1. En las calles del Fuerte

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Julieta salio de su casa para distraerse un poco como normalmente lo hacía en Buenos Aires, aunque acá era diferente, era mucho más peligroso. Su Madre, Romina, no le había dado permiso para salir, pues esta se había escapado.

Allí se encontraba, Julieta, de unos 9 años, explorando el Fuerte Apache como si hubiera vivido ahí toda la vida.

Todo le parecía nada familiar, no era nada que ver con la capital, todo estaba completamente sucio, las casas llenas de humedad y la gente nada amigable.

Escucho bastantes gritos de niños asique siguió caminando para ver de donde provenían. Allí se encontró con una cancha donde se disputaba un partido de barrio entre niños de aproximadamente su edad.

Julieta siempre tuvo problemas para hacer amigos en la capital, pues su personalidad aveces chocaba con las de las personas y esto hacia que estas se alejaran de ella, pero aún así Julieta estaba lista para dejar esas malas rachas y comenzar a hacer amigos en su nuevo hogar.

En Buenos Aires siempre iba a la plaza a jugar con los chicos del barrio al fútbol y siempre eran demasiado buenos con ella y la aceptaban, acá no debía ser muy diferente. Se acercó con una sonrisa hasta dos chicos que estaban tomando agua, descansando del partido.

-Holaaa ¿Puedo jugar?- pregunto con una voz tierna.

Uno de los chicos era castaño, con ojos marrones, un poco mas alto que ella, este la miro y se río de ella en su cara -No jugamos con niñitas- dijo burlon.

Julieta trago grueso, no se esperaba esa respuesta. El chico se acercó a ella y la miró de arriba abajo con una sonrisa burlona.

-¿Al menos sabes patear la pelota?- hablo el chico.

-Si se- contesto ella con la cabeza levantada.

-¿Ah si?, mira vos, ¿te gusta el futbol?- pregunto el castaño mirandola a los ojos con cierto asco.

-jugaba en un club de la capital- ella respondió inocente.

-Ah mira, ¿y me dejas decirte algo?- ella asentio con la cabeza -Las mujeres no sirven para el futbol, vos nunca vas a llegar a jugar bien ¿si?, mejor dejalo y dedicate a cocinar boludita- hablo el burlándose, los demás chicos solo miraban la escena.

-Danilo, dejala en paz- hablo un chico de rulos negros que estaba al lado del castaño.

-Debes caerte sola en el futbol, asique no vengas a flashear amistad aca y anda a lavar platos, mugrienta, ¿o tu papa no te enseño que el futbol es para hombres?- el chico la miraba desafiante con una sonrisa burlona y Julieta le mantenía la mirada, amenazante, aunque sus ojitos verdes se empezaron a cristalizar cuando el castaño mencionó a su difunto padre -¿Vas a llorar nena?- pregunto burlesco.

-Dale uruguayo, déjala a la nenita en paz- dijo un chico de los que miraban.

-Si dale uru, no perdas el tiempo- agrego otro.

Julieta no podía contener las lágrimas pero aun así no se iba a ir de ahí sin antes responderte al castaño -Sos una persona repugnante, ¿sabes?, ojala algun dia te empiezen a funcionar las neuronas y te des cuenta de lo forro que sos, idiota- hablo amenazante y se dio la vuelta para salir de ahi.

-¿Que decis gila?, anda a llorar a tu casita- el rio con sus amigos y siguieron con el partido, restandole importancia a la colorada.

Ella volvió por el mismo camino que había venido, con el corazón echo pedazos y las lagrimas cayendo de sus ojos.

Romeo y Julieta | Danilo Sanchez / Matias RecaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora