Miedo al Amor || •ʀᴇᴡʀɪᴛᴇ• [T.1]

°~Capítulo O3~°

Raptor llegaba a su departamento después de un largo, y cansado día de estudio.
A veces vivir solo le resultaba aburrido y monótono, a veces, se sentía solo; pero por lo menos no tenía a sus ruidosos primos y a su "molesta" hermana para que le distrayesen, en su soledad lograba enfocarse más.

Abrió la puerta divisando el recibidor con poco asombro.

Genial, primer día y ya quiero graduarme para irme a la mierda. Pensó soltando un suspiro.

Entró a su hogar cerrando la puerta detrás de él, pasó por el living, dejó su mochila en el sofá para caminar hasta su habitación y tirarse en la cama, sin deseos de hacer nada.
Pensó en hablar con Andrés, podría llamarlo y conversar un rato, tal vez si tenía tiempo hasta podían salir un rato, total, ya se estaban conociendo. Pero no se presentaría hecho un desastre, claro que no. Si algo lo distinguía, era ser ordenado, por algo su departamento no era un maldito desastre.

Así que con toda la actitud del mundo, se levantó con algo de torpeza de la cama—casi se estrella contra el piso—agarró un cambio bastante casual, pero bonito.
Cuando terminó, y estaba listo para llamar al menor, desbloqueó su celular, abrió los contactos y entonces cayó en cuenta:

No tengo el número de Sparta.

Exacto, había olvidado de intercambiar números con Andrés.

Raptor: Ahora me siento un verdadero inútil.— si ahora se sentía inútil, ese sentimiento se duplicaría al caer en cuenta al otro día, que pudo pedirle el número a su amigo, hermano del castaño.

Andrés garabateaba en su cuaderno, vagaba entre los recuerdos de ese día, y no dejaba de pensar en el sujeto de ojos bicolor, cuando evitó que el balón le golpeara, cuando lo defendió de Sara, y algo que definitivamente daba vueltas en su cabeza como la tierra alrededor del sol, fue cuando juntó sus manos, y estuvo muy cerca de él, cierto, solo fue para decirle como sostener el balón, pero algo dentro de él hacía que su corazón se alterase y no dejara de pensar en aquello.

Una sonrisa se dibujó en su rostro, mientras un leve sonrojo se apoderó de sus pecosas mejillas. Reaccionó algo avergonzado y confundido, agitando repetidas veces su cabeza para despojar aquellos extraños pensamientos.