16 Adiós

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Luka

La ansiedad me consumía, no podía sumirme más en la oscuridad y la soledad que invadía mi ser entero al dejar ir a mi pequeña, pero era necesario. Quería que se diera cuenta de que me necesitaba, que me amaba, que también yo era parte de su vida, como ella era parte de la mía.

Aunque quizá fuera solo un sueño, una idea a la que aferrarme para no salir corriendo a su búsqueda y volver a traerla a mi lado.

—Sigo sin entender que le ves a ese chiquilla insípida —Sally se colgaba de mi brazo como si realmente yo deseara algo con ella y me sacaba de mi ensoñación—. Su noviecito fue fácil de convencer.

Rio.

Y juro que por un instante desee arrancarle la lengua y encajar un cuchillo en su garganta.

Sigo sin entender por qué accedí a hacer un trato con ella, es buena asesina e investigadora. Pero deseo matarla con mis manos desde el instante en el que supe que había encontrado a mi pequeña Lottie mucho antes y no mencionó nada. Su fama de zorra es conocida no solo aquí, también en América y le importa una mierda.

—Vamos, deja ya de resistirte —se colgó con sus brazos de mi cuello—. La hemos pasado bien antes, has desvirgado a esa escuincla y —su mano bajó a mi entrepierna—, mi boca ansia sentir tu verga otra vez.

La aparté con fuerza y caminé para alejarme de ella, lo menos que quiero es que me toque como lo hace. Si alguna vez caí fue solo para desfogar y sentir algo caliente en lo que correrme, aun así su vagina usada jamás sería algo que deseara para mí.

—Luka —sus tacones resonaron con fuerza por el pasillo—. ¡No vas a usarme a tu antojo!

Me detuve de golpe y entonces me voltee y la tomé del cuello con fuerza.

—Eres una zorra, Sally —la miré fijamente a los ojos—. Siempre lo serás y tu puta vagina no me interesa —le costaba respirar—. Si use tu puta boca fue por impulso, no porque deseara coger contigo realmente.

Comenzó a manotear y noté que su rostro cambiaba de color.

—Me engañaste —apreté más—, sabías dónde estaba y no me lo dijiste —sus manos dejaron de golpear y sus ojos se pusieron blancos—. Desaparece de mi vista y no vuelvas a aparecerte —la solté y comenzó a toser, trató de agarrar el aire que necesitaba con urgencia—. Si lo haces, te volaré los sesos.

Seguí caminando en dirección a la biblioteca y después la escuche ponerse de pie y salir corriendo de la casa.

—Estás jodido —Iván estaba dentro junto a Olga—. Esa mujerzuela va a terminar matándote.

—Que lo intente —solté y me dejé caer en un sofá—. ¿No tienen trabajo?

— ¿Qué harás con Viktor? —La morena habló por fin—. No puedes tenerlo encerrado hasta que se pudra, no eres así.

—Intentará cambiar para recuperar al amor de su vida —bromeo mi amigo con la voz dramática—. ¿Qué no sabes que todos cambian por amor?

—Idiota —murmuré.

Me centré en la ventana, intentando distraer mi mente y no sonar cursi al decir "todo me recuerda ella" al ver la nieve caer, al sentir el frío y recordar su calor, su aroma inundando mi ser.

Mentiría si dijera que no me importó que se marchara. Mentiría si dijera que no me dolió que no me dejara explicar lo sucedido con el medicamento. Jamás haría nada en contra de su voluntad, no puedo ser un hijo de puta con ella como lo soy con los demás. Ella sacaba lo mejor de mí, solo ella.

Barrera de hielo (Saga "camino a la libertad 2")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora