XII - Tanta era su tristeza (Parte 2)

7 4 0
                                    

Su voz se volvió algo tosca, parecía molesta por no haber comprendido la misión que me había encomendado.

-pero...

-es simple, la historia no puede terminar ahí, debe haber algo más. ¿o acaso me dices que tanto el sol como la luna están condenados a vivir una vida vacía? Acorralados, perseguidos por Caos durante toda la eternidad, debe de haber algo más, solo hay que seguir buscando. Por eso necesito que tú, la única de nosotras que puede entrar a Coven sin levantar sospechas, busque indicios del final... -¿Por qué es tan importante? ¿Por qué te enfadas?

Mis palabras cortaron su voz como si de un cuchillo se tátara, algo de frialdad se mostró en su rostro por unos instantes, ofendida por mis preguntas, volviendo a sumirse en sus pensamientos.

-es que... Lhiver, yo creo... estoy segura de que tú eres...

-Señorita Selene, tenemos compañía.

Sin darnos cuenta Yue se había apartado de nosotras y estaba observando por entre la cortina, a través del cristal de la ventana.

-¿de quién se trata?

Antes de poder responder Yue salto sobre mí, cayendo las dos al piso. Me golpee fuertemente la cabeza contra la alfombra, al mismo tiempo que puedo ver que algo atravesaba la pared de concreto, haciendo añicos la ventana. Era como una nube negra hecha de insectos, el olor nauseabundo a carne en descomposición inundo la habitación. No sabía si era por el olor o por el golpe, pero me entraron unas terribles nauseas. Intente observar hacia aquello que nos atacaba, con un brazo tenia atrapada a Selene contra la pared, su mano tapaba casi todo su cuerpo. Miré hacia encima de mí y pude observar una garra negra que nos apuntaba. Envolví a Yue, quien aún yacía sobre mí, con mis brazos, y sacando fuerzas de vaya-a-saber-donde nos impulse, rodando hacia el costado, esquivando justo a tiempo el golpe. Me levanté como pude, con intenciones de sacar a Yue de allí, pero la misma garra que había hecho un agujero en el suelo, ahora estaba barriendo la habitación.

Una luz brillo a mis espaldas, y dos figuras hicieron de escudo, protegiéndome del golpe. Eran dos de los guerrero cristales de Selene, estos eran como los anteriores solo que eran completamente negros. Turmalinas negras, entendí, eran su mejor defensa. Mire a Selene buscando alguna respuesta, pero se encontraba atrapada, los insectos intentaban dañar sus ojos, o entrar por su boca, había logrado zafar una mano, con la que libero sus guerreros, pero solo con ella no lograría nada más. Observe hacia mi otra compañera, Yue tenía una gran herida en la espalda y la sangre brotaba a chorros, por lo que me saque la remera que tenía puesta, quedando solo con el sostén, y se la coloque en la herida, misma que casi al instante se tiño de rojo.

Las turmalinas comenzaron a desmoronarse, se volvían cada vez más débiles. Mire a Selene rápidamente, los insectos ingresaban por sus fosas nasales, asfixiándola. Con la mano que tenía libre intento acercarse lo más que podía a mí, pero antes de que pudiera estirar la mía, se desmayó. Al mismo tiempo los guardianes turmalina se desmoronaron por completo.

En ese exacto instante, cuando pude ver que el demonio frente a mi nos mataría a las tres, se me cruzo una pregunta por la cabeza. ¿Cómo fue que esto sucedió? El tiempo pareció detenerse para mí, lo suficiente como para que pudiera sentir cada latido de mi corazón, cada respiración agitada que resonaba en mis oídos, la sangre de mis venas que corrían hirviendo, la adrenalina impulsando a mi cerebro para que piense más rápido una manera de salir de ahí. Sin embargo, era inútil.

Moriremos.

Imágenes de las personas que amaba se cruzaron frente a mis ojos en aquel momento. Podía ver a Úrsula colocándome su ungüento en mi tobillo, aquel que tenía perfume a menta, en mi habitación de la casa hogar, una sonrisa le adornaba el rostro mientras me decía lo orgullosa que estaba de mí. Desearía haber podido encontrarla. A Chaud, que lamentablemente no logre responder sus últimos mensajes, seguramente se enfadara conmigo, o peor, se sentirá mal consigo mismo cuando se entere de nuestra muerte. También pude ver a mis compañeras de la escuela de danza y a Madame Agate, bailar todas juntas era muy divertido, cada una de ellas me ayudo a mejorar día a día. Ivette, me hubiera encantado poder solucionar lo que había sucedido. Pude ver a Yue, la primera noche después de conocernos mejor fue increíblemente divertido, en tan poco tiempo se volvió importante para mí. Por ultimo vi el rostro de una mujer sobre mí, era tan hermosa que brotaron lágrimas de mis ojos. No la conocía ¿Cómo podía ser que recordara a alguien que no conociera?, quise llegar a ella levantando mis manos, pero antes de alcanzarla mi corazón se detuvo. La imagen de Selene, de espaldas a mi freno todo. Solo estaba ahí, mirando el horizonte, hasta que se percató de mi presencia y me observo por encima del hombro. Sus ojos...

