Sacrificios

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Warnings: Escenas explícitas.

Mundo Sobrenatural: Werewolves.
Bill Kaulitz: Humano. Gustav Schäfer: Beta. Tom Trümper: Alfa.








-Gustav no lo entiendes? Existe la no remota posibilidad de que me asesinen... Me matarán y no una ni dos... Me matarán tres veces- Era lo que decía el joven pelinegro desde la mañana del mismo día y sencillamente las quejas constantes del chico de ojos avellana comenzaban a exasperar a quien se consideraba su mejor amigo y, si seguía insistiendo con su absurda idea, su posible futuro asesino.

- Bill... Qué te hace creer que, si los sacrificios son reales, tu serías el próximo? - Preguntó el rubio
intentando no darle un golpe, para evitar dejarlo más tonto.

- En primer lugar soy humano, en segundo soy virgen y en tercer lugar soy un maldito imán para mierdas sobrenaturales y lo sabes- Contestó mientras enumeraba los puntos con sus dedos para luego señalar a su amigo al decir "y lo sabes".

- No creo que sea como dices- Comenzó su amigo pero fue interrumpido por cierta persona que dijo un simple -Hola- mientras miraba extrañado a los jóvenes, puesto que uno olía a miedo y ansiedad y el otro a cansancio y molestia.

-¡¿Ves!? Te lo dije Gusti, ya llegó otra caca sobrenatural- Exclamó Bill con gracia para tapar su nerviosismo ganando una risa de Gustav y una mirada seria (normal) de Tom.

- Me gustaría saber que sucede antes de arrancarte la garganta de un mordisco- Dijo el alpha con un tono que logró que el pequeño Billy tragara en seco.

- Bill está preocupado porque, según él, podría ser el próximo sacrificio- Respondió Schäfer importancia. Tras las respuesta del joven beta comprendió lo que sucedía y no pudo evitar soltar una pequeña y discreta risa que no pasó desapercibida por el pelinegro, al cual no le hizo gracia la diversión del mayor.

- No tiene gracia, SuorWolf- Dijo Bill mientras miraba como Tom volvía a su inexpresividad de siempre.

- Van a matarme, van a matarme, voy a morir iY peor! iMoriré virgen!- Comenzó nuevamente a divagar en su mente mientras se quejaba en voz alta colmando la poca paciencia de Gustav, quien se alejó de Bill arrastrando a Tom sin que el castaño lo notara.

-Tom- Llamó el favorito de la manada.

- ¿Qué?-

- Tienes que acostarte con él- Dijo el rubio, como si acabase de descubrir la cura para el cáncer.
Pero al joven Trümper no le pareció tan buena idea.

- i¿Por qué yo?!- Preguntó el Trümper con su típica expresión - Tú eres su mejor amigo- Atacó el alpha.

- Sí, pero eres tú el que está colado por él y no puedes negarlo... Apestas a excitación cuando te acercas a Bill- Tom solo miró a Gustav unos segundos para luego abrir la boca y cerrarla dos veces.

- Ni una palabra a Bill-

-¿lo harás?-

-Y tú no dirás nada de lo que has olido-

- Bien- Dijo Schäfer aliviado pues pensaba que en cuanto Bill supiera que el sabía lo que ambos sabían iba a saber lo que es olvidar lo que sabes a golpes.

Luego de esa platica ambos volvieron con el pelinegro que seguía caminando como tigre enjaulado de un lado a otro mientras recitaba su lista de "Razones por las cuales moriré virgen a manos de lunaticos". Una vez recito el último punto se giró a ver a los lobos.

- Y bien chuchos? Ahora siguen creyendo que estoy a salvo?- Preguntó a ambos quienes agradecieron haber llegado al final de la lista.

- Sí Bill, estarás a salvo porque te quedarás las próximas noches con Tom-

- ¿Por qué me quedaría con el chucho amargado?- Preguntó Kaulitz desconociendo el plan de ambos lobos; el de Gustav, deshacerse de las quejas de su amigo y el de Tom, lograr que Bill grite su nombre tan alto que todas las manadas del país sepan que él tenía dueño.

- Para salvar (o no) tu culo de humano- Dijo cansado Tom.

-¿No me has oído? A no ser que planees acostarte conmigo dudo que puedas ayudarme.
Y aunque lo pidieras te diría que no, no quiero que me pegues las pulgas- Respondió el pelinegro logrando otra carcajada de Gus.

Quien finalmente dijo - Yo te vigilaré de día y, si estoy ocupado, Tom te cuidará en la noche hasta nuevo aviso- Explicó con más paciencia.

- ¿Y si me niego? - Preguntó Bill, pues pese a lo que el diga le ponía bastante nervioso la cercanía de Tom.

- Te pondré cinta en la boca para que dejes de quejarte - Respondió Tom con una sonrisa de " Sabes que lo haré" - Esta bien- Se resignó el joven de de pelo negro.
Dando por terminada la conversación.

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Esa misma noche el joven pelinegro se encontraba sentado en el sofá del Joven Trümper. Para empeorar la situación ambos estaban solos, cosa que ponía de los nervios al menor, quien levantó la vista para observar a Tom leer un libro viejo y feo.

-¿Qué sucede?- Preguntó el mayor.

-Nada solo que... Estoy algo cansado-

- Pues duerme-

-No puedo- El mayor lo miro extrañado y el prosiguió
- Tengo miedo- El joven Trümper lo miró con ternura.

- Ven- Dijo dejando el libro y acercándose al pequeño castaño - Estoy aquí para cuidarte- Sonrió al menor y acarició su mejilla logrando arrancar un sonrojo del menor, quien nunca había visto esta actitud de parte de Tom (ni ningún Trümper).

-¿Y si te duermes leyendo y no notas cuando me maten?- Cuestionó Bill con ojos de cachorrito.

- Entonces iré a dormir contigo ahora- Dijo dejando las gafas que usaba para leer en una pequeña mesita y caminando hasta la cama de su cuarto para tumbarse en ella.

-Déjame espacio chucho- Dijo el humano con gracia.

- Obligame mundano- Contestó el Lobo con gracia. Algo muy extraño en él.

- Bien- Aceptó el castaño intentando empujar a Tom de la cama. Luego de dos minutos de intentarlo se cayó accidentalmente sobre el mayor, quien al sentir el golpe abrió los ojos encontrándose con el chico de piel pálida evolucionando a un chico tomate. Pudo notar el pulso acelerado de Bill y los ojos del mismo clavados en sus labios. Aquél momento empujó a Tom del límite de ternura aceptable a la ternura incontrolable. Trümper levantó su cabeza uniendo sus labios con aquellos rosa pálido que quería probar desde la primera vez que se vieron. Kaulitz se sorprendió y a los pocos segundos correspondió el beso de una manera torpe que dejaba en claro que el no dominaría aquél beso. Era un beso tierno, digno de película de adolescentes, pero que, poco a poco, iba subiendo de tono. A Bill le costaba seguirle el paso de Tom. Pero no se alejaba porque deseaba tanto como el mayor todo aquello. La ropa fue dejada de lado para dar paso a una noche de caricias y besos que cumpliría el propósito de ambos lobos.
Esa noche dos cosas quedaron claras, la primera:
que Bill Kaulitz dejaría de quejarse y de citar su lista de "Razones por las cuales morirá virgen a manos de lunaticos", y la segunda: que Tom Trümper ya era consciente de quien era su SoulMate.



                              Fin 🪽

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