𝗘𝗹 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝗱𝗶́𝗮 𝗱𝗲𝗹 𝗿𝗲𝘀𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝘁𝘂́ 𝘃𝗶𝗱𝗮.

60 5 0
                                    

Un par de días eran los que habían pasado desde esa tarde, desde esa tarde en la que mis ideas fueron claras, en las que mi cabeza conecto por fin pies a tierra. Desde ese abrazo, esa cercanía y ese momento no había cruzado palabra alguna con Negan, él evitaba llegar a la habitación por las noches al saber mis intenciones y yo por las mañanas lo evitaba durante todo el día.

No sabía donde había estado durmiendo, tampoco era como que me importara mucho, después de todo, las oportunidades ya se me habían acabado.

Ahora me daba cuenta de las malas consecuencias al intentar ver una parte "buena" de él y no matarlo. Al final no cumplí con mi prometido, vine a matar a todos menos a él.

No podría ver a la cara a ninguno, no volvería a ser lo mismo, había fallado, les había fallado, le falle a mi hijo, me falle a mi misma..

Lo había perdido todo desde la primera oportunidad que tuve de matarlo y no hacerlo solo por creer que "había cambiado", lo perdí todo y yo misma me había encargado de hacerlo.

Sonreí de forma leve cuando la fría nariz de Perro tocó mi pierna, deje el libro que tenía entre mis manos para poder tomar a Perro y poder dejarlo sobre mis regazos.

Él era la única compañia que había tenido estás últimas noches, sería la única compañia que tendría desde ahora.

Ni siquiera había salido de la habitación para ver como seguía Isaac, venían a dejarme mis comidas a la habitación, todos actuaban raro. Sabía que algo más pasaba aparte del gran desastre que era mi cabeza.

Lo supe cuando desperté está mañana y a los pies de la cama había un pantalón roto, una camisa gris desteñida y unos tennis, en este lugar, eso no era normal, no para las esposas de Negan.

Me lo confirme unas horas después cuando Negan, después de días, entró a está habitación con una sonrisa en los labios y con esa misma ropa que lo conocí por primera vez... nunca lo olvidaría.

—Salimos en diez. —Fue lo único que dijo antes de hacerme una seña para que saliera de la habitación—.

Lo mire durante unos segundos en completo silencio antes de bajarme de la cama y obedecer a sus palabras, seguí sus pasos en silencio preguntándome mentalmente si sería mi último día de vida aquí.

Tenía miedo, no lo iba a negar, Isaac estaba aquí, no podría dejarlo, tampoco podía alejarme de mi mascota, mi única compañia fiel en este lugar, no podría dejar a todas las personas que amo.

Quizás nunca lo mate por esa razón, sabía muy dentro de mi que si él moría dentro del Santuario, no tardarían en encontrarme y matarme, no solo matarían una vida, matarían la próxima vida de mi bebé, tenía que pensar en él y en todas las personas que me esperaban en casa.

Mire con curiosidad todo mi alrededor cuando salimos de los pasillos del Santuario y por primera vez en dos días veía y sentía el sol en mi rostro.

Mi ceño se frunció cuando Elizabeth se acercó a nosotros y venía vestida un poco más parecida a mi, ¿qué era lo que cambiaba?, que yo no tengo cinco kilos de maquillaje en el rostro. Mi ceño paso a una mueca al ver como Arat se le acercaba, sin ese vestido negro que también portaba normalmente y le extendía un gran arma a Elizabeth.

Mi piel se erizo cuando la mano de Negan entrelazo nuestros dedos y me jalo de una forma no muy suave hasta el camión, donde ya estaban Sasha y Eugene.

Sonreí de forma leve al verla con vida, estaba bien y eso era lo que importaba.

Obedeciendo las palabras de Negan, me subí a este sin rechistar y con un poco de ayuda.

𝖠𝖥𝖳𝖤𝖱: 𝖾𝗇 𝗆𝗂𝗅 𝗉𝖾𝖽𝖺𝗓𝗈𝗌. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora