Aventurine x Topaz | Apostándole al amor ♦️♠️

253 14 9
                                    

     En la mesa ya solo quedaban dos jugadores en pie, cada uno con su respectiva mano y cada uno con sus propias ambiciones. El primero de ellos, un magnate empresarial reconocido en el mundo de las apuestas, dió un trago a su copa y luego sonrió al ver las cartas que tenía, sintiendo ya como los seiscientos millones de créditos en juego se irían directamente a su fondo bancario.
    
     El otro, por su lado, simplemente se acomodó a gusto en la silla y empezó a divagar mientras intentaba que el olor del cigarrillo no le hiciera toser más de la cuenta; aparentemente, su petición de que nadie fumase en la sala había sido completamente ignorada por los espectadores tras veinte minutos de juego.

     — ¿No vas a jugar, pequeño? — preguntó el hombre, mientras su mano libre iba a parar a la cintura de la mujer que había contratado de acompañante —. ¿Acaso ya te acobardaste?

     — Si me lo permite, mis años jugando me han enseñado que la paciencia es una virtud en las apuestas — el rubio sonrió y luego se dejó encandilar por las luces —. La victoria es un plato que se cocina a fuego lento.

     Aquellas palabras junto a la actitud despreocupada del rubio hicieron que la sangre del viejo se le subiera a la cabeza, pero logró contenerse lo suficiente como para solo descargar su frustración dándole un fuerte apretón a la muchacha, que tras ver las cartas, empezó a soñar mientras pensaba qué haría con el dinero del pago.

     — Ya que estás tan confiado, supongo que no tendrás problema en que sea yo quien ponga fin a esta ronda, ¿Cierto? — el empresario se terminó su copa, y luego alistó su mano.

     — Porfavor, deléiteme.

     La multitud que contemplaba la partida exclamó asomada al ver una perfecta escalera de picas negras aparecía en la mesa; el encargado empezó a preparar el premio.

     — Chico, chico, chico... Antes de que te sentaras en esta mesa te advertí que no era buena idea apostar contra-

     — No tan rápido, mi estimado — el rubio sonrió, y luego bajó su mirada bajó hasta encontrarse con los ojos del hombre —. Mi turno.

     En cuanto el chico bajó sus cartas, todos los que estaban presenciando la partida se quedaron boquiabiertos y empezaron a cuchichear entre ellos mientras que el viejo miraba atónito como una perfecta escalera real de diamantes aparecía ante sus ojos.

     — Escalera real — anunció el encargado —. Gana el señor Aventurine.

     — E-Esto no puede estar pasando... — el hombre se llevó las manos a la cabeza y vió como las fichas se movían en dirección opuesta a su lado de la mesa, mientras la mujer que lo acompañaba se retiraba discretamente del lugar —. ¡Es imposible...!

     — Lamento decirle, estimado, que jamás he perdido una partida de cartas — el joven del IPC sonrió y luego tomó su sombrero, mientras su ayudante le enseñaba la pantalla del dispositivo en la que acababa de recibir la cuantiosa transacción; él asintió —. Dale diez millones de créditos a este buen hombre que asistió esta partida.

     — Entendido, señor.

     — Si me disculpa, tengo otros asuntos que atender — Aventurine se colocó el sombrero y luego miró el reloj en su muñequera —. Esta partida tomó más tiempo del que tenía pensado. ¿Alguno de los presentes conoce una buena pastelería cercana?

     Nadie respondió a la pregunta, pues, además de extraña, resultaba poco apropiada para el contexto; y tampoco nadie entendía el porqué había preguntado tal cosa.

     — Veo que no — él suspiró, dejando que su sonrisa de esperanza se desvaneciera en una incómoda tristeza —. Damas y caballeros, buena noche.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 03 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

White Night [Oneshots - Honkai: Star Rail] | ValWhere stories live. Discover now