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Inconscientemente, Momo movía sus pies, en señal de nerviosismo

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Inconscientemente, Momo movía sus pies, en señal de nerviosismo. Mientras observaba por la ventanilla del avión, llevó el dedo índice de su mano derecha a su boca, mordiendo su uña. Al darse cuenta, alejó su mano de su boca rápidamente, odiaba tener esa maña. Relajó sus pies, pero a pesar de intentar mantener su cuerpo quieto, su mente no se callaba. 

Oh, pero no malinterpreten sus nervios.

Nada malo estaba sucediendo, en realidad, era todo lo contrario. 

Momo estaba viajando de Kioto a Osaka, la ciudad en donde Sana, su novia, reside. Las chicas mantienen una relación a distancia desde hace tres años y esta sería su primera vez viéndose después de tanta espera. Momo no durmió nada la noche anterior, emocionada y ansiosa por ver a su chica de lindos ojos.

Se conocieron por la app de Instagram, Sana publicaba tutoriales de maquillaje e imágenes de las maravillas que hacía en su rostro. En cambio, Momo no publicaba nada, ni siquiera tenía su rostro en su foto de perfil, pero era una gran admiradora de Sana y deseaba poder ser tan bonita como ella. En 2020 hablaron por primera vez, ya que Sana había adoptado un gatito al que nombró Kiki, pero sus padres no querían conservarlo por los gastos, cuidados y atención que una mascota conlleva. Pero claro, Sana no se quedó con los brazos cruzados al escuchar la postura de sus padres. Ella era muy inteligente y decidió usar eso a su favor.

Hello sunshines! —Sana dio el típico saludo a sus seguidores, con un torpe, pero tierno inglés—. ¿Qué creen? ¡Tengo una sorpresa para ustedes! —anunció con emoción en su voz—. Ustedes saben lo mucho que me apasiona el maquillaje y eso es algo que he compartido con ustedes desde mi inicio en Instagram, hacer estos tutoriales para ustedes me hace feliz, oh, y ver las fotos en las que me etiquetan enseñando sus resultados llena mi corazón de cariño. Por lo que he decidido abrir un curso de maquillaje, será por medio de sesiones privadas en Zoom. Los horarios y precios estarán en la descripción. Si están interesados, pueden enviar un mensaje a mi correo, el cual está en mi bio. ¡Los amo! —dijo con una sonrisa para después formar un corazón con su mano y su mejilla.

Una sonrisa se trazó en los labios de Momo, si pagaba ese curso, tendría la oportunidad de hablar con la mismísima Minatozaki Sana. Decidió que usaría su mesada para pagar las sesiones, y sin perder ni un segundo más, envió un correo a Sana, diciéndole que estaba interesada en el paquete de tres meses.

Cómo era de esperarse, las clases de Sana estaban siendo un éxito rotundo, miles de personas la contactaron, y lo mejor de todo: ¡pudo conservar a Kiki!

El día en el que Momo tendría su primera sesión con Sana había llegado. Sus nervios estaban a flor de piel. Dio un respiro e ingresó con el ID y contraseña que Sana le había dado. La sesión aún no iniciaba, Momo estuvo en sala de espera durante cuarenta y cinco tortuosos segundos hasta que finalmente comenzó. Lo primero que vio fueron los brillantes ojos de la japonesa castaña, agradeció que su micrófono y cámara estaban apagados, porque de no ser así, la pobre Sana se habría asustado al escuchar el grito que escapó de su garganta.

Vaya, "irreal" era la palabra perfecta para describir a la chica.

Hola, tú eres Momo, ¿cierto? —Sana preguntó con su dulce tono.

Ujum —fue lo único que Momo pudo responder, el calor de sus mejillas y el desorden de sus pensamientos no le permitían replicar de forma apropiada.

Bienvenida a nuestra primera sesión juntas, dime, ¿alguna vez te has maquillado?

No, a lo mucho me aplico rímel y labial —contestó, avergonzada.

Comenzaremos con lo básico entonces. ¿Qué tal si enciendes la cámara? Quisiera verte —sugirió Sana.

Me da vergüenza —Momo se sentía tonta, ¿cómo podría tomar un curso de maquillaje sin ser vista por Sana? Pero es que Momo era fea, bueno, eso creía ella. Sabía que Sana no le diría nada malo, pero quizás la criticaría mentalmente y el solo pensarlo hacía que sus propios sentimientos se hirieran.

Sana siguió insistiendo con sutileza para no incomodar a la misteriosa chica. Finalmente, Momo accedió, su mente aceptó que Sana no era la clase de persona que hace menos a los demás por su físico, pero fue inevitable sentirse mal al ver su propio rostro en la pantalla. 

Si tan solo hubiera habido forma de leer la mente de Sana en aquel instante, se habría dado cuenta de que, entre todas las chicas que entraron al curso, Momo era la más preciosa. Y fue irremediable el interés que despertó en Sana por aquella linda chica.

 Y fue irremediable el interés que despertó en Sana por aquella linda chica

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I GOT YOU ♡ samoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora