"La Peor Maldición"

37 11 5
                                    

¿Qué es el amor?
Para muchos un sentimiento hermoso, el más puro de todos, aunque para la gran mayoría es algo pasajero que solo dura mientras exista una atracción que no va más allá del físico o el simple interés, hay quienes lo utilizan como una herramienta para un fin, como el de obtener algo de una persona a cambio de expresarle ese falso sentimiento.

En mi familia hay una tradición muy curiosa a pesar de que considero que todos en ella han sentido amor en algunas de sus formas, a mi abuela se le ocurrió una frase, que luego utilizaría mi padre y hoy en día uso yo. Ambos mi abuela y mi padre conocieron el amor y aun así para maldecir a alguien solían decir “Ojalá te enamores”.

En mi caso desde pequeño la verdad nunca me interesó mucho el amor fui un niño muy centrado demasiado en algunas ocasiones, quizás esto se debía a las curiosa tradición de mi familia sobre el amor, pero lo cierto es que siempre en mi mente tubo un solo objetivo claro y era el éxito quería lograr todo lo que me propusiera que terminó siendo una carrera en medicina y a continuación un doctorado en oncología que me permitió darme una buena vida, no la más lujosa de todas pero si una sin necesidades y muchos caprichos.

Mi posición respecto al amor no impidió que conociera mujeres, hubo algunas pero no con el suficiente interés para una relación que durara más de dos meses ya sea por una razón u otra siempre existía una excusa para terminar y para mí eso no suponía ningún problema pues mi atención estaba completamente volcada en mi carrera.

Por cierto esa posición que mencioné antes respecto al amor no era muy diferente a la de mi abuela o mi padre, de hecho era peor, hace mucho tiempo leí “La peor maldición no es aquella que nos trae desgracia por el contrario es la que nos hace conocer la felicidad” y eso era el amor para mí, no una maldición, sino la peor de todas, no existe un sentimiento que cree en nosotros una sensación de felicidad y dicha más fuerte que la que crea el sentirnos amados y es ahí en ese momento cuando te sientes en lo más alto del mundo que podemos caer y mientras más alto estemos más dolorosa será nuestra caída y hasta el día de hoy esa opinión no ha cambiado y quizás lo entiendan cuando les cuente mi historia.                            

Merece la pena empezar por esas noches donde me visitaba mi fantasma, puede que les parezca raro pero no me refiero a los típicos fantasmas de películas de terror, esos son un cliché que ya pasa a ser aburrido, cuando hablo de fantasma me refiero a aquello a lo que estamos destinados y una vez que lo conseguimos nunca vamos a dejar atrás, ese algo especial que siempre nos acompaña durante toda la vida. En mi caso no era algo sino ella, me visitó por mucho tiempo en mis sueños siempre con la misma apariencia, vestido blanco y cabello negro, el cabello más hermoso que he visto en mi vida y su voz al principio desconocida pero por alguna razón sentía un extraño dolor en el pecho al escucharla.

–Oye vamos despierta, no seas así no me dejes hablando sola al igual que anoche, además estás en mi lado sabes que tu duermes a la derecha.

–Está bien, te haré caso pero no vayas a estar llorando como ayer.

–Está bien lo prometo pero es que a veces al verte no puedo evitarlo.

–Lo sé, pero aún no puedo entender por qué dices que te doy tanta pena.

–Pobre de mí luz, siempre tan ingenuo, me causas pena porque estás maldito pequeño con la peor maldición que pueda existir, vas a amar como pocos en este mundo lo han hecho y serás amado con la misma fuerza incluso más pero ese no es tu destino pequeño tu destino no está en sentir esa felicidad.

Esa noche fue cuando por última vez me visitó y aunque me llamó pequeño para nada lo era, en esa época estaba por recibir mi doctorado y “mi luz”, siempre tuvo esa curiosa forma de llamarme. Una semana después recibí mi título como doctor en oncología y decidimos salir todos los amigos juntos a un bar, fue allí donde la conocí, parada junto a la barra una chica hermosa con un largo cabello negro y un vestido blanco demasiado elegante para usarlo en ese lugar y armado con el valor que una cerveza nos puede dar decidí hablarle.

La Peor MaldiciónWhere stories live. Discover now