- ¡NO! -grite con todas mis fuerzas. No permitiría que todo acabe ahí- ¡MOR!

Como si cayera un rayo aparecieron mis guardianes espirituales. Mor llevaba un escudo gigante en el brazo derecho, con el que me cubría desde el cuello hasta llegas casi al suelo, obstruyendo la garra del demonio, y una espada en la mano izquierda.

-Mi señora, me alegra que nos haya recordado.

-Mor, por favor, sálvenlas.

Matrisa e Ignotusa se encargaron de sacar al demonio hacia afuera, entre golpes y empujones. Matrisa llevaba lo que parecía un hacha enorme e Ignotusa una hoz en forma de luna creciente. Una vez que lo sacaron al aire de la mañana, Mor salió por el mismo agujero de la pared, mientras las otras dos la acompañaba.

-esperen -dije intentando correr detrás de ellas- están muriendo.

-mi señora -dijo Matrisa antes de seguir- usted tiene más poder de lo que se imagina, utilice sus conocimientos. Crea en usted misma.

-pero...

-debemos sacar al demonio antes de que más gente salga lastimada, los pueblerinos ya se han percatado de lo que sucede. Confié en usted, lo lograra.

Me acerque primeramente a Selene, los insectos habían invadido su cuerpo. Pensé en lo que podría hacer y por primera vez me sentí tranquila. Lo sabía, de alguna manera, solo lo sabía. Agarre un pedazo de vidrio roto que había en el suelo y cortando la piel de la palma de mi mano izquierda dibuje el símbolo del agua, y en la derecha el símbolo del viento. Selene estaba segura que tenía afinidad con estos elementos, sin embargo, ahora necesitaba que siguieran mis órdenes, no podía fallar en esto. Sus palabras resonaron en mi mente.

"Solo debes confiar, y recitar las palabras que se te ocurran".

- "Dilecti comités:
Vocem meam audi, tuere quos amo.
Rege me, adiuva me, operare mecum.
Aqua Elementum, Aerem Elementum,
Lets unum.
Amén."

Las tuberías de la cocina y del baño reventaron de golpe atrayendo hacia mi toda el agua de la casa, al mismo tiempo que una ráfaga de viento ingreso por el agujero de la pared. El agua se posó sobre la herida de Yue, mientras que el viento ingreso por la boca de Selene y expuso todos los insectos que había dentro de su cuerpo.

Rápidamente, parte del agua los atrapo y congelo en su lugar, eliminando las amenazas. Selene comenzó a toser, haciendo arcadas, y llevando aire a sus pulmones, mientras se agarraba el pecho con una de sus manos. Corrí hacia Yue para ver como el agua ingresaba a su cuerpo, mientras cerraba detrás de si la herida.

-Lhiver.

Selene detrás de mí se estaba recomponiendo, y comenzó a buscar sus cosas, poniéndose en guardia.

-descuida, tranquila -intente calmarla, ya que aún miraba hacia todos lados, tratando de localizar al demonio, me preocupaba que tenga heridas internas- debo irme, mis guardianas están peleando afuera.

-¿afuera?

El enojo en el rostro de Selene era hora más que evidente, no solo era una mueca esta vez, sino más bien un todo. Sus ojos se afilaron y oscurecieron, sus fosas nasales se hincharon, y apretaba los labios en un afina línea.

-S-si -titubeé al responder, le temí por unos instantes.

-quédate con Yue -me ordeno.

-no -respondió esta- estoy bien, voy con ustedes.

-no...

-¡basta! -grite- tengo a mis guardianas batallando con el demonio que casi nos mata, iré te guste o no.

Palideció del enojo por unos instantes, sin embargo, sin esperar respuesta alguna, salimos por el agujero al mismo tiempo. Observé detrás de mí, y pude ver a Yue realizando una plegaria. Me asintió con una sonrisa, lo que me dio más fuerza para luchar. Aun le dolía su herida por lo que se quedó recostada contra la pared de la casa.

Lágrima de Luna (Versión Wattpad) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora