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Un año había pasado desde el accidente que Verónica había causado un año donde se estaba lamentando de no haber matado a la desgraciada rubia despampanante.

Porque si no podía negar que era hermosa y ella... Ella por más que tuvo cirugías le quedaron unas marcas en su cara que solo las podía disimular con maquillaje.

Pero la rabia que sentía en ese momento no era por sus cicatrices ocultas, había podido vivir con eso desde que Barbara le dió la oportunidad de no estar desfigurada.

La rabia que sentía era por verla feliz con el hombre que ella había desechado, Eros pudo haber sido de ella si tan solo no se hubiera fijado en Barbara.

Y por más que Verónica quería pensar en que Eros no estaba destinado para ella, el ver a Barbara tan feliz y sonriente en ese restaurante con su amiga le hervía la sangre.

Se sentía tan miserable, pero ella se lo había buscado, y tenía que agradecer que no estaba en la cárcel por la bondad de Barbara.

Ahora le tocaba trabajar de mesera y para su desgracia era el mismo donde Barbara y Alejandra habían ido a reunirse.

Las veía a escondidas tras la puerta de la cocina y se imaginaba mil maneras de hacerla sufrir ¿Y si le lanzaba una taza de café hirviendo?.

—Deja de estar de cotilla y ponte a trabajar — le dijo una voz a su espalda y la hizo brincar del susto.

— que inoportuno eres ¿No ves que quiero ver algo?

— a alguien dirás y no me interesa, toma esto y llévalo a la mesa zafiro,  son clientes exclusivos.

Vio los platos que me estaban entregando y luego a la mesa donde le habían dicho y quiso que la tragara la tierra y la vomitara en la jungla.

En definitiva el karma era una mierda.

Tomo la bandeja con las comidas no sin antes alisarse la falta y acomodar un poco su cabello recogido en un moño.

Cada paso que daba hacia la mesa se lamentaba cada vez más, solo esperaba que no la reconocieran o que por lo menos la ignoran.

— Buenas tardes — dijo lo más cordial que pudo y con la sonrisa más fingida del planeta.

Pero si saludo no fue correspondido las mujeres estaban entretenidas hablando ¿y es que el chef no podía mandar a otra a entregar la comida? tenía que ser precisamente ella la que le entregará la comida a Barbara y su amiga, aunque pensándolo mejor si hubiera sabido eso le echaba veneno para que el mundo se librara de esa rubia tan... Carismática.

—Buen provecho— dijo antes de emprender la huida a la cocina

—Disculpa ¿Podrías tomarnos una foto? — le pregunto Alejandra, con una enorme sonrisa y sacando su teléfono de la cartera — este momento tiene que quedar para la historia.

—Ay si por favor, te dejaremos una buena propina — le dijo Barbara muy entusiasmada.— vas a tomar la foto de las futuras mamás — Ale y Barbara pegaron un grito de emoción haciendo que los presentes voltearan a verla.

La sonrisa de Verónica se desfiguró osea ¿De verdad no la reconocieron? Aunque eso no era lo realmente relevante, lo relevante era ¿La desgraciada esa iba a ser mamá? ¿Iba a darle un hijo a Eros?

—claro, pero que sea rápido o me llamarán la atención— dijo con fingida calma. Es que ¿enserio? Su vida ya era bastante lamentable como para tener que ser testigo de la felicidad de ella.

Alejandra le dió su teléfono y ambas sonrieron frente a la cámara mientras brindaban con un vaso de jugo de naranja.

—Muchas gracias — le dijo Barbara, mientras la veía con los ojos entre cerrados — ¿Te conozco de algún lado?

— No, de ningún lado, ahora sí me disculpan debo volver a trabajar. — salió de la presencia de ambas mujeres como alma que lleva el diablo.— siento que la conozco de algún lado.

— estás loca, con esa cantidad de maquillaje que carga es imposible que se parezca a alguien.

—Si, tienes razon— le resto importancia al asunto ellas no estaban ahí para estar  pensando en alguien más.

Ellas estaban ahí porque habían coincidido en reunirse.

Y era que luego de que Barbara asimilará la noticia como era debido no cabía de la emoción de que iba a ser madre !POR DIOS!  Le daría un hijo al amor de su vida.

Un día había pasado, solo un día desde que supo que estaba embarazada y no quiso tardar más y contarle a sus amigos.

Se habían encontrado en la entrada del restaurante pero Barbara al sentir el perfume de Kevin sintió unas náuseas terrible y literalmente lo mando de nuevo a su casa a bañar, al pobre no le quedó de otra que ir a bañarse.

Porque si ella lo veía  y le seguí oliendo a ese perfume tan terrible no le hablaría por una semana.

Así que ahí estaban, nada más sentarse Barbara le dió una cajita alargada a su amiga y Ale saco un sobre.

Ambas abrieron lo que se habían entregado y chillaron como adolescentes.

Y es que Alejandra le había dado un sobre con los resultados de la prueba de laboratorio que se había realizado en la mañana, dónde  indicaba que estaba embarazada.

Barbara había ido con la intención de que en su primera ecografía sus amigos estuvieran presentes pero en vista de que ambas estaban embarazadas podían ir el mismo día a la consulta con el ginecólogo.

Ambas mujeres estaban tan emocionadas que no se dieron cuenta que Eros y Kevin estaban unas mesas más retirados de ellas sonriendo como idiotas.

Ambos hombres estaban que no cabían de la emoción, ¿Acaso ellas eran las únicas que podían celebrarlo? Pues no. Ellos iban a ser padres también tenían derecho.

Habían pedido la mejor botella de vino y ya llevaban la mitad mientras las veían reír y tomarse fotos.

A lo lejos Verónica lo observaba lamentándose de lo que perdió y de lo que pudo haber tenido con el si tan solo ella se hubiera muerto en ese accidente.

Ahora era demasiado tarde para recuperarlo y ella ya se había resignado a eso, ahora solo le quedaba el amargo sabor de la derrota.

La Rubia Del Ceo (+18)Where stories live. Discover now