Destinados a Ser

Terrence Grandchester

DESTINADOS A SER

Capítulo 1: "Terrence Grandchester"

(Hania POV)

Después del funeral de Anthony, volvimos a Inglaterra. La tía-abuela de Anthony les habló a mis padres del Real Colegio San Pablo, a donde Stear, Archie, Neil y Eliza habían sido enviados, y aunque ella no lo había mencionado directamente, sabía que Candy también estaría ahí. La idea de volver a ver a mis dos mejores amigos de la infancia me reconfortó un poco, el dolor por la muerte de mi primer amor era una cicatriz en mi corazón que jamás se borraría...era lo único de Anthony que permanecería intacto en mí, así como mi amor por él.

Increíblemente y para mí desgracia, tan solo habían pasado dos semanas cuando mis padres y yo llegamos a ese internado en Londres, después de pasar por todo el papeleo, el reglamento y la muestra de mi habitación, mis padres consiguieron un permiso para que pudiera reunirme con Archie y Stear, al parecer el colegio estaba dividido en el lado de los chicos y el lado de las chicas, por lo que mi esperanza de pasar toda mi estancia aquí con ellos se había desvanecido.

Una vez que fui capaz de reunirme en el salón con los dos chicos que eran como hermanos para mí, comenzaron a llenarme con preguntas sobre mí vida aquí en Inglaterra después de que me fui de Indiana, y de anécdotas de la infancia por unas largas horas. Me sentía contenta de volver a estar con mis amigos, olvidando por un momento la tristeza de mi corazón.

El momento se rompió en cuanto la voz de Candy resonó detrás de nosotros, acercándose acompañada de una chica de cabello castaño y lentes que no me era conocida en absoluto. Archie y Stear las recibieron con júbilo, pero tan solo recordar lo que había sucedido con Anthony no pude evitar sentir un profundo resentimiento. En cuanto ellas estuvieron junto a nosotros, sin decir alguna palabra, me puse de pie y corrí lejos de ahí. Ni siquiera me molesté en mirar al frente, y por ese motivo terminé cayendo encima de un chico que se encontraba fumando sentado bajo un árbol, no se molestó en ayudarme, pero no perdió el tiempo para reclamarme...

—¿Qué no puedes ver por dónde vas? — Replicó el chico castaño, mirándola con cierta molestia.

—Perdona, no fue mi intención. — Respondió la castaña, poniéndose de pie.

—¿Tienes un problema con tus ojos o algo así? — Dijo mientras la miraba levantando una ceja, como si la estuviera juzgando. — ¿O simplemente eres así de torpe? —

Hania sintió un tic en el ojo por sus palabras, claramente irritada por su atrevida forma de hablarle. — ¿Disculpa...? —

Cuando vio el tic en el ojo de la chica, el joven simplemente sonrió. — Mira, solo estoy siendo realista. Tal vez necesites lentes como algunas de las chicas aquí. — Dijo con simpleza mirando a la castaña de cerca, como si la estuviera estudiando.

—No eres muy amigable. Y tienes una boca demasiado grande. — Replicó dando un paso cerca de él, sus rostros se acercaron peligrosamente como si estuvieran desafiándose mutuamente, aunque su rostro estaba un poco levantado por la diferencia de estatura al ser un poco más pequeña que él. — Pensé que esta academia solo aceptaba chicos de buenas familias. —

—No estoy tratando de ser amigable. — Respondió con esa misma sonrisa en su rostro, mirándola de arriba abajo, intentando hacerla sentir diminuta en comparación. Cuando sintió que ella daba un paso hacia él, se inclinó más cerca de su rostro, mirándola directamente a la cara mientras ponía su mano en su barbilla, como si quisiera levantar su rostro aún más. — ¿Te ofende mi bocota? —

—Parece que estás acostumbrado a hacer lo que quieras. — Hania dijo con una sonrisa provocativa una vez que él levantó su rostro tomando su barbilla, mirándolo directamente a los ojos. — Mala suerte para ti, porque no soy el tipo de chica que se queda callada. —