5 Día eterno y recuerdos

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Me comí lo que me ofreció y dejó la bandeja donde mismo. Quería abrazarlo, decirle cuanto lo había extrañado, tantas anécdotas que he vivido a lo largo de siete años y el patinaje...

¡La competencia!

—Luka —me miró con su rostro impasible—, terminé una competencia cuando hicieron esto y...

—Lo sé —me cortó—. Y sé que quedaste en segundo lugar, podría mover todo y que te den esa medalla y...

—No —toqué su mano apoyada en su rodilla—, todos los esfuerzos fueron míos y me siento orgullosa porque podré ir a los regionales, a excepción que me dejes aquí encerrada.

—Puedes ir a donde quieras de esta casa.

—Luka, esta no es mi casa, no es mi vida.

— ¡Tu vida es a mi lado!

Se levantó exaltado e intenté ignorar esa última frase.

Ahora que lo veía bien, era muy guapo, sus hombros no eran tan anchos pero podía notar que estaban marcados debajo de esa camisa negra, sus brazos estaban cubiertos de venas y algunos tatuajes, hacía ejercicio y las mangas dobladas no me dejaban mentir. Sobre su cuello había más tinta negra, unas alas bien formadas y subí hasta su mentón, su rostro parecía de un dios, era perfecto.

—Date un baño y descansa —se levantó—. Si hay algo que necesites, Olga está a tu disposición e Iván lo traerá si es externo.

Se fue y cerró la puerta tras él.

Me acerqué y noté que no tenía seguro, ya no estaba encerrada. Coloqué el seguro por dentro y tomé algo de mis cosas para darme un baño, realmente lo necesitaba, aún tenía puesto lo que llevaba el día de la competencia y no sabía hace cuánto de eso.

Llené la tina, vertí sales y aceites. Era demasiado el frío y al parecer la casa tenía calefacción, pero lograba sentirlo de todas maneras. El lugar se llenó de vapor y me quité la ropa, dejé todo junto en un rincón y procedí a meterme, dejando que el agua caliente relajara mis músculos.

—Lottie —Luka me miró con sus oscuros ojos y sonreí—. ¿Tuviste otra pesadilla?

Asentí y levantó la cobija de su cama para que pudiera acostarme a su lado. Tomó un mechón de pelo y lo olió. Abracé mi conejo con más fuerza y me acurruqué a su lado.

A la mañana siguiente, desperté en mi recamara, no sabía a qué hora me había venido para acá o si Luka me había traído, pero desde hace un par de años así pasa. Tengo pesadillas cuando mamá y papá pelean, son muy tortuosas y me invade el miedo, algunas veces Luka viene cuando grito, pero la mayoría de veces despierto y corro a su recamara. Siempre me acoge y me cuida, me recita poesía hasta que me quedo completamente dormida.

Una noche, la pesadilla fue tan intensa que desperté empapada en sudor, pero esta vez, los ojos color miel de mamá me miraban asustados y llenos de lágrimas. Me levantó y me pidió que no hiciera ruido.

—Nadie debe saber dónde estamos, Charlotte —mi madre me colocaba el cinturón de seguridad, su rostro estaba cubierto de lágrimas y el rímel escurría por sus mejillas—. Debemos escondernos un tiempo.

La detuve y proseguí a colocarlo yo, sonreí y prosiguió a cerrar la puerta para después subir del lado del conductor. Lo encendió y salimos de la mansión.

Era extraño porque no había ningún hombre por los alrededores y papá siempre tenía hombres por todos lados. Siempre estábamos bien protegidos.

Yo había preguntado por qué nos íbamos, pero mamá solo decía que era por nuestro propio bien. Lloré mucho, no quería irme, pero insistió que teníamos que hacerlo, que papá no era una buena persona, que los Volkova eran malos y nos harían daño. Yo misma tenía su apellido.

Barrera de hielo (Saga "camino a la libertad 2")Where stories live. Discover now