XIV - Este poder (Parte 3)

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Hasta su voz era parecida, maldición, esto me costara más de lo que había planeado.

-su señoría -salude mientras hacia una bella reverencia- el gusto es mío. Agradezco que me permitiese ingresar a su ciudad nuevamente.

Aquel acto de sumisión y respeto hacia ella, hizo que floreciera de su rostro una sonrisa. Mi actuación fue convincente, había ganado la batalla contra mi desprecio, ocultándolo en lo más profundo de mi ser. Sabía que ella tenía algo que ver con la desaparición de Úrsula, por lo que me comportaría lo mejor posible. Observo detrás de mí, allí donde se encontraba la comida que me habían dejado.

-¿no tienes hambre? -me pregunto con dulzura- te descompensaras si andas por ahí sin comer.

Sabía que esa comida era una clase de trampa, pero debía de mantener la inocencia.

-necesitaba ir al toilette antes de comenzar a desayunar, además de que el encuentro con aquella bestia me dejo un fuerte dolor de estómago.

No era mentira que el demonio me había provocado malestar, pero la punzada en el abdomen era producto de su presencia ante mí. Verla me revolvía las entrañas, como si hubiera robado la apariencia de mi madre y la utilizara en mi contra.

-ya veo -dijo aparentemente convencida- pues entonces, acompáñanos.

No espero respuesta alguna, solo se dio media vuelta y cruzo el umbral. Realmente lo que esperaba era que me dejaran encerrada allí hasta estar seguras de que no era ninguna amenaza, sin embargo, pensándolo bien, con la cantidad de guardias que poseen, realmente no lo era. Podían destruirme en cuestión de segundos si me atrevía a levantarle la mano a su líder. Y tal como sospeché, al salir de la habitación, vi que fuera de ella había varias Griseo Witchs esperándonos, no obstante, ninguna de ellas se movió al verme, solo se quedaron imperturbables en su lugar. Seguí de cerca a Hestia, acompañadas por la muchacha de mal genio. Caminamos por un largo pasillo bien iluminado, sobre nuestras cabezas el techo estaba demasiado alto, pero flotaban candelabros de plata con velas blancas. Todo era igual de blanco que la habitación en la que me encontraba, como si la presencia de otro color fuera impropio o prohibido, algo que extrañamente me asustaba. Era como si cualquier cosa fuera de su lugar fuese consumido por aquel color y el silencio. Me preguntaba cuanto tardaría en devorarme a mí, teniendo en cuenta que en aquel momento lo llevaba puesto. El hecho de que no se escuchara más sonido que el de nuestras pisadas, era algo que molestaba. Parecía un extraño sueño.

Llegamos al final del pasillo y nos encontramos con la sala del trono. Todo seguía en la misma posición que la última vez que la vi. Hestia se sentó en él y yo me quede frente a ella, esperando a ver qué haría conmigo.

-déjanos solas -le dijo a la muchacha, que instantáneamente agacho la cabeza.

Antes de irse, al pasar por al lado mío, me miro con fiereza. No me deje escarmentar y ante su gesto solo sonreí y aparte la mirada, colocándola sobre Hestia. Quien no me provocaba ni la mitad de miedo que Selene.

-bueno, acabemos con la farsa -dijo Hestia, una vez se marchó.

Sus palabras me tomaron desprevenidas, y no sabía bien cómo reaccionar, por lo que hice aquello que me negué hacer desde el inicio, la obedecí. Mi sonrisa se borró, dejando en su lugar una muestra de desagrado, aquella que quería demostrar desde el

inicio.

-¿a qué has venido? No te creo ni una sola palabra.

Esto me confirmó que estábamos siendo vigiladas mientras charlábamos con Trix, aunque era sabido que no nos creería, no era ninguna tonta esta mujer. Podría intentar mentirle, inventarle alguna clase de historia, pero el tiempo se me agotaba, por lo que decidí hacerle frente de una buena vez.

- ¿Por qué crees? -escupí- vine a buscar a mi madre.

No era del todo cierto, pero tampoco era una mentira, por lo que me salió natural el decirlo.

-por Úrsula ¿eh? -dijo con una media sonrisa- puede ser que sea una de tus razones, pero no la que te trajo hasta aquí. Vamos, dilo.

Como dije, ninguna tonta. Algo dentro de mi crecía con fuerza, como un rio que finalmente se deshace de la roca que impedía su camino. Mi confianza se incrementaba, pero debía medir mis palabras.

-y por la leyenda.

-Luna Lacrimam, ya veo. Te ha enviado aquella ecléctica a averiguar el paradero de la "lagrima de la luna".

Mi silencio ante su suposición fue su respuesta. En realidad, podría ser aquello, ya que Selene solo me pidió investigar que más había sobre aquella leyenda.

-mira pequeña babywitch, la leyenda es de conocimiento público en esta ciudad, con gusto te la enseñare, siempre y cuando te comportes durante el eclipse. A diferencia de aquella ingrata, tengo gente a la que quiero proteger -sus palabras extrañamente me dolieron-, no me equivoco ¿verdad? Las envió aquí solo para pasar el eclipse porque es incapaz de protegerlas, tanto como tú eres incapaz de ocultar bien tu presencia.

No fue el hecho de que, disimuladamente, haya dicho que Selene sea débil y que por ello nos abandonó aquí, sino la manera en que lo hizo. Como si saboreara cada palabra que saliera de su boca, el brillo de sus ojos me atemorizaba. El trono estaba más alto de donde me encontraba parada, por lo que ella me miraba desde arriba, lo que le daba un aire superior. No quería permitirle verme atemorizada, pero un destello de duda se mostró por un instante en mi semblante, algo que no pasó inadvertido ante su astuta mirada.

-pobre niña ingenua -ese tono de condescendencia estaba provocándome una intensa necesidad de golpearla- realmente creíste que te cuidaría. Eres como un pequeño pichón que confió demasiado en su madre, y al intentar extender tus alas para volar, cayó al vacío.

Se levantó de su asiento y, bajando las escaleras, se colocó ante mí. Puso su mano sobre mi rostro, y tomando mi mentón, me obligo a que la mirara a os ojos.

-yo sí puedo protegerte, enseñarte, si estas dispuesta a obedecerme.

Había un brillo oscuro en su mirada, me recordó a Yue cuando utiliza su magia al leer el alma de las personas. Escuche la voz de Hestia en mi mente, repetía una y otra vez una frase en latín que podía traducir como:

"Obedéceme, olvídala, olvídalos a todos. Yo soy tu maestra, tu dueña, tu diosa".

Una batalla interna se produjo dentro de mí. Sus palabras se repetían sin cesar y en diferentes tonos. Me encontraba paralizada mientras sentía como mi conciencia poco a poco, y sin que pudiera resistirme, se iba perdiendo. Entendí que era así como realmente controlaba a la gente, no era la comida ni las demás personas. Ella poseía este poder.

Era magia negra.

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Holiii!! Gracias por haber llegado hasta este punto, espero estés disfrutando de tu lectura. No olvides votar y comentar, me serviría muchisimo. Además, quería avisarte que ya llegamos a los último 3 capitulos de esta historia, así que ya queda poco🫶🏻, dime qué opinas de lo que va hasta ahora☺️
Les deseo todo el éxito del universo!
Los leoo

-Vero.

Lágrima de Luna (Versión Wattpad) #PGP2024Onde histórias criam vida. Descubra agora