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Gon tenía mucha hiperactividad desde pequeño. Parte de su naturaleza significaba que normalmente, por ser parte de una especie débil, se mostraban frágiles, y sin capacidades de sobrevivir ante los depredadores que poseían una gran ventaja.

Pero desde siempre mostraba una gran fortaleza física al prepararse siempre a recorrer grandes distancias. Aunque era objeto de burlas en ocasiones por su estatura pequeña, sin contar sus adorables orejas oscuras y la linda bolita de algodón que se asomaba en medio de su proporcionada retaguardia.

Todo lo que describía al moreno resultaba sumamente adorable. Apachurrable, señal de subestimar solo por su apariencia inofensiva.

Aunque muchos estuvieron equivocados. Siempre pudo meterse en peleas por ciertas injusticias de discriminación hacia otros híbridos.

Resultó en una de esas con un ojo morado y el regaño de su vida por tía Mito, aun asi nunca se arrepentiría de eso.

Tampoco de las veces que curioso, ciertas personas buscaron aprovecharse de él. Mintiendo, diciendo que le mostrarían algo afuera o que irían a una fiesta y lo estaban invitando.

Por suerte, se hizo amigo de Kurapika. Un chico que era mestizo de un chihuahua. Le partió la cara a más de uno y aunque resultaba bastante desconfiado, a veces dejaba que Gon tuviera su círculo social.

Con su supervisión, claro. No le iba impedir relacionarse con los demás.

—Gon, debes dejar de confiar en cualquiera. Muchos solo tienen dobles intenciones contigo por ser de una especie débil por naturaleza, ¿entiendes?

—¡Kurapika, tu siempre estás conmigo para protegerme! Por eso no tengo que temer a que pase algo.

Se quería golpear su propia cara por el comentario. Cuando al Freecss se le metía algo en la cabeza no había forma ni manera de hacerlo cambiar de opinión.

Aunque las preocupaciones del sabueso no duraron mucho. En una de sus matutinas reuniones, conoció al que fue excepción de sus malas experiencias (junto a Leorio, claro)

Gon conoció a un espécimen raro en todo el sentido. Un joven mitad serpiente bastante callado y reservado, que automáticamente llamó la atención del moreno.

Hablaron durante horas, o al menos… El mayor llevaba gran parte de los temas a conversar.

Kurapika observaba la situación divertido en la mesa de al frente. Notando los rasgos filosos y aspecto reptil del albino que asentía con la cabeza o tomaba de su trago de vez en cuando sin apartarle la mirada al pequeño al lado suyo.

—Entonces Kurapika y yo nos enfrentamos a unos busca problemas que parecían una banda de rock… aunque nunca entendí porque… tal vez porque tenían el cabello de colores llamativos. —el puchero y mirada pensativa del conejo permaneció hasta continuar con el relato.

De un momento a otro los perdió de vista. El bar se llenó de gente como si llegara hora pico en el transporte público.

Se frustró al no poder siquiera ver un mechón del cabello revoltoso de su mejor amigo y en cuestión de segundos ya no estaban.

El rubio estaba que se arrancaba los cabellos de su cabeza. Ni siquiera sus oídos desarrollados pudieron deducir a donde se fueron, hubo demasiado ruido de repente y eso le aturdió.

Nervioso y con el corazón en la boca, escribió y por el desespero buscó llamar alado azabache tratando de no comerse las uñas en el proceso.

—Santa mierda. ¡Lo dejé solo con un maldito depredador, se lo va a comer vivo! ¡Carajo, no debí confiarme! —el tono de la llamada seguía sonando, pero nadie contestaba.

Fluffy time ♡ | KillugonWhere stories live. Discover now