Capítulo 1.

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"Las leyendas nacen con cuentos"

Eso decía mi padre cada vez que comenzaba la hora de ir a la cama, exactamente a las 21 Horas todos los días. Me cuidaba diligentemente y me enseñaba estrictamente desde el amanecer hasta que comentaba:

"Si bien los niños saben que todos los días deben madrugar, también deben saber que deben descansar, aunque éstos no tengan sueño".

Cuando oía su voz, grave, rasposa y gentil, yo sabía que debía cerrar mis cuadernos y correr a encender una vela al lado de mi cama.

-- "¿Ya listos?" – comentaba mientras tomaba un libro de la estantería de madera de mi cuarto, toda la casa había sido construida con sus propias manos, aislada de la civilización, aunque mis hermanos menores se quejaban a menudo de que sus amigos vivían muy lejos, yo era feliz con estar con mi familia.

Mamá se recargaba en el marco de la puerta, cruzándose de brazos, admiraba como mis hermanos corrían de un lado a otro, para después tomar a María de sus pequeños brazos y jugar con ella hasta dejarla con nosotros, Javier y yo.

-- ¡Si, papá! – decimos al unísono.

-- Perfecto, entonces daré comienzo – decía finalmente para fingir buscar una página y parar en cualquier hoja, sabía que mentía, pues empezaba a hablar como si contara la historia del libro, pero lo que decían sus palabras, eran cosas totalmente diferentes a lo que había ahí escrito.

-- Perfecto, entonces daré comienzo – decía finalmente para fingir buscar una página y parar en cualquier hoja, sabía que mentía, pues empezaba a hablar como si contara la historia del libro, pero lo que decían sus palabras, eran cosas totalmente ...

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Aún así, mi cara no reflejaba otra cosa más que felicidad, y estaba seguro de que Javier también. Sus ojos verdosos, iguales que los de nuestra madre, denotaban esa alegría reflejada también en los míos.

Padre era fanático de los ángeles, y siempre nos contaba historias inventadas sobre ellos, y esta vez, no fue la excepción.

-- Hijos míos, he de decirles – comenzó orgulloso – que las leyendas comienzan con cuentos.

Mi rostro no podía denotar mayor curiosidad que la de mi hermano menor.

--Y, sin embargo, son tan vagos comparados a una – hizo una pausa mientras miraba a nuestra madre con unos ojos que denotaban empatía y el amor que le tenía él a ella – Hoy les contaré la historia de un ángel en particular – su rostro se dirigió a nosotros tres. María ya se encontraba a un lado de Javier, casi casi empujándolo un poco para que la dejara observar el libro y las letras desconocidas para ella.

--Ésta es la historia de Sakusei – dijo – un ángel que cantaba para el trono de Dios en el cielo. Él tenía 6 hermanos menores, todos creados de una misma alma. A partir de la misma semilla de vida del creador.

Javier miró sin entender a nuestro padre, quien dirigió sus ojos a mí, su rostro ahora serio.

-- Cada uno de ellos, tenían la libertad total de ir y venir por el reino de Padre, los 7 hermanos se buscaban para cantar sus alabanzas, desplegando sus gráciles alas hacia la luz del infinito cielo, su cantar cautivaba a los demás, elaborando una calidez que inundaba el área y ahogaba cualquier vibración baja, el infinito era alcanzable y Padre era tan misericordioso, que dejaba que los demás escuchasen aquellos cantos que hacían resonar hasta las almas más jóvenes. – Tuve que parpadear para observar los gestos de su rostro, impasible y sereno, pero amable y sincero – Aunque los cantares, podría decirse que en tiempos humanos duraran 7 eternidades, para los ángeles no simbolizaban nada en las medidas de los mortales. Luego cada uno hacía su rumbo dentro del paraíso.

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⏰ Última actualización: Feb 12 ⏰

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