CAPITULO III

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El pasado es dolor y el presente solo demuestra lo que sucedió en el pasado.
Las mentiras siempre existirán en todas partes.

Pronto cuando la pequeña bebé sintió a Caitlin cerca su llanto se tranquilizó, la sonrisa inocente al ver a su madre cerca era lo que más sobresalía… esa forma de sonreír era tan parecida a la de Barry cuando aún era pequeño, antes de que fuera cambiado por el odio.

Se parece mucho a Barry. – ¿Eso piensas? (Preguntó Caitlin). – Si, es muy linda tu hija. — Su sonrisa no podía esconderse —
¿La quieres cargar? — La pregunta de Caitlin, tan sincera en un momento donde cualquiera podría morir —
¿De verdad? – Claro que sí, solo cuida su cabecita. (Dijo Caitlin). 

Caitlin ponía a su hija en los brazos de la esposa de Barry, la bebé solo podía ver la acción de su madre quien la ponía en brazos de alguien que era desconocida para ella, pero los ojos azules de esa mujer cautivaban a la bebé quien solo movía sus manitas para intentar agarrar esos ojos, las sonrisas de ambas mujeres mostraban la sorpresa que la bebé no llorara, pues Caitlin sabía que su hija no le gustaba estar en brazos de nadie que no fuera ella, hasta ese momento solo ella la había cargado.

¿Quién eres? (Preguntó Carla). – No soy nadie importante. – Si no quieres decirme quién eres es porque debes de ser alguien muy importante. – De verdad que no lo soy.
No te creó.

Ese instante para Carla estaba siendo eterno, quizás el mejor momento que podría recordar por años, todo era el escenario perfecto para que estuviera feliz.

Pero lamentablemente había algo en su mente y eso era que ella pronto sería una mujer casada… aunque para todos sus amigos cercanos el que ella estuviera comprometida con Thomas Snow significaba que ya era la esposa de Thomas y ella misma aceptaba eso, es por eso que en su mente sabía que estaba casada y todo lo que sentía en ese instante por ese hombre estaba mal, pero su corazón decía otra cosa.

Pronto esos pequeños sentimientos se volverían más fuertes.

El sol empezó a salir, la tenue luz de esa poderosa estrella despertaba a Barry quien solo había podido dormir por dos horas… las terribles pesadillas del asesinato de los velocistas no lo pudieron dejar descansar, el que amaneciera había sido una bendición.

Sin ganas de hacer nada Barry tenía algo en mente y eso era…

Poder descubrir la identidad del culpable de las muertes de sus amigos, y para eso tendría que vivir la mentira que había creado Thomas Snow para él solo así podría mantener su vida y a su vez investigar todo lo que fuera posible, para eso tendría que ganarse la entera confianza de Thomas y la mejor forma era mediante su hija… Caitlin Snow.

Esa fue la única razón por la que había decidido acompañar a Caitlin, ella solo sería un medio para su venganza.

Pero antes de todo eso había un lugar al que debía de ir…

Ese lugar era su antigua casa… el lugar donde él vivía con su esposa, para poder volver a sentirla cerca de él… pero cuando estuvo a algunos metros sus piernas no se movieron fue como si supiera que algo malo fuera a ocurrir si entraba y solo pudo salir huyendo.

A medida que Barry corría usando su velocidad donde todos podían ver el alcance un velocista superando por mucho su antigua velocidad para él era lo contrario pues todo transcurría rápido era como si el no pudiera correr más.

Su cuerpo al sobrepasar por mucho su antigua velocidad empezó a afectar su cuerpo, su piel pronto empezaría a ponerse roja por la fricción que creaba, el rayo que dejaba al correr se empezaba a descontrolar y sus piernas con mucho trabajo se movían para seguir impulsando sé.

NUESTRO PECADO EN AMORES DE CRISTAL Where stories live. Discover now