prólogo

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— charles, bésame. —dijo el rubio, mirando al mencionado.

el castaño lo miró como si estuviera loco, sin poder creer lo que su mejor amigo le estaba diciendo. no dijo ni hizo nada, esperando a que en cualquier momento max comenzara a reírse y le dijera que todo era una broma, pero jamás sucedió.

— somos amigos, max. —contestó después de una larga pausa, obvio.

— ¿creíste que era en serio? —dijo soltando una leve risa nerviosa. — ya sé que somos amigos, tonto.

charles no entendía que diablos le pasaba a max, pero tuvo que admitir que se sintió aliviado cuando le dijo que estaba jugando. y no, no aceptó besarlo porque le dieran asco los homosexuales, no tendría sentido; él era gay. debía admitir que max era muy lindo, pero también sabía que podían sentirse incómodos si lo hacían aunque sea una vez.
de pronto, un silencio incómodo se creó en la habitación. ambos jóvenes no sabían qué hacer, ni a dónde mirar. max creía que la había echado a perder. el rubio se había dejado influenciar por oscar, quien le dio la idea. se lamentó pero sabía que lo hecho estaba hecho, no había vuelta atrás.

— ¿qué ganas con que yo te bese? —preguntó de repente el castaño, rompiendo el hielo.

max abrió los ojos como platos. jamás se esperó esa pregunta, mucho menos así de directa.

— y-yo... —dijo en un susurro. —no es nada importante. u-una tontería que se me ocurrió.— movió su mano derecha, intentando que el menor no le tomara tanta importancia e ignorara el comentario, como si jamás lo hubiese dicho.

leclerc alzó una ceja, aún sin entender la actitud del mayor.

— dame una razón y lo pensaré. —el monegasco volvió a insistir. ni siquiera él creía que estuviese, básicamente, rogándole.

max estaba a punto de decirle que en realidad no importaba, que no se lo tomara en serio, pero se vio a si mismo traicionándose.

— y-yo quería saber que se siente besar a un chico. — admitió y bajó la cabeza, avergonzado. seguro charles le diría no está para que max experimente con él y se dejarían de hablar para siempre.

una vez más, el silencio reinó en el cuarto del menor, seguía siendo incómodo, o eso pensó el rubio. pues ninguno se miraba. charles solo pensaba en sí de verdad era buena idea y max se pegaba mentalmente por haber dicho algo que no debía.

charles, con cuidado, se acercó al mayor un poco más y con dos dedos tomó la mandíbula del contrario, volteándolo para que lo pudiese mirar.

el rubio estaba sorprendido, seguro estaba soñando y esto no iba a pasar. casi podía sentir a su padre llamando a la puerta de su dormitorio para ir al colegio. pero no, ahí seguía el menor en frente a él, acercándose de poco a poco a sus labios.

cuando la distancia se cortó tanto que podían sentir sus respiraciones chocar contra la otra, el castaño terminó por cortarla, besando los labios del mayor. al principio max no se movió, sin embargo el menor hizo que este al fin se moviera mordiendo su labio inferior sin ser muy rudo.

los chasquidos provenientes de ambas bocas al separarse eran el único sonido que resonaba en el cuarto. charles no pudo evitar meter su lengua en la cavidad bucal del mayor, explorándola. hacían una guerra de lengua pero el castaño era quien llevaba el control. cuando el aire comenzó a faltarles, el menor se separó abriendo los ojos y max lo imitó.

— ¡besas bien! —habló el mayor y charles solo pudo negar divertido.

bésameWhere stories live. Discover now