Valentía

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Veronika observaba las expresiones de cada uno de sus compañeros.

El General no parecía sorprendido. Casi nunca se sabía lo que pensaba.

Algunos sabían de la vida de Veronika ajena al trabajo.

A otros no les importaba saber más de ella aparte del trabajo.

Victor y Johna eran los más afectados por la declaración. Claramente no se esperaban aquella noticia. Veronika mira de reojo a Kanae. Esta trataba de mantenerse firme, pero Veronika sabía que había dado en un punto sensible. De inmediato, haciendo ruido Johna se pone de pie, alertando a los otros, incluso a Kanae y Veronika.

-¿Eso es cierto?- Johna escondía la emoción generada, sonando dubitativo -¿Siguen... vivos?

Veronika retiene las lágrimas que amenazan con salir, para responder lo más tranquila posible.

-Nuestro hijo sigue vivo Johna, y tenemos una hija.- Sus ojos se humedecían más, solo agachó la cabeza.

-Yo lo vi caer...- Murmura Victor -¿Entonces sobrevivió?

-Lo vi.- Responde de nuevo -Vi a mi hijo, y mi bebé nació con vida. Es una niña.

-¿Tienes hijos?- Kanae preguntaba curiosa.

-Ahora tengo la seguridad que ambos podrán valerse por sí mismos. Volviendo al caso, no perdí la esperanza de ser libre. A Badrock le gustaba mantener todo bajo control, a tal punto de llevar cuenta de todas las actividades de la mansión, incluso del Laboratorio. Existe un libro rojo, donde están registrados los nombres de las personas que fueron inoculadas con el suero, con detalles de fechas de inyección, dosis aplicadas, sus efectos a corto y largo plazo, así como el destino de cada uno, ya sea vivo o muerto.

Johna logra mantener la compostura. El General se remueve en su asiento. Ha captado su interés, y eso les convenía a Veronika y Johna.

-Era mi deber rellenar cada página de ese libro en medio de la supervisión de cada inoculación, y recuerdo cada palabra escrita. Y si el nombre de Kanae Majima está escrito en ese libro, significa que debí estar presente cuando fue inoculada.

-Ve directo al grano, Freeman.- Agrega Rogers -Agotas la paciencia de muchos aquí.

-El día del operativo, recolecté evidencia de los experimentos realizados en laboratorio, incluyendo el maldito libro. Su contenido puede probar que Kanae dice la verdad sobre mí.

-¿Tienes el libro en tu posesión, Veronika?- Pregunta el General.

Todos la miraban, aguardando por una respuesta, incluso Kanae que parecía sudar frío mientras contemplaba la determinación de aquella mujer, carente de temor a lo que pueda deparar el futuro. Kanae nunca lo admitiría en voz alta, pero a pesar que la odiase, admiraba esa cualidad suya.

-Yo no. Él sí.- Dirige su vista a Johna. Todos le siguen, para encontrarse a Johna aún de pie, sosteniendo un libro de tapa roja, tal como describió.

-Es curioso que el libro fuese difícil de obtener.- Narra Johna -Creí hallarlo en el almacén de evidencias, pero no estaba. O eso creí al inicio.

Veronika ve de reojo a Kanae. Era casi indetectable, pero si no la conociera, diría que estaba en calma. El ligero movimiento de sus dedos y una mirada penetrante eran signos de nervios. Al menos solo en Kanae.

Johna se encamina hasta quedar al lado de Veronika y se dirige al General.

-Como decía, tuve que insistirle al empleado que hizo el registro de la evidencia del operativo. Por algún motivo no quería hablar sobre eso. Luego de "insistir" un poco más, confesó recibir una cantidad generosa de libras de una persona anónima por la adquisición de este libro. Habían ciertos cabos sueltos en ese intercambio irregular, los cuales me llevaron de vuelta a la Sede principal. El libro estaba bien oculto. Me pregunto porqué tanto empeño en esconderlo.

Lost mission - ‟Cueste lo que cueste..."Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon