Prólogo

3 1 0
                                    

Fiesta de Halloween
29/10/2022
10:30 a.m.

Luego de ir a comprar unos aperitivos con mi papá, fui a casa de Kate, allá ya estaba Nicolás, su mejor amigo.

Ella me había notificado días atrás, en el instituto, que quería hacer algo distinto por halloween y que quería invitar a unos amigos, entre ellos yo, ya que fui la primera chica con la que habló cuando llegó a clases.

Kate entró al instituto un año después de haber comenzado clases en el último curso, conmigo. Le presenté a Mary, Gabriela y Fiorella, chicas de nuestro curso también y amigas mías. De otro curso, le presenté a Santiago. Todos la intentamos integrar para que sintiera que tenía amigos nuevos, aparte de los que había dejado en su anterior escuela, por eso, quiso organizar la dichosa fiesta invitándonos a todos nosotros. ¿Spoiler? Solo fui yo. Aunque no me preocupé tanto al principio, me sentí nerviosa después de que ella dijera que invitó a amigos por su cuenta y todos en su especialidad eran hombres, a diferencia de uno, que iría con su novia.

Siempre me consideré una chica que socializa rápido con las personas y más si son mujeres, ya que con los hombres siempre terminaba en chasco porque terminaban siendo atracción amorosa por mí y luego de rechazarlos no querían saber más nada de mí porque «soy mala».

En casa de Kate, le pedí que me prestara el disfraz del que habíamos hablado por mensajes de WhatsApp y me metí al baño para ponermelo. A pesar de que ella fuera un poco de más masa muscular que yo, me quedó perfecto el disfraz de bruja.

Para cuando salí del baño, ella me dijo que fuéramos a la entrada del conjunto residencial para recibir a la tercera persona que había llegado.

Cuando salimos de su casa, algo me dijo que hubiese sido mejor quedarme en casa y no venir, ya que iba a estar muy incómoda y tal vez esos chicos tenían una personalidad diferente a la mía para socializar. No quería hacerle caso a mis pensamientos, así que seguí a Kate y a Nicolás a recibir a aquel chico.

Por la puerta del conjunto entraba un chico a simple vista tenía unos diez centímetros más alto que yo, gorra, tez blanca y pálida, afeitado del día anterior -tal vez- y una bolsa de panes en su mano.

-¡Adán! -exclamó Kate, luego, miró a su lado y luego devolvió la vista al chico de ojos café-. ¿Y tu novia?

Me quedé mirando a Adán mientras le respondía la interrogativa a Kate y como soy tan indiscreta, el chico también se giró a verme.

Me dedicó una mirada de pocos amigos y yo una de confusión.

Va a ser una larga reunión, pensé.

Yo creo que es mejor irte y llorar por unos días, que quedarte y llorar todos los días.

Cuando cruzamos caminos Where stories live. Discover now