𝐗𝐈

27 6 1
                                    

Capítulo número once.

Capítulo número once

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kala. 27 de octubre del año 2023.

Salgo sin previo aviso en el auto hacia el CoffeeSpress que fue de Gagnon, con determinación. A pesar de que aún no me ha caído nada en el estómago, ya me siento mejor, y no he vomitado más. Un alivio, ya que detesto quedarme sin hacer nada en casa.

Cama y Ashley, no pegan.

Para mi sorpresa, Wilson no se ve por ningún lado, por lo que, me estrecho de hombros y decido entrar en la parte de adentro de la estancia. Justo cuando veo la puerta más destruída que antes y echada a un lado, las sillas y mesas por todas partes rotas, y el mostrador echo un desastre, abro mis ojos impactada. ¿Pero qué pasó aquí?

Me quedo estática por unos instantes ante la incertidumbre que provoca el ambiente deshabitado, y decido observar sin hacer movimientos bruscos; porque si hay detectores de calor en el lugar -que de seguro fueron puestos por la o las personas que volvieron todo esto al revés-, es probable que hallan conectados a estos sensores bombas, explosivos, o alarmas.

Y si estuvieron aquí el Reveb, es porque saben de alguna manera que yo estuve aquí. Y tal vez, fueron avisados, o me están observando de punta a cabo, cada movimiento que hago con respecto al caso. En resumen; estoy en peligro constante. Pero eso no me va a detener, aunque esté enferma todavía y no esté 100% recuperada. Ashley lo va a resolver.

Saco mi arma blanca mientras mis pies avanzan mesuradamente, y miro analítica cada esquina del local; y en especial el puntito rojo de la vez pasada que, extrañamente ha sido quitado de la esquina.

¿Qué traman?... Pues, nada bueno debe ser.

Logro pasar por el pasillo de la cocina y dentro, ahogo un grito con los ojos ocupando toda la cuenca ante lo que captan; Thomas Gagnon ha sido asesinado.

Está tirado sobre la mesa de preparar los platillos, con muchos cuchillos perforando todo su cuerpo; espalda, piernas y demás. Miro sigilosa en todas direcciones aún con el arma blanca en mis manos, y deteniendo mis ganas de vomitar por el olor putrefacto a sangre vieja. Rodeo la mesa donde se encuentra el cuerpo de Gagnon, y al ver su rostro, un grito se me escapa. Ante eso una ola de temor me cubre y mi reacción es poner mi mano libre en mi boca; sus ojos...

No, los, tiene.

Trago en seco. Y a penas escucho el ruido provenir de la oficina del difunto dueño del local, una punzada de nervios azota mi estómago, abro mis ojos pasmada y juro que mi rostro ha palidecido ante la sola idea de que los asesinos estén allí dentro.

Escucho murmullos por unos segundos hasta que se callan. Siquiera espero a que hagan algo más y disparo mis pies para poder buscar lugar donde esconderme por unos instantes, porque a ver; tengo que saber quiénes son, porqué asesinaron a Thomas, porqué han venido, y si me voy, es posible que no pueda responder esas incógnitas.

𝐃𝐞𝐬𝐩𝐚𝐜𝐡𝐨 108 © [𝐂𝐎𝐌𝐏𝐋𝐄𝐓𝐎✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora