya lo hice.

Eros estaba viendo a su esposa con la boca abierta, se removió incómodo en su sitio por la creciente erección, ¡Demonios! Ver a su mujer en modo agresivo lo ponía a mil.

Ya quería salir de ahí y enterrarse en ella como todos los días.

—Amor, nos vamos— tomo la mano de Eros y se dirigió a la salida, el salió primero y ella se giró antes de terminar de salir por la puerta de madera pulida —      Kevin te estará esperando en el bufet a primera hora para que comiences con los que hacerles, es tu decisión si quieres el empleo o no.

Salió y cerró la puerta tras ella, volvió a tomar otra bocanada de aire y se dirigió a la camioneta de su esposo.

Eso fue realmente liberador, hablarle así fue... Extraño, ella nunca le había elevado la voz o faltado el respeto, por eso prefirió irse de casa, pero es que se lo merecía.

Abrió la puerta de la camioneta y subió, estaban en silencio los dos Eros apretando el volante tan fuerte que tenía los nudillos blancos y su respiración estaba pesada, Barbara estaba igual, sé sentia extraña vio a su esposo que la estaba observando, detallandola, admirando su belleza, y es que con ese vestido rojo que veía como una auténtica diosa con el cabello en una coleta alta.

Barbara no soporto más la tensión y subió sobre sus piernas y lo beso, el la recibió gustoso, ¿y como no? Si verla así de agresiva lo tenía con las bolas doloridas.

Barbara quitó los botones de su camisa mientras el abría su pantalón para sacar su miembro, nada de juegos previos, ellos querían sexo y eso tendrían, estaban urgidos y Barbara ni se diga.

—Demonios, Barbie, estás tan húmeda.

—Calla y hazme tuya...

No se diga más.

Si eso era lo que quería eso Eros le daría ¿Total? El también lo quería.

♥━━━━━━━━━╬☆♡✩╬━━━━━━━━━⁠♥

El trayecto a su destino fue más largo de lo habitual y todo porque Barbara parecía insaciable, tres veces tuvieron que pararse a un lado de la carretera para follar como conejos en celo.

La tercera vez se ganaron una multa por  estar mal estacionados, por suerte estaban acomodando su ropa cuando el oficial de policía tocó la ventana para pedir los documentos, pero al ver quiénes eran no quiso armar un alboroto pero como buen oficial de la ley no pudo evitar darles una multa.

Así que ahí estaban en la barra de su club.

Porque si, luego de que Eros dejara su cargo en las empresas Adams, se dedicó a su esposa, luego de la recuperación ahora tienen un negocio en común y es el club que es  la sensación del momento  "Barbie's" se llama.

Y fue lo mejor que pudo haber hecho Eros, él administraba y dirigía junto con Barbara que también estaba encargada de ayudar en la barra con las bebidas. Y una noche por semana daba un show de baile, nada vulgar claro está, era lo que a ella le gustaba, bailar y era muy buena en eso, ella le enseñaba a las demás chicas los pasos y rutinas de las noches y no podía estar más que contenta con eso.

Trabajaban juntos, estaban juntos ¿Que más podían pedir?

—Con Kevin estuvimos hablando de que queremos una boda de verdad.— le dijo Ale a Barbara.

—Eso es ridículo, ¿Para que?

Eros solo la veía, realmente era estúpido hacer una boda si ya estaban casados.

—¿Tu que opinas?— le pregunto a Eros llevándole una copa de vino. El solo se encogió de hombros antes de olerlo y darle un sorbo a su copa. Un excelente vino, Barbara sirvió otra copa una para su amiga y otra para ella. — pues, brindemos  por la boda.

Por poco y Ale se ahoga con el vino escupió lo que tenía en la boca hacia un lado de ella y mojo al hombre que estaba justo sentándose.

No aguantó la risa y Barbara no pudo evitar reírse de semejante asquerosidad, pobre hombre o mejor dicho pobre Kevin, ya que era él quien se estaba acercando junto a ellos.

—mi camisa. — Se quejo.—¿Porque hiciste eso? — le quitó la copa a Ale de las manos porque por poco y se la echa encima de tanto reír,

La Rubia Del Ceo (+18)Where stories live. Discover now