°

87 16 23
                                    

Ser esclava de sus besos y caricias era un placer y pecado que estaría dispuesta a cometer de nuevo, desde aquel día en que lo conocí y hicimos el amor tan desenfrenadamente no lo eh podido olvidar

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ser esclava de sus besos y caricias era un placer y pecado que estaría dispuesta a cometer de nuevo, desde aquel día en que lo conocí y hicimos el amor tan desenfrenadamente no lo eh podido olvidar.

Sus ojos, esos bonitos mares de oro que moriría por ver otra vez, hacen que mis mañanas sean un poco exóticas por haci decirlo, cada que despierto de un sueño erótico con él, amanezco con mi entrepierna húmeda, sudada y anhelante a su toque.

Es una tortura que me condena y me lleva a un abismo del cual no puedo escapar y soy presa del deseo nuevamente, todo su ser es el complemento perfecto para mí, y eso no lo niego para nada, pero solo fue una noche.

Una noche en la que pude hacerlo mío sin contemplaciones ni gente que lo impidiera, una noche que recuerdo cómo mi mayor tesoro, su piel sudorosa al compás de la mía, sus respiraciones agitadas y sus gruñidos hacían de mi, la mujer más feliz de esa noche.

Conduzco hasta la cafetería que queda a una cuadra de mi casa, mi maldito jefe no hace más que ponerme trabajo y más trabajo, no lo conozco en persona pero siento que se está vengando de mi, él muy maldito.

Suena mi móvil y veo la pantalla, ¡quien se cree para llamarme tan temprano!, maldito lunático, contesto entre dientes y trato de sonar lo más normal posible.

~~ Si diga.

~~ Necesito un café fuerte sin azúcar, lo más rápido posible.

¡Si que era un maldito lunático!, un vil desgraciado que se aprovecha de mi generosidad, jefe no te conozco pero ya te empiezo a odiar con todo mi ser, ¿por qué me llamas para joder mi existencia? ¿quien te crees que eres para tener mi número? ¿es más quien chingados te lo dió?.

Colgué la llamada y me dispuse a hacer mi pedido y el de mi jefe, aparte de lunático exigente, lo que me faltaba, pago todo con tarjeta de crédito y salgo del establecimiento, llevo un vestido rojo, no poco más debajo de las rodillas y con un hermoso escote en mi pierna derecha, también llevaba un bleiser corto color negro junto con tacones del mismo color, tampoco me podía faltar mi cartera blanca esa la llevo conmigo al trabajo siempre.

Me subo a mi auto, último modelo Ford color perla y conduzco hasta la empresa, en eso noto como un auto parecido al de mi jefe está detrás de mi, ¿espera qué?¿un auto parecido al de mi jefe?, volteo a ver el retrovisor y me doy cuenta que efectivamente ¡es el auto de mi jefe, santo cielo! , mi día no podía ponerse peor, y eso que apenas acababa de iniciar.

Lo distingui por el bonito decorado en forma de media luna que tenía en la parte delantera, ese es el símbolo de la empresa para la cual trabajo, sigo conduciendo, haciéndome la loca y como si no lo uviera visto.

Una vez estacionada bajo del carro y le pongo seguro, me dirigió con calma al elevador del estacionamiento de la empresa, entro y apenas pulsar el botón para el 5° piso, en lo que veo, su cabellera plateada y ese hermoso cuerpo venían justo a mi dirrección.

Me sentí desfallecer, ¡no estoy preparada para este encuentro!, de hecho nunca se pasó por mi cabeza que lo veria de nuevo, solo en mis más locos pensamientos pensaba en esa posibilidad, pero al verlo aquí tan serio y con ese traje que le resaltaba su cuerpo y masculinidad me hacían sentir húmeda.

Tensa y recta en mi lugar, veo como pone la mano en la puerta del elevador para que está se abriera nuevamente, ¿vendrá por negocios? ¿eres accionista de esta empresa? ¿que demonios haces en mi lugar de trabajo?.

Eran más y más preguntas las que me formulaba en mi mente, mire a qué piso iva y casualmente iva al 5° piso, ¡debí pedir mi día libre!, no es que no me alegre por verlo, claro que lo hago, pero solo el hecho de oler su colonia chanel para hombres me hacia volver a mis sueños húmedos.

Muerdo el interior de mi cachete nerviosa, estar tan serca de él me nubla en juicio, se me va la cordura, solo pienso en hacerlo mío una y otra vez como aquella noche, siento su mirada posarse ensima mío, y con más nerviosismo me muerdo el cachete.

~~ ¿Cómo te llamas?.

Su repentina pregunta me saco del trance, ¡no se acuerda de mí!, sentía mis ojos picar, quería llorar, pero no le daría el gusto, no era justo que yo si lo recordara y él no a mi, por mi mente también paso esa posibilidad pero no imaginé que fuera verdad, siento un nudo en mi garganta.

Cómo puedo le respondo sin verlo.

~~ Kagome, Kagome Higurashi es mi nombre señor.

Me limito a dejar mi miente en blanco, era un caos estar tan serca pero a la vez tan lejos, quería pegarle, llorar y hasta reclamarle el porque me olvidó, pero sabía que no sería bueno, de todas formas solo fui una noche en su vida.

Prácticamente no era nadie para él...

Llegamos al 5° piso y yo salí disparada, no quería verlo, no quería que viera que estaba llorando nadamás salir, deje la bolsa con los cafés en mi escritorio y camine, no, más bien corrí al baño.

Una vez hay me heche a llorar como niña pequeña, ¿por qué tenía que pasarme esto? ¿porque no pude olvidarte también? ¿que me hiciste Sesshomaru Taisho?. Una vez calmada me lave la cara y como pude cubrí mis ojos hinchados con maquillaje, no quería ser el hasme reír del mes, no lo soportaría más de lo que ya estoy soportando.

Llegando a mi escritorio veo que la bolsa con mi café y el de mi jefe no estaba, ¡me va a matar si no se lo llevó!, con desesperación palpable busco con la mirada en dónde diablos estaba la bolsa, hasta que caigo en cuenta que tal vez ya llegó y tomo la bolsa al ver que no estaba, ¡pero se llevó mi café!.

Maldito seas jefe, camino enojada hasta su despacho y tocó la puerta, está vez si le iva a decir sus verdades a ese cretino maleducado, ¡ni siquiera me dejó una nota con un "gracias"!, no escucho su autorización por lo cual más enojada aún abro la puerta de golpe.

Lo veo sentado, dándome la espalda mirando el amanecer, ¡ja¡ ¡hoy mismo renunció!.

~~ Mira maldito cretino, te llevas mi café y ni siquiera me dices un "gracias", ¡me tienes harta maldita sea!, ¿y sabes que?, ¡renunció en este instante, no te aguanto más!.

Sone muy molesta lo sé, pero el malito se pasó de la raya, ya no aguantaba más un segundo hay, por lo cual busque la bolsa y saque mi café, me di la vuelta para irme pero en eso veo que alguien me sierra la puerta y me acorrala de espaldas.

~~ No te irás a ningún lado, mi dama roja.

~~ No te irás a ningún lado, mi dama roja

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
La dama roja (one-shot)Where stories live. Discover now