One shot

28 0 0
                                    


Usualmente, Fatgum está orgulloso de su tamaño, por encima de todo el odio que recibe, por encima de las miradas indiscretas, por encima de todo eso. Está orgulloso de ser como es y de poder salvar vidas siendo él mismo. Todo su mobiliario estaba adaptado a su tamaño y peso, incluyendo el de la oficina, lo que le facilitaba la vida. Vivir sin miedo de romper una silla o destrozar un sofá lo relajaba.

Sin embargo, Taishiro es terriblemente consciente de su tamaño. A veces no puede entrar a lugares porque la puerta es demasiado pequeña y angosta. Siente agobio cuando hay mucha gente alrededor y teme pisarlos o causarles daño. Experimenta las miradas de asco constantes por su peso y los comentarios mordaces herían. Odiaba ser un monstruo de circo que necesitaba tener cuidado especial para no lastimar a nadie, odiaba las miradas morbosas sobre su cuerpo.

Por otro lado, Rumi, a pesar de ser realmente pequeña, nunca mostró temor ni asco. Siempre lo abrazaba, aunque sus brazos apenas cubrían la circunferencia de su cintura. A veces se sentaba sobre su hombro con sus orejas inquietas y charlas rápidas e incesantes que no dejaban de divagar. Tai podía perderse en ese sonido durante horas. Sin embargo, hoy todo era más difícil. La casa de Rumi era realmente pequeña, como ella. Tai tenía pánico de romper algo y no sabía cómo había logrado entrar por esa puerta diminuta. ¿Cómo podía explicarle? Ni siquiera podría sentarse sin romper una silla. Pero ella estaba cocinando muy alegremente. Lo había invitado a cenar, él aceptó por inercia y ahora estaba entrando en pánico.

— ¡Hey! Gordito, estás un poco disperso hoy — La esponjosa cola de Rumi se movió mientras salteaba algo en una sartén. Él estaba semi apoyado en una barra de cocina con miedo de poner su peso completo sobre el mueble, rezando para que no cediera.

— Perdón, estaba pensando.

— ¿En qué? —Solo podía pensar en lo endeble que parecía todo el mobiliario, era como un pensamiento intrusivo que no lo dejaba disfrutar del momento. Pero no podía decir eso.

— En nada en particular.

— ¡Booop! Respuesta equivocada. Inténtalo otra vez. No me mientas, Tai. ¿Qué pasa?

— Es solo... Que todo es muy pequeño, me da miedo romper algo. — Sintió su ansiedad dispararse pero ella no pareció preocupada.

— Ahhh, no seas tonto, rompo estas cosas constantemente, no pasa nada. Si hubiera algún problema, te lo habría dicho, tonto. Mientras no te hagas daño, si se rompe, no importa.

— No puedo simplemente destrozar tu mobiliario. — La chica apagó el fuego y se giró finalmente.

— Yo lo hago constantemente, te juro que da igual. Además, así remodelo todo.

— ¿Por qué ibas a remodelar todo?

— Porque hay un gordito tontorrón al que le da miedo romper muebles baratos, y como pretendo invitarlo a salir y que esté por aquí más a menudo, igual cambiar los muebles estaría bien. — La expresión de Taishiro cambió de confusión a sorpresa mientras procesaba las palabras de Rumi. — No me mires así, lo digo de verdad.v— Ella sonreía con picardía, esperando una reacción de él. Tai sintió cómo la tensión abandonaba sus hombros y una risa nerviosa escapaba de sus labios, sabia hacía donde estaba navegando la relación de ambos pero algo tan directo lo dejo sin sin palabras.

— No te preocupes tanto, gordito. En serio, este lugar es resistente y lo que no lo sea no merece la pena. — Rumi se acercó al sonrojado chico y le dio un golpecito amistoso en el pecho.

Tai asintió con una sonrisa agradecida, sus ojos brillando con ilusión. Rumi lo abrazó, apretándolo contra su pequeño cuerpo, desafiando cualquier inseguridad que pudiera haber en él. Se dio cuenta de que ella realmente no veía su tamaño como un problema, sino como una parte de lo que él era y aún con todo lo quería.

Una cenaजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें