𝐈𝐕

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Capítulo número cuatro.

Capítulo número cuatro

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Kala. 24 de octubre del año 2023.

Me sorprende verle allí, creyendo que es supuestamente un caso tan difícil, cuestioné que sería más complicado, pero todo parece ir color de rosa sin embargo, ahí es cuando cogen a una persona como mansa paloma y me parece que en éste caso, hay cosas que no encajan.

«¿Por qué tan vacío el expediente de Miller si se supone que muchas personas ya lo han intentado?. O... ¿Por qué no han tomado el caso las autoridades con seriedad si se supone que ha sido tan sedicioso su muerte?». Cuestiono en mi mente mientras analizo las facciones del peli rojo.

— Buenos días. —saluda de repente en un tono sereno y no me pasa desapercibido su extrañeza.

— Buenos días, soy la detective Ashley Campbell. —le devuelvo el saludo con cautela pero aún así le dedico una sonrisa forzada.

Sus ojos se iluminan por unos instantes y esboza una sonrisa.

— Pase por favor. —se retira de la puerta haciendo una seña de que entre con la mano fuera de la puerta y me dispongo a entrar.

Ya dentro, invita a que me siente en la silla delante de su escritorio pero niego de inmediato poniendo ambas manos en mi espalda baja.

— No se preocupe.

— Yo insisto. —me corta de tajo en un tono amable pero su cuerpo tenso no me pasa desapercibido.

Sus manos tiemblan a penas visiblemente, se ven sudadas por cómo la luz de la oficina lo refleja y su mandíbula se encuentra algo tensada a pesar de su sonrisa dejando ver sus dientes. Aquí hay gato encerrado.

— Bien. —resignada me dispongo a sentarme y Gagnon me ayuda en un gesto respetuoso.

Luego él toma asiento y decido mostrarme relajada a pesar de que hay cosas que me están chocando últimamente; me acomodo bien en la silla con el cojín rojo y descanso ambas manos en los brazos de la misma.

Mi expresión se relaja de manera finjida mientras observo el extraño comportamiento nervioso del joven.

— Bien, ¿Qué le trae a mi coffee? —comienza él dándo a revelar su estado nervioso por cómo intenta averiguar qué vengo a hacer, y acegurarse de que esté lejos de lo que oculta.

— Pues nada en concreto —miento—. Simplemente vine el Domingo de Buff, Canadá, y pues una señora amable me recomendó visitar este sitio por su popularidad inesperada. —dejo la verdad a medias mientras juego con el lapicero que se encuentra en el escritorio de Gagnon.

𝐃𝐞𝐬𝐩𝐚𝐜𝐡𝐨 108 © [𝐂𝐎𝐌𝐏𝐋𝐄𝐓𝐎✓]Where stories live. Discover now